Nadal señala la distancia que le separa del suizo en las reivindicaciones de los tenistas: "Su postura es fácil. Quedo como un 'gentleman' y que se quemen los demas"
El sábado, durante la reunión obligatoria de tenistas, celebrada en un céntrico hotel de Melbourne, Rafael Nadal escucha cómo hay compañeros que reivindican la posibilidad de una huelga en Roland Garros; cómo se plantean protestas para que se reduzca el calendario o aumenten los premios en la Copa Davis y los grandes; y cómo él, que ya no quiere estar en el centro de la discusión, que solo quiere hablar de deporte, es celebrado con varias rondas de aplausos.
Al día siguiente, víspera de su debut el lunes contra el estadounidense Kuznetsov (Canal+), el número 167 del mundo, los periodistas le plantean la cuestión desde otro punto de vista. ¿Está el mallorquín de acuerdo con el suizo Roger Federer, que se queja de que los mejores tenistas señalen los fallos del circuito y no subrayen la época dorada que vive el tenis?
"Estoy en desacuerdo", contesta el mallorquín, que repetidamente explica su interés por centrarse en el Abierto de Australia y aparcar lo institucional. "La suya [su postura] es fácil: no digo nada, todo positivo, quedo como un 'gentleman', que se quemen los demás", prosigue. "Tampoco es así. Cada uno tenemos nuestra opinión. Cada uno es libre de tener una visión diferente de lo que son las cosas.
A mí también me gusta el circuito, me parece fantástico, mucho mejor que el de otros deportes, lo que no quita que haya cosas que hay que cambiar y que se pueden mejorar", añade. "La gran mayoría de jugadores opinamos esto. Si la mayoría piensa una cosa y muy poquitos otra, a lo mejor los que están equivocados son ellos".
El tenis es un deporte fieramente individual. En consecuencia, en cada reunión de tenistas se expresan decenas de sensibilidades diferentes.
Están los mejores, que querrían un calendario con menos torneos obligatorios y más descanso. Están los de la clase media y alta, que empiezan a sospechar que tanto cemento en las pistas es malo para sus cuerpos y para la longevidad de sus carreras. Están los jornaleros del tenis, que querrían que se subieran los premios por las victorias en las primeras rondas, y que para nada desean que se reduzca el número de torneos, porque a más citas más posibilidades de llenar la bolsa.
Están los doblistas, que se sienten marginados. Están los que quieren que la Davis sea una competición bianual... Hay una miríada de opiniones que dificulta la aprobación de medidas concretas, acciones colectivas y decisiones firmes.
Entre todas las voces, las de Nadal y Federer. Dos tenistas que se profesan respeto y admiración mutua pese a que comparten una rivalidad legendaria, que les ha visto enfrentarse 26 veces.
Dos competidores que han tenido siempre las mejores palabras para el otro, casi una excepción absoluta en el mundo del deporte entre dos jugadores que luchan por lo más alto. Dos hombres que, de repente, dejan ver en público que piensan diferente, y a los que el carnet de identidad (25 años tiene el mallorquín; 30 el suizo) marca prioridades opuestas. Es la diferencia entre el largo y el corto plazo.
Si Nadal piensa en una clasificación bianual como solución a las lesiones, Federer defiende la actual, basada en los resultados del año, porque entiende que cambiarla dificultaría que subieran los tenistas más jóvenes y diluiría sus récords y su lugar en la historia. Si Nadal miraba con buenos ojos a uno de los candidatos a dirigir la ATP, que organiza el circuito masculino, Federer prefería a otro.
Si Nadal coincide con Djokovic y Murray en la necesidad de expresar públicamente su parecer, Federer, normalmente, calla. Si Nadal se considera un portavoz y es visto por la mayoría de sus compañeros como el representante de los intereses de la mayoría, Federer interpreta sus palabras como un intento de acumular poder.
Así pasan las cosas en Melbourne. Hay reuniones. Se habla de huelgas. En ese ambiente arranca el Abierto de Australia. "Siento una gran motivación, una gran pasión", adelanta Nadal, fino como un junco, de entrenamiento doble en entrenamiento doble. "Estoy sano, sin problemas en el hombro... y listo para trabajar duro".
Nadal-Federer, una rivalidad en 10 frases
Si una cosa ha marcado la rivalidad entre el suizo Roger Federer y Rafael Nadal es el respeto mutuo, la educación y los elogios cruzados durante toda su carrera, incluso después de enfrentarse en gran número de finales, a pesar de alguna tirantez. Estas son algunas de las frases de ambos tenistas hacia su máximo rival:
-"A nadie le puede sorprender que juegue así de bien. El inicio de su carrera está siendo increíble". Federer, en marzo de 2004, tras su primera derrota contra el mallorquín.
-"Obviamente, Federer no jugó a su mejor nivel. De haber sido así, no habría tenido ninguna opción". Nadal, después de aquel partido.
-"Federer es increíble". Nadal, en junio de 2006, nada más perder la final de Wimbledon con el suizo.
-"Nadal sigue siendo muy lento. Tarda 20 segundos en ponerse en posición de saque, y otros 10 o 15 en sacar. Lo desafortunado es que el juez de silla le avise, pero no le quita nunca un punto". Federer, en julio de 2008.
-"Todo el mundo es libre de decir lo que piensa". Nadal, en respuesta a Federer.
-"Nadal es único". Federer, en mayo de 2008.
-"Ojalá yo también fuera zurdo". Federer, en enero de 2009, tras perder la final del Abierto de Australia contra el mallorquín.
- "Lo primero, lo siento. Sé cómo te sientes. Recuerda, eres un gran campeón, uno de los mejores de la historia". Nadal, al ver a Federer llorar por ceder ese grande.
-"Desde el principio, nuestra relación ha sido muy respetuosa. Creo que no es una rivalidad. Nunca hemos tenido problemas". Nadal. Diciembre de 2010.
-"Igual Federer acaba su carrera como una rosa porque tiene un físico privilegiado, pero ni Murray, ni Djokovic ni yo acabaremos de rositas". Nadal. Enero de 2012.
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