Se prepara la construcción de un nuevo sarcófago en la central nuclear de Chernóbil. La estructura facilitará los trabajos de desmantelamiento de la planta ucraniana, ya que el antiguo revestimiento ha dejado de ser seguro.
Veinticinco años después del desastre de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania, se proyecta la construcción de un nuevo sarcófago para la planta, porque el que se levantó, tras la explosión, ya no es seguro. La nueva estructura aislante cubrirá la anterior y aportará mayor seguridad en las labores de desmantelamiento y limpieza interiores.
El 26 de abril de 1986 tuvo lugar el accidente nuclear más grave de la historia. El desastre medioambiental de la nuclear japonesa de Fuckushima, al parecer, no ha llegado a las dimensiones de lo acontecido en Chernóbil. Aquel día, durante el simulacro de un apagón eléctrico, se produjo un calentamiento extremo del reactor 4 de la planta, produciéndose la explosión posterior.
Como resultado del accidente, 33 empleados murieron durante los tres meses posteriores, 600.000 personas recibieron dosis de radiación elevadas y más de 5 millones habitaron las áreas más gravemente contaminadas. La incidencia real y el coste de vidas nunca ha llegado a establecerse con certeza.
Veinticinco años después del desastre medioambiental ucraniano, siguen existiendo secuelas y, por esta razón, es preciso la construcción de este nuevo confinamiento seguro. El nuevo sarcófago será un gran arco de hormigón y acero, que cubrirá la estructura anterior. Se estima que la obra finalizará en 2015. Aún existe combustible en las instalaciones de la antigua central nuclear, que se empleó en los otros reactores de Chernóbil. Para estos materiales se tiene previsto la construcción de un almacén, que servirá de depósito a los mismos.
La obra se financiará con las aportaciones de casi treinta países, colaboradores en el Fondo para el Confinamiento de Chernóbil, que administra el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. Se estima que se gastarán alrededor de 700 millones de euros en erigir el nuevo sarcófago de la planta ucraniana.
Y mientras, antiguos trabajadores de la nuclear, que se encargaron de labores de limpieza y aislamiento, han iniciado protestas, ante las autoridades, para reclamar el pago de sus pensiones. No entienden por qué hay recursos para construir la nueva estructura y no para pagar a los afectados por la mayor tragedia de las plantas atómicas en el mundo.
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