ESPAÑA SE QUEDA A DOS TÍTULOS DE DISTANCIA DE SUECIA
Verdasco besa la Copa Davis (Efe)
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Cinco Davis, cinco imágenes, cinco héroes, cinco derrotados. España tiene la fortuna de tener la mejor cantera de tenis de las dos últimas décadas y por eso se ha permitido el lujo de levantar la ensaladera al cielo en cinco ocasiones.
Hasta el año 2000, la máxima competición por países de tenis era tabú para el deporte español. Ni la presencia de grandes figuras como Santana, Orantes y Bruguera había permitido tocar el ansiado torneo, coto privado de Estados Unidos, Australia, Francia o Suecia. Todo lo que no fuera tierra nos daba alergia.
La aparición de Juan Carlos Ferrero y Charly Moyá cambió el panorama. Se atrevieron a jugar en todo tipo de superficies y llegaron a alcanzar el número uno del mundo. La fiesta a nivel colectivo empezó en el año 2000 y por el momento no ha cesado pese al aviso de los campeones de no desear repetir como jugadores de la Davis, al menos en 2012.
El primer éxito llegó en el año 2000, con Rafa Nadal de abanderado de la selección. Y es que con 14 años ya pudo comprobar lo que era el ambiente de una final de la Davis. Era la final de Juan Carlos Ferrero que tenía el reto de superar al niño malo del tenis, Lleyton Hewitt. El australiano era el coco, el enemigo a batir pero terminó doblegando la rodilla en la tierra del Sant Jordi. Tras la fallida final de 2003, al año siguiente España volvió a aparecer en la misma fase.
La Cartuja fue la sede. Nadal tuvo a sus 18 años la responsabilidad de ganar un punto ante Roddick y lo hizo. Pero el revolcón definitivo, el baño de gloria, estaba reservado para Moyá en el momento en el que logró derribar la resistencia del cañoreno de Austin.
La foto final de la edición de 2008 fue para Verdasco pero bien pudo ser compartida con su 'hermano' Feliciano.
En la jornada del viernes derrotó a Del Potro y en el dobles formaron pareja para derrotar a la dupla argentina. El abrazo de todo el equipo fue para el madrileño que derrotó a Acasuso y llevó la tercera Davis hacia España. Cuando nadie apostaba por el equipo de Sánchez Vicario, sin Nadal y con Ferrer en horas bajas, la Roja fue fuerte en ambiente hostil. Tanto como para dar un 'maracanazo' parecido al de Uruguay ante Brasil en el Mundial de fútbol del 50.
La final más plácida llegó un año después. La República Checa no fue rival en la tierra del Sant Jordi (cuatro triunfos en España repartidos entre Sevilla y Barcelona). Nadal y Ferrer dieron los primeros puntos para que la pareja que ha venido siendo la titular en los últimos años y que parece no va a seguir junta, diera el punto definitivo. Feliciano y Verdasco se arrodillaron para recibir la felicitación del resto del equipo. Berdych y Stepanek nada pudieron hacer.
El reciente triunfo ante Argentina ha tenido dos protagonistas y un único gran derrotado. Ferrer dio el primer golpe pero el definitivo fue obra y gracia de Nadal. El rival de uno y otro fue Del Potro que sólo pudo romper a llorar durante las dos horas siguientes al último punto de ese juego decisivo que recordará toda su vida. Incapaz de hacer un solo punto, como lo fue de rematar el partido del viernes ante Ferrer.
Ni el sincero abrazo de Nadal calmó el corazón herido de un tenista extraño, distante, pero que está llamado a figurar entre los grandes de la historia, algo de lo que sí pueden presumir Ferrero, Moyá, Verdasco, Feliciano y, desde ayer, Rafa Nadal. La historia se la debía.
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