lunes, 16 de enero de 2012

Suiza ya no es lo que era: este año volverán los capitales escondidos

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2012 puede ser el año en que se aflore fiscalmente la mayor parte del dinero español oculto en Suiza


En el pronóstico de los sabios, este de 2012 será el año en que vuelvan muchos de los capitales españoles que hoy se ocultan en Suiza. ¿Razones del optimismo? Suiza ya no es lo que era: además de contar con los inevitables robos de supersecretos datos bancarios y su posterior venta a las autoridades fiscales de cualquier país, dentro de doce meses entrarán en vigor los acuerdos de transparencia bancaria suiza con Gran Bretaña y Alemania. Ya durante este 2012 y hasta el próximo 1 de enero, los bancos suizos comunicaran el destino del dinero en el caso de que se haya transferido a otro país.

Si Suiza ha perdido opacidad con los grandes –el acuerdo con Estados Unidos está vigente desde hace tiempo—no hay razón para que la mantenga con los que no son tan grandes y en cualquier momento se podría levantar el velo del secreto.

Oculto pero no sucio


A los fiscalistas les gusta aclarar que fondos opacos en el extranjero no es sinónimo de dinero ilícito, pues el origen del patrimonio de españoles que está en Suiza es diferente y en algunos casos razonable: desde el que se sacó en 1936 por razones evidentes, hasta las remesas que provocó el miedo político 1975, muerte de Franco, pasando, en 1982, por llegada del PSOE al poder. En la mayoría de estos casos, el patrimonio colocado en Suiza es dinero de origen legal que, sencillamente, se colocó fuera del alcance del fisco español.
Cosa distinta es el dinero evadido en los últimos 20 años, cuyo origen fundamental es el de los pelotazos y la corrupción inmobiliaria.

A favor del afloramiento fiscal, es que se puede hacer en condiciones económicamente soportables. Si, por ejemplo, se acredita que el patrimonio aflorado ya se poseía en ejercicios prescritos, es decir antes de 2006, bastará con regularizar la rentabilidad desde ese año, al tipo del 18-21 por ciento.

El coste de la regularización será mayor si no se puede probar que el dinero declarado es anterior a 2006, porque entonces se calificará de incremento de patrimonio no justificado, lo que incluye sanciones.

El secreto tiene un precio

Como estos años han sido financieramente penosos, los rendimientos habrán sido bajos y, por tanto, la factura fiscal, incluidos intereses y sanciones, tampoco resultará insoportable.

De hecho se supone que dadas las altas comisiones que cobra la banca suiza –el secreto tiene un precio—continuar manteniendo allí el dinero supondrá aguantar un continuada pérdida de capital. Además se sabe de casos de personas a las que falta liquidez en España, pero sí la tienen en Suiza y la única manera de utilizarla es la declaración complementaria.

En todo caso, que el dinero se regularice fiscalmente no implica la obligación de traerlo a España. La parte que vuelva ayudará, sin duda, a aumentar la actividad económica, pero dentro o fuera, ese dinero aumentará la recaudación fiscal futura.

La carta del Gobierno para animar al afloramiento es dar un plazo, por ejemplo este año, para hacerlo en las condiciones fiscales actuales, aprobadas por el PSOE, y a partir de 2013 implantar un régimen más duro.

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