El técnico imprime intensidad y rapidez a una selección rejuvenecida
Valero Rivera da instrucciones ante Francia
Desde que Valero Rivera se hizo cargo de ella en 2009, la selección española de balonmano ha vivido una transformación continua. "Ya se nota su mano. Este equipo lleva su sello", asegura David Barrufet, el portero que vivió en primera persona el fracaso en el Mundial de Croacia de hace tres años, cuando España no logró salvar la primera fase.
Luego, en una escalada progresiva, pasó a la sexta posición en el Europeo de Austria 2010 y al bronce en el Mundial de Suecia 2011. El lunes, en su debut en el Europeo de Serbia 2012, ante la potentísima Francia, ofreció una nueva perspectiva, un salto más de calidad. Venció (29-26), jugó con una confianza de acero, fuerte en la defensa, y no perdió los nervios ni cuando Francia apretó al máximo en los minutos finales.
"Lo que más me gustó fue la seguridad que demostraron los jugadores con menos experiencia: Guardiola, Tomás, Sarmiento, Raúl Entrerríos, Gurbindo, Cañellas, Ugalde, Maqueda...
Cuando ellos entraron en la pista, el nivel no bajó; se mantuvo la intensidad", comenta Talant Duishebáev, el entrenador del Atlético y pieza clave en la mayoría de las medallas conseguidas por la selección española; "es evidente que todos estos jugadores llevan un bagaje importante de minutos en sus equipos y están acostumbrados a lidiar con la responsabilidad en los momentos decisivos. Es lo que hacen habitualmente en el Barça y en el Atlético, en la Liga y en la Champions".
Para Duishebáev, el gran mérito de Valero es saber acoplar a los jugadores a las exigencias de su sistema táctico: "En la defensa, por ejemplo, Guardiola y Viram hicieron un trabajo sensacional, bien aprovechado por Hombrados. Y esa solidez defensiva dio mucha tranquilidad al ataque".
Desde su llegada a la selección, Rivera intentó implantar los criterios tácticos básicos que le dieron más de 70 títulos en el Barcelona: solidez defensiva y una buena portería, aprovechar las oportunidades de contraataque provocadas por la presión defensiva, jugar con una gran intensidad y mucha velocidad del balón y dar muchas rotaciones a los jugadores para que lleguen al final en buenas condiciones físicas.
"Todo esto se ve en la selección ahora", prosigue Barrufet; "el ritmo de juego fue brutal. Y España jugó sin grandes estrellas, sumando todo el mundo. Creo que Valero ha hecho suyo el equipo. Los jugadores saben cómo quiere que jueguen. Y en todo momento parecían tranquilos.
Todos estaban seguros del potencial". Los dos puntos ganados a Francia pueden ser determinantes con vistas a la segunda fase -hoy, España juega contra Hungría (20.15, Teledeporte)-. "Pero todavía es pronto para saber adónde podemos llegar Que tengan humildad", pide Duishebáev.
Resultados: Eslovaquia, 24; Polonia, 41. Serbia, 24;-Dinamarca, 22. Macedonia, 23; Alemania, 24. Suecia, 29; República Checa, 33.
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