
Afirmar que una red social como Facebook, que cuenta con más de 800  millones de usuarios registrados, tiene un enorme valor de mercado,  puede resultar una obviedad. Pero esa obviedad no es tanta si nos  paramos a analizar qué es lo que realmente aporta valor a Facebook.
El valor real de Facebook no está en su idea originaria o en su plataforma; el valor de Facebook son sus usuarios o, mejor dicho, los contenidos e información compartida por sus usuarios en la plataforma.  No en vano, Facebook se ha consolidado como una potentísima herramienta  de segmentación de mercado, gracias principalmente a toda la  información de la que dispone de cada usuario registrado.
En un post anterior en el que analizábamos el carácter gratuito o no  de Facebook, hacíamos mención a que Bruce Schneier, director de  seguridad de British Telecom, afirmaba que existen en Facebook, y en  gran medida en otras redes sociales, los siguientes tipos de datos:  información que el usuario introduce para abrir su cuenta, datos que va  subiendo y compartiendo en su perfil, los comentarios que suben otros  sobre él y los datos sobre los hábitos de las personas. Sólo por poner  un ejemplo de la magnitud del supuesto, se habla de que son compartidas  en Facebook 25 millones de fotografías diarias.
Ese volumen de información hace de Facebook una empresa  extraordinariamente atractiva para anunciantes, pero también para  ciberdelincuentes, verdadero motivo de este post.
Si nos ponemos en la piel del anunciante, podemos  decir a Facebook que queremos que nuestro anuncio sea visto por personas  que viven en España y de cualquier edad. Seguidamente podemos  introducir una restricción, para que sólo sea visible por hombres entre  18 y 28 años de edad. Por último, podemos limitar nuestro público  objetivo a hombres entre 18 y 28 años a los que les guste la música folk  y ya tenemos nuestro público objetivo bien definido, ajustando al  máximo el coste del anuncio. 
De este modo, se observa la segmentación  que Facebook realiza en base a las restricciones que vayan imponiéndose.  La empresa podrá seleccionar el público al que quiere dirigirse, en  función de su actividad, el producto o servicio que la empresa anuncie.
Pero como era de esperar, ese interés no ha pasado inadvertido para los ciberdelincientes,  que encuentran en las redes sociales una vía de ingreso adicional de  dinero, extraordinariamente rentable. En este sentido me ha resultado  muy interesante un estudio publicado esta misma semana por el laboratorio de seguridad Kaspersky,  que analiza las estadísticas de infección de malware derivadas de las  estafas online más extendidas. 
El informe en cuestión muestra algunos  ejemplos de los beneficios que los cibercriminales pueden llegar a  obtener del acceso no consentido y posterior venta de los datos e  información de, entre otros, una cuenta de una red social como Facebook.  La media de ¡¡¡144 euros!!! por cuenta de Facebook “hackeada”,  es decir, la cuenta a la que roban las claves y utilizan para explotar  los datos e información, hacen de Facebook un objetivo muy rentable para  estos criminales.
Lo que es más, en comparación con otros activos del usuario, como los  datos de su tarjeta de crédito (por la que se paga una media de 7  Euros) o como su cuenta de correo electrónico (por la que se paga una  media de 14,50 Euros), el valor de nuestras cuentas de Facebook resulta  muy atractivo.
Aunque pueda resultar obvio decirlo, el acceso no consentido a las  claves de una cuenta de Facebook y la posterior venta de sus datos,  constituye un delito, el de “descubrimiento y revelación de secretos”,  contemplado expresamente en el artículo 197 del Código Penal. La pena  prevista por dicho precepto a quien cometa la conducta típica será de  cuatro a siete años de prisión, además de la correspondiente multa  económica, por cuanto que el hecho de realizar la conducta con fines  lucrativos supone un agravante al mero acceso, que está castigado con  hasta cuatro años de prisión. Es decir, que la recompensa es atractiva  pero la sanción aparejada mayor.
La conclusión a todo esto no puede ser otra que el valor de Facebook  somos sus usuarios, sin los cuales una red social deja de tener sentido.
[El gráfico contiene un error en la cifra asociada al acceso a una  red social, siendo ésta de 144 Euros y no de 44, tal y como figura en la  infografía]

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