Este viernes se cumplen dos meses del arrollador triunfo del Partido Popular y su líder, Mariano Rajoy, ya ha tenido que desdecirse en una decena de puntos. Es el peso del poder... y las miserias de tener que gobernar: ya no valen las promesas bonitas, sino los hechos drásticos. Y esto juega muy malas pasadas.
El jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy (d), y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, durante la rueda de prensa que han ofrecido tras la reunión que han mantenido esta tarde en el palacio de La Moncloa.
Desde que ganó las elecciones, hace casi dos meses, Mariano Rajoy supo que no podía permitirse los cien días de gracia que suelen concederse a todos los nuevos inquilinos de la Moncloa. La crisis económica no lo permite.
A cambio, desde mucho antes del 20-N, mantuvo un contacto constante con su predecesor, José Luís Rodríguez Zapatero, sobre la situación económica de España. Eso permitió, entre otros puntos, un traspaso de poderes calificado de ejemplar por el nuevo Gobierno.
Sin embargo, tanta preparación no ha impedido al Gobierno de Rajoy romper su propia palabra, y adoptar posturas que tanto criticó en la oposición, antes de que se cumplan dos meses de estar en el poder.
A cambio, desde mucho antes del 20-N, mantuvo un contacto constante con su predecesor, José Luís Rodríguez Zapatero, sobre la situación económica de España. Eso permitió, entre otros puntos, un traspaso de poderes calificado de ejemplar por el nuevo Gobierno.
Sin embargo, tanta preparación no ha impedido al Gobierno de Rajoy romper su propia palabra, y adoptar posturas que tanto criticó en la oposición, antes de que se cumplan dos meses de estar en el poder.
Aquí tienes los diez ejemplos más llamativos.
1-. Subida de impuestos: El nuevo Ejecutivo gritó a los cuatro vientos que no iba a elevar los impuestos y, cuando estaba en la oposición, criticó con dureza al PSOE por aplicar estas medidas. Sin embargo, apenas unos días después de acceder al poder, aprobó el incremento del IRPF, de la fiscalidad del ahorro y del IBI. Ahora, insiste en que no se tocarán otros gravámenes, como el IVA. ¿Volverá a contradecirse?
2-. Reforma laboral: Cuando estaba en la oposición, el PP criticó que el Gobierno de Zapatero no fuera capaz de conseguir un acuerdo de reforma laboral. Ahora él está probando la misma medicina y, como ocurrió al anterior Ejecutivo, tampoco ha cumplido el ultimatum que dio: dijo que si en Reyes no había acuerdo, legislaría. La fecha se ha cumplido y estamos en tiempo de prórroga.
3-. Agencias de rating: Cuando estaba en la oposición, el PP utilizó como argumento contra el Gobierno las rebajas de rating. En su opinión, ponían de manifiesto que el mercado no se creía la política económica de Zapatero. Cuando el viernes pasado S&P bajó dos escalones la nota de España, haciendo oídos sordos a todas las medidas anunciadas por Rajoy, su discurso del pasado quedó en entredicho. Quizás por eso, el Ejecutivo culpó a "la herencia del pasado", el problema es que un día antes, tras la exitosa colocación del Tesoro, había dicho que el mercado estaba recogiendo su buen hacer al frente del Gobierno. ¿En qué quedamos?
4-. Déficit: Cuando el pasado 30 de diciembre, el Gobierno anunció que había un agujero extra de 20.000 millones, ya que España ha concluido 2011 con un déficit del entorno del 8%, frente al 6%, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría dijo que no era momento de buscar culpables. Entre otros puntos, porque, según reconoció el propio ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, los grandes responsables de ese roto son las comunidades autónomas y, salvo cuatro, todas están gobernadas por el PP desde marzo de 2011. ¿Cómo no podía saber entonces Rajoy la situación real del país? ¿Le mintieron sus propios barones? Porque, aunque el agujero lo crearan otros, los actuales presidentes autonómicos han tenido nueve meses para ver la cuentas. ¿No se dieron cuenta hasta la última semana del año?
