El motociclista italiano abre con sus críticas un cisma con la fábrica de Borgo Panigale, que recuerda sus esfuerzos por satisfacerle
“Esta moto es inconducible, no importa el circuito”, estalló
Valentino Rossi. “Los problemas no han cambiado y tampoco mis
peticiones”, insistió. “No puedo pilotar así. No tengo confianza”,
añadió. “Agotamos toda esperanza la temporada pasada. Ducati no ha
seguido las indicaciones que di. Yo no soy ingeniero y no puedo
solucionarlo todo”, remata.
Son algunas de las frases que salieron de la
boca del nueve veces campeón mundial la noche del domingo en Losail
(Catar), escenario de la primera carrera del año, una jornada espléndida
para los españoles, que sumaron su 13º triplete de la historia gracias a
las victorias de Jorge Lorenzo, Marc Márquez y Maverick Viñales.
Una jornada, además, desastrosa para Rossi, que terminó el décimo (a
más de 33 segundos de Lorenzo), sobre la última Ducati de la prueba, y
declaró haber estado a punto de retirarse tras un adelantamiento al
límite por parte de Héctor Barberá, con una Desmosedici satélite: “Solo
continué por respeto a mis mecánicos [los que le siguieron de Honda a
Yamaha y también en esta última travesía]”.
Sus palabras no gustaron
nada en la marca italiana, que quiso recordar que ha hecho todo lo
posible por satisfacer las necesidades del que está considerado como el
mejor piloto de todos los tiempos desde que llegara a Ducati el año
pasado.
Por eso Filippo Preziosi, el director general de Ducati Corse y padre
de la Desmosedici con la que el australiano Casey Stoner ganó el
Mundial en 2007, reunió de madrugada a todos los miembros de Ducati en
Losail y les instó a seguir trabajando como hasta ahora advirtiéndoles
de que las palabras de Rossi no podían obviar todo el trabajo realizado
por la fábrica. “El departamento de Carreras de Bolonia y los ingenieros
de Ducati seguirán trabajando para desarrollar la moto y lograr mejoras
ante la próxima carrera, en Jerez”, decía el comunicado oficial del
equipo.
Aunque en 2011 la casa de Borgo Panigale puso en la pista hasta tres
motos radicalmente diferentes, no existe la certeza de que vaya a dar
otro giro de 180 grados a su nuevo concepto de moto, en el que ya
claudicó, ante las exigencias de Rossi, al descartar su habitual chasis
de fibra de carbono y disponer uno de aluminio igual al que llevan las
máquinas japonesas.
En Ducati, sin embargo, hay cada vez más voces que recuerdan que, hoy
por hoy, es Rossi el único que no logra los resultados esperados.
Los
números no mienten. Le dejan en evidencia. En la primera carrera del
año, tanto Hayden (se ha perdido casi toda la pretemporada por una
lesión y, aun así, se clasificó quinto el sábado y acabó sexto el
domingo) como Barberá (noveno, en un nuevo equipo) han cubierto las
expectativas. “Si Barberá estuvo peleándose contra una Honda toda la
carrera, la moto no puede ir tan mal. Otra cosa es que Valentino no se
entienda con ella”, indican.
Es más, a Hayden le sobran los elogios:
“Estoy emocionado. Hemos dado un paso adelante. Tenemos potencial para
obtener buenos resultados este año”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario