domingo, 27 de noviembre de 2011

Diego, el sacrificio del mejor

Manzano prescinde del brasileño, el mejor de su equipo, tras la tarjeta roja a Courtois 

 

Tensión

"Un enemigo es grande en función del miedo que le tengas". Es el mensaje que Gregorio Manzano escribió en la pizarra del vestuario del Atlético para animar a sus jugadores. Pero, llegado el momento de la verdad, el propio técnico no tuvo más remedio que ser conservador. Fue en el primer cambio, en el minuto 23. Tras la expulsión del portero Courtois, tuvo que reajustar el equipo. Al vestuario se fue Diego, hasta ese momento el mejor rojiblanco. Fue el último en darse la vuelta cuando el cuarto árbitro encendió el cartel con el número 22, el suyo.

Se marchó Diego y al Atlético se le apagó la luz. Todas las jugadas de ataque habían pasado por los pies del brasileño. En el minuto 7 ya había dado dos pases en profundidad. Abrió el campo en dos ocasiones más hasta dar el pase de gol a Adrián tras una jugada deliciosa por rápida y combinada. Por momentos, el Atlético parecía el Madrid.

No solo abría el terreno con profundidad, sino que, cuando los blancos atacaban, Diego iba siempre detrás de Xabi Alonso para intentar quitarle la pelota. Era un roba, quita y pon. De una pelota que recuperó en el centro del campo nació precisamente una de las jugadas más peligrosas del Atlético en la primera parte. Hasta que estuvo en el campo el 22, hubo un derbi. Luego, empezó otro. Más lento, menos atractivo y con más tarjetas.

Manzano pidió a los suyos un partido "bronco, feo y cerrado". Tanto fue así que en la primera parte fueron cuatro los jugadores rojiblancos amonestados (Diego, Arda Turan, Perea y Gabi) y uno (Courtois) vio la roja directa. El meta del Atlético derribó a Benzema cuando este había recortado hacia fuera en vez de hacia dentro. Expulsión y penalti, el que le permitió al Madrid empatar.

Salió enchufado el Atlético. Por algo dijo José Mourinho en la víspera que los derbis no atienden a las estadísticas ni a los malos ni los buenos momentos de forma. Por algo, dijo el técnico portugués, estaba dispuesto a comprar un 1-0 o un 2-1 antes de disputar el encuentro. Por algo dijo que el Atlético era un rival de verdad, no como el Dinamo de Zagreb. Razón tenía a juzgar por cómo entraron los rojiblancos al césped del Bernabéu.

El Atlético no pareció el peor visitante de las grandes Ligas europeas. Ningún equipo inglés, italiano o alemán tiene peores números que el Atlético fuera de casa. Los de Manzano suman ahora un punto de 18: un empate y cinco derrotas en seis salidas. Se motivaron, no obstante, ante un rival al que no consiguen ganar desde hace 12 años. Se motivaron hasta la expulsión de Courtois.

Entonces fue cuando Manzano decidió prescindir del jugador del roba, quita y pon. Adrián se vio de repente solo allí arriba. Diego estaba ya en la ducha cuando Cristiano transformó el penalti. Courtois, también. Para cuando empezó la segunda parte, la maquinaria blanca ya había arrancado metiendo al Atlético en su campo. Entonces, fue el Atlético de tantas otras veces. Tres minutos tardó Di María (m. 48) en poner en el marcador el 2-1, el resultado que habría firmado Mourinho.

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