sábado, 3 de diciembre de 2011

Bastantes meses antes del jaleo benettiano, unos seis para ser más exactos, allá en la primavera pasada, una marca de leche lituana ya tuvo la idea de liar a mandatarios internacionales y mostrarlos comiéndose sus respectivas bocas. Si bien la publicidad láctea lituana optaba por gerifaltes muertos (Churchill y Stalin) y tiraba de un eslogan que merecería un lugar de honor en el imaginario intelectual de parte de la izquierda española: 'Calidad capitalista con precio comunista'. Me encanta.

 

Antes del lío de Benetton hubo ya otro

 

Bastantes meses antes del jaleo benettiano, unos seis para ser más exactos, allá en la primavera pasada, una marca de leche lituana ya tuvo la idea de liar a mandatarios internacionales y mostrarlos comiéndose sus respectivas bocas. Si bien la publicidad láctea lituana optaba por gerifaltes muertos (Churchill y Stalin) y tiraba de un eslogan que merecería un lugar de honor en el imaginario intelectual de parte de la izquierda española: "Calidad capitalista con precio comunista". Me encanta.

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