lunes, 21 de noviembre de 2011

España entrega todo el poder a Rajoy para que plante cara a la peor crisis de su historia

ADVIERTE QUE NO HABRÁ "MILAGROS" TRAS APLASTAR A RUBALCABA EN LAS URNAS

 

España entrega todo el poder a Rajoy para que plante cara a la peor crisis de su historia

Rajoy, junto a su esposa y la 'número dos' del PP, Dolores de Cospedal, anoche en la sede del partido


http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=C8xWE0xdKX0&gl=ES


"Sé muy bien lo que nos toca, pero no va a haber milagros", advirtió anoche Mariano Rajoy tras lograr el mayor triunfo electoral en la historia del PP, consciente de la hercúlea tarea que tiene por delante si quiere sacar a España de la crisis más grave de las últimas décadas. 

El líder popular culminó ayer, al tercer intento, una larga travesía del desierto que ha durado casi ocho años, alcanzando una mayoría absoluta aplastante (186 escaños, tres más que José María Aznar en 2000) a lomos del hartazgo de millones de ciudadanos asfixiados económicamente y del hundimiento de un PSOE al que Alfredo Pérez Rubalcaba ha conducido a su derrota más humillante: 110 diputados (59 menos que en las últimas elecciones), el peor resultado cosechado jamás por los socialistas.

Los sondeos se cumplieron a medias: todos pronosticaban una abrumadora victoria del PP (que ha obtenido 10 escaños por encima de la mayoría absoluta), pero casi ninguno anticipó el desplome sin precedentes del PSOE (ocho diputados por debajo de su hasta ahora peor registro, en 1977); ni el triunfo de CiU en Cataluña, que se impone por primera vez al PSC en unas generales y deja muy tocadas las aspiraciones de Carme Chacón de liderar el PSOE; ni siquiera la magnitud de la resurrección de IU (que pasa de dos a 11 escaños, "una alegría en casa de los pobres", en palabras de su líder, Cayo Lara) o la estruendosa irrupción en el Congreso de Amaiur, la nueva marca de la izquierda abertzale, con siete representantes y grupo parlamentario propio.

Si el vuelco histórico también logrado por el PP en Andalucía (nueve puntos de ventaja sobre el PSOE) no fuese más que un anticipo del resultado de las autonómicas del próximo mes de marzo, Rajoy habrá acumulado más poder municipal, regional y estatal que ningún otro presidente del Gobierno desde la reinstauración de la democracia. 

Y no sólo eso: tendrá las manos libres, sin ataduras de ningún tipo en el Congreso, para poner en marcha las medidas de choque que apenas ha esbozado en su programa electoral (recortes incluidos), con las que espera rescatar a España de una situación económica desesperada.
No lo va a tener nada fácil. Y anoche mismo, tal vez curándose en salud, ya adelantó que "no va a haber milagros; no los hemos prometido". En su primer discurso a la nación, Rajoy advirtió con crudeza que el PP va a gobernar "en la más delicada coyuntura en que se haya encontrado España en los últimos 30 años". 

Pero tampoco renunció a lanzar un mensaje de moderado optimismo a un país deprimido por los estragos de la crisis y necesitado de un tablón al que aferrarse: "Ya hemos visto otras veces que, cuando se hacen bien las cosas, los resultados llegan. Yo confío en que el trabajo, la seriedad y la constancia servirán para que, más pronto que tarde, todos empecemos a ver los frutos".



Batalla interna en el PSOE

Rajoy deberá enfrentarse a la herencia envenenada de un PSOE al que esa misma crisis ha engullido y diezmado. Pero el futuro presidente del Gobierno aún no sabe quién será su rival en la oposición, porque la debacle de los socialistas ha desencadenado de inmediato la batalla por el liderazgo del partido, cuyo desenlace, a tenor de los catastróficos resultados de anoche, se antoja incierto. Chacón y Patxi López, dos de los teóricos aspirantes, fueron vapuleados ayer en las urnas. Y Rubalcaba, lejos de arrojar la toalla por la histórica dimensión de la derrota, se apresuró a reclamar un congreso del PSOE "lo antes posible" para el que no descartó presentar su candidatura.

Con una participación del 71,7% (dos puntos por debajo de las últimas elecciones), el escrutinio revela que solo unos pocos de los más de cuatro millones de votos perdidos por el PSOE han ido a parar a manos del PP, contrariamente a lo que vaticinaban las encuestas. Descontada la abstención (refugio de buena parte de los antiguos votantes socialistas hoy desencantados), los grandes beneficiados por la sangría del PSOE han sido IU (tercera fuerza en votos, con casi 1,7 millones de papeletas) y UPyD, que prácticamente cuadruplica sus resultados de 2008 y pasa de uno a cinco diputados. 

Los populares, con apenas 600.000 votos más que en los anteriores comicios, logran sin embargo 32 escaños más que entonces y su mejor marca en democracia. Unos datos que, unidos a la magnitud de la crisis y a la enorme factura que ésta le ha pasado al PSOE, tal vez anuncien que el partido de Rajoy no está lejos de alcanzar su techo electoral.



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