Eran apenas las 11 y media de la noche del domingo en Londres, pero casi la mitad del O2 donde se disputa el torneo de Maestros con los ocho mejores tenistas del mundo se había quedado vacío. Al día siguiente hay que madrugar y no hay pero que valga, por mucho que se llame Rafa Nadal.
Rafael Nadal.
Es complicado compaginar los horarios de las televisiones (las que ponen grandes sumas de dinero para hacerse con lo derechos) con los de los aficionados. Lo que es un horario 'prime-time' en televisión significa que el seguidor que quiera ver un partido en directo normalmente tiene que trasnochar.
Son muchas las voces que claman porque los partidos de la Liga se adelanten. A pocos les gusta que los partidos de los sábados comiencen a las 10 de la noche, pero aún menos que sean los domingos a esa misma hora. De momento, la LFP ha rectificado adelantando el horario dominical más tardío en 30 minutos (comenzarán a las 21:30 a partir de la próxima jornada), pero siguen siéndose muchos asientos vacíos en los estadios.
Pero no sólo sucede eso en España. Este domingo veíamos el debut de Rafa Nadal en las ATP Finals que se disputan en Londres. El choque comenzaba a las 8 de la tarde (hora británica), pero entre las presentaciones, el peloteo de calentamiento y las tres horas que duró el partido, terminó casi a las 11 y media de la noche londinense. Demasiado tarde para un país que madruga.
Por eso, en los últimos juegos del tercer set, y pese a la igualdad en el marcador, fueron muchos los que decidieron marcharse antes de tiempo para llegar a casa a una hora relativamente normal. Más aún cuando el moderno pabellón O2 en el que se disputa el torneo está a media hora del centro de la ciudad... y sin atasco.
Tuvieron 'suerte' los aficionados ingleses en el segundo encuentro de Nadal en el torneo ya que Federer liquidó al español en apenas una hora y esta vez no hubo que ver localidades sin público. Aunque seguro que hubieran preferido ver más tenis (y un partido más igualado) a cambio de perder una hora o dos de sueño.
En España la gente no se suele ir antes de que termine un partido (a no ser que el equipo local esté cayendo estrepitosamente en casa), pero han sido muchos los que, directamente, han decidido no acudir a los estadios en esos horarios nocturnos. Sin duda, una decisión que debería provocar que más de un responsable se replanteara ciertas decisiones. A no ser que prefieran ver estadios vacíos.
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