viernes, 18 de noviembre de 2011

Los últimos segundos de los asesinos neonazis que pillaron por sorpresa a Alemania

Con los pelos de punta siguen los alemanes después de saltar a la luz una larga trama de una banda de ultraderecha que llevaba años matando sin despertar sospechas. Los servicios secretos de su país han tenido que reconocer que no tenían ni idea de que existiera una célula neonazi terroristas en la primera década del siglo XXI. 




Durante más de trece años robaron, bombardearon y asesinaron sin que nadie les siguiera la pista. Hasta el 4 de noviembre. Ese día, después de robar en un banco, Uwe Mundlos (38) y su tocayo Uwe Böhnhardt (34) tuvieron que elegir: ir a la cárcel o la muerte.


El último atraco


Es 4 de noviembre. Estamos en Eisenach, Turingia. Es el centro de Alemania. Dos hombres entran con las cabezas completamente cubiertas en una sucursal bancaria. Uno esconde su rostro tras una máscara de gorila, el otro opta por una más tradicional, simplemente negra.

Están armados y tienen experiencia: con éste ya van 14 atracos a un banco. Lo que aún no saben es que tres horas más tarde son ellos los que estarán muertos. 

Salen huyendo en dos bicicletas que meten en una autocaravana y llaman la atención de un testigo que consigue recordar parte de la matrícula y contárselo a la Policía. Son las 12:00 del medio día.
No llegan muy lejos con su botín de 70.000 euros. Los agentes encontrarán la caravana en aparcada en un barrio de nueva construcción. 

Los dos Uwe están atrapados. No tienen escapatoria. Y toman una decisión: mejor muertos que encerrados en prisión. En la caravana tienen un arsenal del que elegir. Uno se pega un tiro en la cabeza con una pistola. El otro elige una escopeta de repetición, según los detalles revelados por el diario Bild.


La Policía no tiene margen ni para pedir los refuerzos: una explosión hace estallar en llamas al vehículo. La autopsia demostrará después que ambos se han suicidado.

A unos 180 kilómetros al Este del lugar, en la localidad de Zwickau, su presunta cómplice Beate Zschäpe opta por hacer explotar el piso franco del grupo. Ella no quiere morir, pero tampoco quiere que lo hagan sus gatos. Antes de salir huyendo se los lleva a un vecino, según la reconstrucción realizada por el semanario Der Spiegel.


Cuatro días después se entrega a la Policía en la misma localidad. Su declaración ante el juez estaba prevista para este miércoles, pero se ha pospuesto. Al parecer está negociando con su abogado lo que obtendrá a cambio de desvelar secretos de la trama, indica el semanario Focus en su versión 'on line'. Le esperan al menos diez años en la cárcel, añade.

Las autoridades agachan la cabeza ante el escándalo


El fiscal general Rainer Griesbaum no tuvo más remedio que reconocer su sorpresa por el descubrimiento: "Realmente me quedé sorprendido por lo sucedido, porque con nuestras investigaciones de los últimos años no pudimos constatar que hubiera estructuras terroristas de ultraderecha", declaró en la cadena alemana ARD

Los sospechosos habían elaborado incluso una lista negra de 88 personas, desveló ayer Der Spiegel. En el punto de mira también estaban especialmente inmigrantes y policías, como representantes del Estado democrático, según el fiscal general. También un destacado político de la Unión Socialdemócrata de Baviera (facción del partido de Merkel en la región).

Al parecer, se financiaban robando bancos. Hay un cuarto sospechoso de colaborar con el grupo, que llegó a matar a diez personas (en su mayoría turcos y una agente de Policía) sin que la Policía relacionase los crímenes con un grupo neonazi. Hasta tenía un nombre: Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU).


Las pistas que se manejan ahora sobre ellos, llevan hasta 1998, cuando la Policía dejó en libertad a Beate y los dos Uwe tras una redada contra otro grupo neonazi, "Protección de la Patria de Turingia".


Los ciudadanos alemanes siguen sin explicarse cómo los servicios de Inteligencia pudieron no darse cuenta de lo que estaba pasando con este trío de Turingia. Ya hay teorías de que hubiera algún infiltrado en los servicios de espionaje.

El Ejecutivo de Angela Merkel y los 16 estados federados se reúnen este viernes de forma extraordinaria para descifrar los errores cometidos.

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