El fin del escudero
Rubens Barrichello, en 2004, es felicitado por su entonces compañero de escudería Michael Schumacher.
A menos que una improbable carambola le lleve a ponerse al volante de un HRT, la única plaza vacante en la parrilla del Mundial de F-1 de la próxima temporada, el equipo Williams ha decidido poner fin a la trayectoria de Rubens Barrichello, el piloto más longevo de la historia del campeonato. La escudería británica ha anunciado este mediodía la contratación como piloto oficial de otro brasileño, Bruno Senna, sobrino de Ayrton y excorredor de HRT y Renault, que compartirá el taller con el venezolano Pastor Maldonado. De esta forma, Barrichello, de 39 años, ya no podrá seguir ampliando ni su palmarés ni su libro de servicio, el más extenso de todos.
El paulista cuelga el mono siendo el que más grandes premios ha disputado (323) y el que más años ha estado en activo (19). Desde 1993, año en que debutó con Jordan, y hasta ahora, Rubinho ha pasado por seis equipos (Jordan, Stewart, Ferrari, Honda, Brawn GP y Williams), acumulando un total de 11 victorias, 68 podios y 14 poles, y terminando subcampeón, con Ferrari y por detrás de su compañero, Michael Schumacher, en 2002 y 2004.
Eddie Jordan le dio la oportunidad de dar el salto a la F-1 y Barrichello no la desaprovechó. En su segunda temporada en el certamen logró el primer podio para la escudería británica (terminó tercero en el Gran Premio del Pacífico de 1994) y también la primera pole (en Bélgica de ese mismo año). "El primer podio fue un momento mágico. Estábamos en nuestra pequeña sala y se abrió la puerta. Era Ayrton, que había venido a felicitarnos. No me lo podía creer. Entonces se dirigió a nosotros y nos dijo: ¿qué vais a hacer? ¿Vamos a tomar una hamburguesa? ¿Puedo ir con vosotros?", fue algo que nunca olvidaré.
Esa misma temporada, la muerte de Senna en aquella maldita curva Tamburello del circuito de Ímola, zarandeó todos los cimientos de la F-1 y dejó a los pilotos en estado de shock.
Aquel mismo sábado, Barrichello abordó demasiado rápido una curva del trazado italiano, salió proyectado a más de 200 kilómetros por hora y se estrelló brutalmente contra las vallas de protección. "Recuerdo el momento en el que entré en el viraje y también cómo el coche se me va. El documental de Ayrton aún hace que el recuerdo me venga de forma más clara. Ese mismo domingo, tras el accidente de Senna, volé hacia Gran Bretaña. Fue terrible. Luego a Brasil, al funeral; muy impactante porque para mí era la primera vez", rememora el suramericano.
Tras pasar por Stewart entre 1997 y 1999, Barrichello cumplió uno de los objetivos más comunes de entre los pilotos: fichar por Ferrari. Con la marca de Maranello corrió entre 2000 y 2006, siempre a la sombra de Schumacher.
Al lado del Kaiser, Barrichello fue el mejor de los escuderos, un papel que no terminó de digerir y que finalmente le llevó a fichar por Honda con vistas a 2006. Resulta especialmente esclarecedor el episodio que ambos pilotos protagonizaron durante el Gran Premio de Austria. Al encarar la recta de meta en la última vuelta, Barrichello pisó el freno para que Schumacher ganara la prueba, una artimaña que propició la intervención de la FIA, que a raíz de entonces prohibió las órdenes de equipo, estrategia que vuelve a ser legal desde que arrancó el último Mundial.
"Firmé con Honda un año antes de que mi contrato con Ferrari expirara. No aguantaba más porque ellos solo pensaban en Michael, todo estaba decidido a su favor. Lo había dado todo por ese equipo, pero entonces quería ganar y por eso me fui", recuerda Rubens, que con Brawn GP (2009), este vez a rebufo de Jenson Button, volvió a quedarse cerca de la gloria (terminó el curso en tercera posición).
Ya en Williams, Barrichello volvió a tenérselas con Schumacher en 2010, el año del regreso a la competición del alemán con Mercedes, durante las últimas vueltas del Gran Premio de Hungría. Mientras peleaban por los puntos, el brasileño trató de adelantar a su rival en plena recta de meta, gas a fondo.
El germano fue cerrándole hasta dejarle a escasos centímetros del muro, en una maniobra que le costó una sanción de 10 posiciones en la parrilla de salida de la siguiente cita del calendario. "Cuando peleas por los puntos sientes que es como si lo hicieras por una victoria. Cuando vi que era Michael el que me estaba cerrando me dije: "Voy a dejarme el alma para ganarle". Probablemente, eso hizo que no me sintiera en peligro y pude adelantarle.
Fue una de las maniobras más bonitas que hice en mi carrera y una de las más horrorosas por su parte. Solo un loco no levanta el pie del acelerador en esas circunstancias", asegura Barrichello, consciente que Schumacher interpretó su marcha de Ferrari como una especie de subordinación. "Desde que me fui ya nunca volvimos a tener esa relación que tanto nos unió", zanja. Ahora también se ha acabado, a no ser que ocurra algo extraño, la suya con la F-1. Al menos, al mando de un bólido.
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