BRUSELAS QUIERE DECIDIR LOS IMPUESTOS Y GASTOS QUE DEBE ASUMIR CADA PAÍS
Alemania finalmente deja entrever su estrategia. La oposición acérrima de Angela Merkel a los Eurobonos y al aumento del mandato del Banco Central Europeo más allá del objetivo inflacionista en el 2%, no responde a mera obcecación sino que tiene un fin: poder.
La canciller alemana ha permitido que Europa llegue al borde del abismo sin dar su brazo a torcer. Desde que comenzó la crisis de deuda ha venido reiterando su negación más absoluta de una intervención definitiva del BCE en el asunto, que hasta la fecha se ha limitado a compras de bonos, cada vez más escasas, cuando la presión de España o Italia roza el punto de no retorno.
Se agota el tiempo para Europa y Bruselas ha optado por presentar este miércoles el que se ha venido a llamar Libro Verde, sobre la viabilidad de los Eurobonos. Antes incluso de conocer la argumentación del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao-Barroso, Merkel se ha cerrado en banda… “es el camino equivocado, es la peor opción”.
Ante este panorama, lo que realmente quiere la dama de hierro del S.XXI es en definitiva aumentar el poder de Alemania sobre el resto de países de la eurozona. Sí, así de simple.
Después de que los mercados le hayan hecho el trabajo sucio a Merkel, quitando de en medio a todos los líderes que suponían una china en la bota alemana –el griego Yorgos Papandreu, el italiano Silvio Berlusconi, el portugués José Socrates, el eslovaco Iveta Radicova, el irlandés Brian Cowen y el español, José Luis Rodríguez Zapatero, que se vio forzado antes del verano a adelantar las elecciones…- la canciller tiene el camino más allanado para acercarse a una unificación fiscal en la que la Comisión Europea ganaría competencias en detrimento de las de los propios países.
Según publica este miércoles el Financial Times, “Bruselas va a proponer medidas para tener más autoridad sobre los presupuestos nacionales de los estados de la eurozona, incluida la presentación de impuestos y planes de gasto a los gobiernos de la Unión Europea antes de acudir a sus parlamentos nacionales”. En otras palabras, serán los países centroeuropeos, liderados por Alemania –que también controla el 50% del BCE-, los que marquen el guión que los distintos gobiernos presentarán para su aprobación en sus respectivas cámaras bajas en lo que supone una cesión clara de parte de la soberanía.
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