martes, 29 de noviembre de 2011

La entrañable historia de la Canon sumergida conquista la red

ÉXITO EN GOOGLE+ Y FRACASO EN FACEBOOK




 
 
Markus Thompson se encontraba buceando en el puerto de la ciudad canadiense de Deep Bay. Este fotógrafo realizaba trabajos por encargo, y en esta ocasión le había tocado sumergirse. Mientras se encontraba bajo el agua, algo llamó la atención en el fondo del muelle: había una cámara de fotos entre las rocas. Decidido, fue a por ella y la sacó del agua.

Se podía apreciar que la cámara llevaba ya tiempo bajo el agua ya que estaba totalmente corroída. Sin embargo, Thompson acertó a extraer de la Canon EOS 1000D la tarjeta SD y para su sorpresa, tras limpiarla, comprobó que podía leer su contenido en el ordenador. Encontró fotos familiares y por la fecha de la última de ellas, tomada en agosto de 2010, dedujo que la cámara había estado bajo el agua durante más de un año. Lo crean o no, nuestro protagonista tardó menos de un día en localizar al dueño y todo con el apoyo de las redes sociales.   
Google + ardía

Una vez en casa, lo primero que hizo Thompson fue acceder a su perfil en Google + y relatar su historia aportando todos los detalles con los que contaba hasta le momento. Había que localizar a su dueño y devolver la cámara y los recuerdos. 
 
Además de fotos familiares y de una niña de corta edad, el fotógrafo submarinista dio también con las instantáneas de un concurso de bomberos que pudo identificar como Pacific Regional Firefit. Ya sabía algo más: el potencial dueño era bombero. “Si conoces a un bombero de la provincia de Colombia Británica, casado con una preciosa mujer y una niña de dos años, avísame”, escribió en su perfil de la red social. 
 
Su nota fue acompañada de un breve resumen sobre el hallazgo y una colección de fotos de la maltrecha Canon. La mecha de las redes sociales estaba ya encendida y fuera de control. Los usuarios se agolpaban en su perfil añadiendo comentarios y compartiendo la noticia hasta en 1.300 ocasiones.

Pero Markus no se conformó con esperar a que Google + surtiera efecto. Contactó con Canon y expuso su situación. El fabricante colaboró cotejando el número de serie con su base de datos, pero por desgracia, la cámara no había sido registrada en su sistema. Encontrar al dueño de la cámara y devolverle su tarjeta SD con 50 fotos de su familia era ya su prioridad. Pero también se convirtió en algo perentorio para la red social que seguía llenando de comentarios su perfil y aportando posibles pistas.

Los usuarios continuaban proponiendo soluciones a un ritmo frenético y gracias a una de ellas, Thompson contactó con la organización de Firefit obteniendo pronto resultados: “Muchas gracias por su correo. Conocemos al propietario y pronto se pondrá en contacto con usted”, respondieron. En cualquier caso, prácticamente no hizo falta el mail puesto que los lectores de Google + casi habían dado con el propietario con sus aportaciones. Nuestro inesperado héroe corrió a actualizar su perfil e informar del final feliz.

La red social respiró aliviada. “Qué historia tan bonita”, se podía leer en los numerosos mensajes recogidos en el perfil de Thompson, en una aventura que nos recuerda mucho a aquel iPad viajero que volvió a Estados Unidos desde Australia gracias al poder de las redes sociales. 
 
Los lectores de celebraban el feliz desenlace gracias al poder de las redes sociales y la solidaridad desinteresada de los usuarios. Éxito de Google “plus” y capón para Facebook. “Escribí esta misma historia en Facebook y tuve sólo un ‘me gusta’. Por eso la dejé”, explica dolido Thompson.    


 

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