La Blizzard Entertatinment Worldwide Invitational de París, allá por 2008, nos trajo el anuncio de Diablo III, y con él la esperanza de volver a jugar al Hack and slash más divertido y emocionante de la historia. Su anuncio, vino acompañado de un espectacular vídeo que nos mostraba como Azmodan, el señor del pecado, busca la Piedra del Alma Oscura para convertirse en uno de los demonios más poderosos del infierno y, así, someter a la humanidad a una agonía perpetua.
Cómo no podía ser de otra forma, el bueno de Deckard Cain ha adivinado las intenciones del demonio y ha convocado a todos los héroes del Santuario (mundo donde se desarrolla Diablo III), para combatir este nuevo mal. Los guerreros más fornidos han acudido a la llamada de Deckard Cain con la intención de sesgar el mal de las tierras del Santuario. Bárbaros, Monjes, Magos, Médicos Brujos y Cazadores de Demonios han unido sus fuerzas para acabar con Azmodan.
Bajo esta historia se esconde un título de acción y rol, mas de lo primero que de lo segundo, que nos embaucará a base de rápidos y caóticos combates donde la única estrategia posible reside en utilizar bien las habilidades de cada héroe, sólo así exterminaremos a las hordas de enemigos que encontramos en cada fase de Diablo III. Pero… ¿Cómo lo haremos?
Pues lo primero que nos propone Diablo III es elegir una de las cinco clases disponibles: Monje, Bárbaro, Cazador de Demonios, Médico Brujo o Mago. Teniendo en cuenta que cada una utiliza habilidades especiales que le hacen diferente al resto, por ejemplo, el Monje utilizará Mantras que envolverán al personaje para aumentas sus estadísticas, curarlo, o bien, protegerlo de los golpes enemigos.
Muchos de los personajes que encontramos en Diablo III son viejos conocidos de la saga. Por ejemplo, el Bárbaro, que lleva presente en la saga desde sus inicios y que no ha cambiado ni un ápice su forma de jugar, es decir, que mediante gritos de batalla y poderosos golpes se abre paso entre ingentes cantidades de enemigos. La verdad, es que muchas de las habilidades del Bárbaro son las mismas que utilizó en Diablo II, por lo que los amantes de este personaje, que nos consta son muchos, podrán disfrutar de nuevo con las viejas habilidades de este genial personaje.
Otro de los héroes que vuelve a la palestra es el Monje, se trata de un personaje rescatado de Diablo Hellfire, expansión del título original de la saga, que utiliza las artes marciales para acabar con sus enemigo a base de espectaculares golpes. Además, es el único personaje de Diablo III capaz de enlazar combos, una sucesión ordenada de golpes, que finiquitarán a las hordas demoníacas que osen cruzarse en su camino.
Los otros tres personajes seleccionables son de ataques a distancia y, a priori, son totalmente nuevo.
El Cazador de Demonios es un héroe muy parecido a la Amazona que controlábamos en Diablo II, es decir, que utilizará los ataques a larga distancia para acabar con sus enemigos. Mientras que el Médico Brujo, tiene increíbles semejanzas con el Nigromante, ya que puede convocar esbirros para abrumar a sus enemigos mientras él lanza toda clase de hechizos. Por último, encontramos al Mago, cuya similitud con la Hechicera que controlamos tanto en Diablo como en Diablo II es increíble.
Una vez seleccionado nuestro héroe, comenzaremos la aventura en Nuevo Tristan veinte años después de lo acontecido en Diablo II. Donde Deckard Cain no será el único protagonista, su sobrina Leah jugará un papel fundamental durante la historia, no en vano es la protagonista del vídeo de presentación del título.
Precisamente, la historia será uno de los puntos fuertes de este Diablo III, en la beta a la que hemos tenido acceso tan sólo hemos podido jugar uno de los cuatro capítulos en los que está dividida la aventura. Eso sí, lo narrado en esta primera parte que hemos jugado es espectacular y la narración está muy bien estructurada. No vamos a destriparos ni un ápice de la historia, lo que sí os podemos decir es que habrá sorpresas, y de las gordas.
Es hora de hablar de los cambios más significativos que ha realizado la saga con respecto al anterior Diablo II. Lo primero que nos llama la atención, es la introducción de Seguidores que nos ayudarán durante las misiones, son muy similares a los mercenarios que podíamos contratar en Diablo II, con la diferencia de que también podremos mejorar sus habilidades, y no sólo sus armas y equipo. De esta forma personalizaremos su rol para configurar su forma de luchar-
Otra de las novedades que encontramos son las Piedras Rúnicas, que nos permiten un control sin precedentes sobre nuestras habilidades. Por ejemplo, cambiar la categoría del daño el elemental de nuestros ataques especiales, ampliar el área de efecto, añadir nuevos efectos de control de masas o, incluso, cambiar el aspecto gráfico de las habilidades. Las Piedras Rúnicas abren un sin fin de posibilidades para el jugador y, sobre todo amplia enormemente la variedad de las habilidades de los héroes de Diablo III.
Pero sin lugar a dudas, el cambio estrella que ha incorporado Diablo III a la saga es la Casa de Subastas. Lugar donde podremos poner a la venta objetos para conseguir oro e, incluso, dinero real. Sí, sí, dinero real. Blizzard declaró en la pasada Blizzcom 2011 celebrada en Anaheim, California, que la Casa de Subastas tendrá un servicio con el que podremos ganar dinero. En la beta no ha sido implementado, así que no vamos a sopesar los pros y los contras de este sistema. Lo que sí podemos afirma, es que la Casa de Subastas nos permirá equiparnos mucho más rápido que en anteriores versiones.
Todas estas novedades y héroes carecerían de sentido si a la hora de jugar nos encontráramos con un título pobre gráficamente. Por suerte no es el caso de este Diablo III, es una delicia ver las animaciones de las habilidades de los personajes, los hechizos son espectaculares y los golpes del Bárbaro y el Monje son abrumadores, pero lo más llamativo es ver como se destrozan todos los elementos del escenario a cada golpe. Resumiendo, gráficamente es un espectáculo digno de ver.
Además de destrozarse completamente, los escenarios también son dinámicos, es decir, que cada partida que empezamos en Diablo III será diferente al resto. Los escenarios no son mapas predefinidos que nos podemos aprender de memoria, si no que cambiarán en cada partida.
Y es que Diablo III es un título que nos terminaremos más de una vez, ya que está diseñado para repetir las misiones hasta conseguir el nivel necesario que nos permita acceder a nuevas cotas de dificultad. Se han añadido los modos de dificultad Pesadilla e Infierno, que nos ofrecen suculentas mejoras con respecto al modo Normal.
Recompensas que se traducen en conjuntos de armaduras más poderosos, Runas de nivel superior y suculentas mejoras para los artesanos. Eso sí, cada nivel de dificulta volverá a los enemigos mucho más poderosos, como es lógico.
En conclusión, Diablo III se convertirá en uno de los mejores títulos de 2012. Tan sólo hemos tenido acceso a un capítulo, pero ha sido suficiente para conocer a fondo las cinco clases y la mecánica del juego.
Que nadie espere grandes cambios con respeto a Diablo II, la mecánica de juego es la misma que antaño pinchar con el ratón para movernos por el escenario mientras utilizamos las habilidades especiales para acabar con los enemigos. Vamos, que Blizzard simplemente ha cogido lo que tenía y lo ha mejorado hasta cotas impensables.
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