5-. SICAVs: Estos vehículos de inversión de las grandes fortunas llevan mucho tiempo siendo pasto del populismo. Y el nuevo Gobierno no ha sido una excepción. Aunque, por el momento, no les ha subido los impuestos (tributan sólo al 1%), sí está dejando correr globos sonda con la idea de que elevará al 10% los tributos de aquellas SICAVs controladas por una gran fortuna (la inmensa mayoría). El problema es que tanto una medida de este tipo, como la barajada durante el mandato de Zapatero (subirles los impuestos), conllevan el mismo riesgo de desatar una fuga masiva de estas sociedades a Luxemburgo. En cambio, sigue sin abordarse el verdadero problema de las SICAVs: permitir que estén controladas por un sólo accionistas, cuando eso es un fraude de ley.
6-. Intereses electorales: No fue una, ni dos, sino muchas las veces que el PP atacó al Ejecutivo de Zapatero de legislar con el ritmo que mandaban los intereses electorales. Y ahora, cuesta pensar que Rajoy no está haciendo lo mismo, retrasando hasta después de las elecciones andaluzas los Presupuestos Generales y las medidas más drásticas de ajuste. Porque, con las ya anunciadas, apenas se llega a hacer frente a una tercera parte de los más de 36.000 millones que tiene que recortar este año para cumplir con Bruselas. ¿Podrá hacerlo sin aplicar medidas tan impopulares como el recorte de sueldo de los funcionarios? "Mejor dejar ese tema para después de haber ganado Andalucía", parece pensar el presidente.
7-. Pensionistas: La congelación de las pensiones fue, posiblemente, la medida más polémica aplicada por el anterior Gobierno y el PP siempre se mostró en contra. Sin embargo, cuando llegó a Moncloa, Rajoy tuvo la oportunidad de corregirla y haber permitido a los jubilados haber cobrado este enero la extra que han dejado de percibir por el tijeretazo, un ajuste que también salpica a todas sus nóminas de 2012. Pero no lo hizo y se limitó a incrementar un 1% las pensiones, cuando todo apunta a que la inflación será muy superior. Este incremento, además, no supone romper la congelación, ya que el ajuste de Zapatero sólo afectaba al año pasado, es decir, a esa extra de enero que Rajoy tampoco se ha atrevido a devolverles.
8-. Ruido y Nueces: Las grandes promesas que se hacen en la oposición resultan mucho más difíciles de llevar a cabo cuando se está en el Gobierno. De ahí que todos los Ejecutivos caigan en la tentación de prometer grandes planes sin explicar muchas veces cómo. Un pecado que también ha cometido el nuevo Gobierno, por ejemplo, con el plan de lucha contra el fraude que anunciaron a bombo y platillo. El problema es que siguen sin explicar cómo lo van hacer y, lo que es peor, su objetivo recaudatorio es inferior al conseguido por el anterior Ejecutivo, que también tenía un plan de lucha contra el fraude.
9-. Sueldo de los banqueros: La retribución de los altos cargos de las cajas tiene el mismo problema que las SICAVs: es muy fácil hablar sobre este tema en busca de votos cuando se está en la oposición, pero todavía se está esperando que llegue alguien a meterle mano. Por el momento, el ministro de Economía, Luis de Guindos, tampoco lo ha hecho. Es más, ha pasado la responsabilidad al Banco de España, pidiéndole por carta que se pronuncie. ¿Y el Gobierno? Al fin y al cabo, el organismo que dirige Miguel Ángel Fernández Ordoñez depende de él.
10-. Mutismo: Hasta que se vio obligado a tomar las riendas de la crisis, en mayo de 2010, Zapatero fue duramente criticado por sus escasas apariciones. Parecía que la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega fuera la inquilina de la Moncloa. Ahora, Rajoy está haciendo lo mismo: apenas se deja ver y es Soraya quien está dando constantemente la cara.
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