sábado, 3 de diciembre de 2011

América Latina se sacude la tutela de EEUU y Europa al crear la Celac

Arranca en Venezuela la primera cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe


  La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños nace esta semana en una cumbre en Caracas que marca la culminación de un proceso de afirmación de la región, deseosa de un espacio político sin Washington.


América comenzó a construir ayer un viejo sueño. Sin la tutela de los países poderosos, EEUU y España. Rodeada de la sopa de letras que conforman las múltiples organizaciones latinoamericanas. Pero con la intención unánime de convertir a la recién nacida Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) en un foro de 33 naciones para avanzar en la integración de sus pueblos, resolver sus conflictos y promover el desarrollo económico.

“Estamos ante un horizonte luminoso. Es el tiempo de América Latina y del Caribe, construyamos un espacio geopolítico. Tal cual era el proyecto de Bolívar”, clamó Hugo Chávez en la apertura de la Celac. “Tremendo desafío que nos presenta la historia”, enfatizó el mandatario venezolano, anfitrión de la cumbre.

Chávez, que ha bregado hasta el último minuto por el éxito de la cita continental, repitió una y otra vez la palabra clave de este histórico 2 de diciembre: “¡Unidad, unidad, unidad! Sólo la unidad nos hará libres e independientes”, sentenció el líder bolivariano, en un mundo donde “la crisis mundial galopa”.

“Esa unidad tan luchada, tan ansiada, de estos últimos 200 años siempre se estrelló contra fuerzas más poderosas, contra acciones externas y nuestras propias debilidades”, advirtió el comandante-presidente, como se le denomina institucionalmente en Venezuela. 

Chávez ya había adelantado sus propósitos antes de su discurso. “A medida que pasen los años, la Celac va a ir dejando atrás a la vieja y desgastada OEA, un organismo manipulado por EEUU”, sostuvo horas antes de la inauguración. Rafael Correa, que durante semanas marcó la posición de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), también insistió al aterrizar en Caracas: “Es un paso adelante para lograr mayor autonomía, un foro propio sin la influencia de los norteamericanos”. 

El gran aludido, José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, habló desde la distancia a través de un comunicado. El socialista chileno, que ha sufrido las mismas críticas y varapalos de derechas y de izquierdas continentales, midió las palabras para dar la bienvenida a la Celac y destacar “posibilidades futuras de cooperación entre ambas instancias”. 

Quien salió rápidamente en su defensa, frente al embiste de los países del ALBA, fue México: “La Celac no será una entidad sustitutiva ni excluyente” respecto a la OEA, enfatizó Patricia Espinoza, canciller mexicana. “Se trata de un esquema de cooperación y diálogo, con el que México está totalmente comprometido”, añadió. 


"Sólo la unidad nos hará libres e independientes", proclamó Chávez


Su presidente, Felipe Calderón, se sumó a la cumbre de Caracas sin contemplaciones. De hecho fue el encargado de abrir la ceremonia inaugural. “La integración y la unidad política, social y económica es una ilusión viva. Por eso estamos aquí”, sostuvo Calderón. 

El presidente mexicano apostó por la democracia, la justicia, la libertad y los derechos humanos como pilares de la integración. “Y también el impulso de la prosperidad y la competitividad” en medio de la “tormenta de la economía mundial”. Calderón insistió en romper la brecha entre “ricos y pobres, entre Norte y Sur”. 

En el continente conviven tres grupos ideológicos bien diferenciados. En un extremo el ALBA (Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua y los caribeños Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas), capitaneado por Hugo Chávez. En el otro, los países gobernados por partidos conservadores (México, Chile, Colombia, Honduras y Panamá), con Calderón a la cabeza, muy próximos a EEUU. Y entre uno y otro el todopoderoso Brasil y el resto de gobiernos progresistas y centristas del continente.

Cada país con sus intereses. Pero con Hugo Chávez juramentado, convirtiendo la cita de Caracas en un reto personal, la Celac se inauguró viento en popa. Chávez, incluso, llamó uno por uno a todos los mandatarios, utilizando todo su poder de seducción y sorprendiendo a presidentes, como el recién elegido Otto Pérez Jiménez en Guatemala, también militar pero situado en sus antípodas políticas. 


A la cita de Caracas asisten 30 de los 33 dirigentes convocados 



Todo un éxito: 30 de los 33 principales mandatarios están participando en el nacimiento de la nueva integración. A la cita que concluye esta noche, sólo faltaron el peruano Ollanta Humala (enfrentado a una huelga de mineros), el salvadoreño Mauricio Funes y la costarricense Laura Chinchilla. A Santos y Piñeira se les esperaba al cierre de esta edición. En la reciente Cumbre Iberoamericana celebrada en Asunción, faltaron 11 de los 22 jefes de Estado, pese a los esfuerzos diplomáticos del rey Juan Carlos.


Consenso y mayorías

 

Buenas intenciones que ayudaron a superar el primer obstáculo: el mecanismo para la toma de decisiones. Tras muchos tiras y aflojas se decidió que los acuerdos se tomaran por consenso, pero sólo durante el primer año. En la cumbre de 2012, que se realizará en Chile, las decisiones se votarán y necesitarán la mayoría de las 4/5 partes.

La cumbre también mide la recuperación de Chávez tras las dos operaciones para extirparle un tumor y las cuatro quimioterapias que ha sufrido. El bolivariano, que concurre a su tercera reelección el año que viene, desveló ayer que “fue muy doloroso” el retraso de la cumbre de la Celac, prevista inicialmente para julio. “Pero Fidel me dijo: la cumbre o la vida. Y añadió: La cumbre puede esperar!”, relató Chávez.

“Seguid el ejemplo que Caracas dio”, canta Gloria al Bravo Pueblo, el emocionante himno venezolano. Y Caracas, una de las ciudades más agresivas del mundo, se empeña 200 años después de los primeros gritos de independencia en volver a dar ejemplo. América Latina quiere la independencia. Ahora toca construirla. 

 

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