domingo, 27 de noviembre de 2011

Un partido en una jugada



Después de su mejor inicio en años en el derbi, el Atlético se desploma antes de la media hora tras la expulsión de Courtois y el empate de Cristiano Ronaldo de penalti 

 

No fue el Madrid de los últimos tiempos, ese equipo que al primer parpadeo manda a la lona al adversario. 


Esta vez un lance le abrió el camino cuando el Atlético apretaba en un derbi más que en los últimos 12 años. Logró enredar al Madrid durante 25 minutos e incluso ponerse en ventaja. Hasta que Courtois se cruzó en el camino de Benzema. El meta fue expulsado y Cristiano embocó el penalti. Lo demás fue una quimera para los rojiblancos.


El Madrid golea al Atlético

Higuaín dribla a Asenjo para marcar el cuarto gol.-

De entrada, el Atlético no fue el vecino de plastilina de la última década. Bien plantado, supo cortocircuitar a su hidalgo rival por la custodia de Diego a Xabi Alonso y porque no disimuló a la hora de sacar la estaca. Con el lazo de Diego, nada habituado a ese papel de antidisturbios, el Madrid perdió el juego telescópico de Alonso, la bisectriz del grupo.

Khedira fue la vía, con lo que ello supone: más prisa, menos geometría y más fútbol de choque. En cualquier equipo, la importancia de un futbolista como Alonso es capital; en un Madrid proclive a que le pueda el vértigo, el vasco resulta mesiánico.

Desteñido el Madrid, el Atlético cumplió con su guion previsto. Evitó la tormenta que suele desencadenar su contrario y reforzó su autoestima. Sin alardes, los rojiblancos esperaron su momento. No ha tenido una respuesta colectiva convincente desde que comenzó el curso, pero tiene jugadores episódicos muy capaces, como Diego y Arda Turan y, por supuesto, Adrián. 

Con los planes de Gregorio Manzano, al asturiano le tocó jugar al solitario. Pero es un chico con muchos recursos, explora bien los espacios cuando se despliega a campo abierto y tiene remedios cuando le estrangulan. Lo hizo en el gol del Atlético: partió en la jugada como extremo, sacó de rueda a Marcelo, tiró la pared con Diego y definió como un ángel ante Casillas. El gol reforzó el observatorio del Atlético. Ese era su partido, el soñado durante la semana.

El fútbol es suspense. Hay escenas repentinas que alteran la trama aparente. De una jugada ofensiva del Atlético llegó el empate local y la expulsión de Courtois. Partido volteado. Tras un centro de Filipe Luis, Diego se asustó ante Ramos en su intento de remate de cabeza. Despistado el brasileño, fue la primera vez que Alonso, por fin sin esposas, alcanzó la periferia del área colchonera. 

Conectó con Cristiano, que enlazó con Di María, y el argentino subrayó su condición de mejor asistente de la Liga. Benzema enfiló al portero belga del Atlético, que le derribó. Justo bingo madridista: penalti y tarjeta roja cuando faltaban 70 minutos. Un azote para el mejor Atlético en tiempos en Chamartín, al menos durante casi media hora.

El equipo quedó sonado, con Diego, que ya tenía una amarilla, a cobijo en el banquillo para dar entrada a Asenjo. Aturdido por la jugada, el conjunto rojiblanco emponzoñó algo el partido, con faltas sucesivas. Asilvestrado el juego, el Atlético solo se ganó tarjetas pese a la permisividad de Mateu Lahoz, un árbitro condescendiente como nadie, muy del gusto de Mourinho. El equipo de Manzano solo resistió hasta el descanso.

Con Alonso desatado -hasta se liberó de Gijón con una tarjeta amarilla que le garantiza el clásico-, Di María acentuó su papel de agitador y Marcelo abrió de par en par el pasillo izquierdo. 

El brasileño es un extremo, por más que despegue como lateral, y su empuje atacante es fundamental para el Madrid, que con Lass rema poco o nada por la otra orilla. Fueron los mejores momentos del equipo blanco hasta el vendaval del segundo acto, al que contribuyó de forma decisiva el Atlético, que nunca más fue lo que pareció hasta el penalti. No tuvo depósito para más y Manzano tardó en intervenir. 

CR, recién reanudado el partido, puso a rebufo a Godín y a su pase no llegó Benzema, pero sí Di María, que no ha perdido sustancia pese a su baja de estas semanas. Cuesta abajo el Atlético, Godín regaló el tercer tanto. Esta vez el beneficiario fue Higuaín. El uruguayo tuvo una siesta para despejar la pelota, pero lo hizo todo mal: la dejó botar, se enredó en un diálogo babélico con Asenjo y, cuando quiso alejarlo, estrelló el balón contra Higuaín. 

Ahí entregó del todo la cuchara el Atlético, que no dio para más. El resto fue un paseíllo para el Madrid, que esta vez no necesitó ser explosivo de inicio. Le bastó con el segundo acto, que lo cerró como empezó la remontada, con un penalti transformado por Cristiano y otro rojiblanco expulsado, Godín. Eso sí, no fue un penalti cualquiera. La jugada fue un monumento al fútbol. CR tiró la pared con Higuaín con un espuelazo imaginativo y preciso.

Un gran broche para un partido que ya había anticipado el cierre cuando Courtois atropelló a Benzema. No está el Atlético para muchos ochomiles. Medirse a este Madrid, por espeso que estuviera anoche, lo es. Y no digamos si se queda rápido con 10 este Atlético de poca chicha que lleva 12 años de tiritonas en los derbis. 

Y en los que no son derbis.

 

 

 

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