Longitud de la raqueta de los profesionales
Ferrer, el tenista más bajo (1,75m) entre los 10 mejores, compensa su menor estatura con la raqueta más larga para ganar profundidad
Ferrer golpea de revés en su partido contra Machado
Ocurre en Auckland (Nueva Zelanda). Hace una semana, unos ojos atentos observan con interés la escena: David Ferrer, el número cinco del tenis mundial, pone su raqueta al lado de la de Juan Carlos Ferrero, su amigo y número 48, para medir una sutil pero gigantesca diferencia. El alicantino, que ayer debutó en el Abierto de Australia venciendo por 6-1, 6-4 y 6-2 al portugués Machado, compite con la raqueta más larga (70,8 centímetros) de entre los mejores tenistas.
El valenciano, que cayó por 4-6, 6-7, 6-2, 7-6 y 2-6 con el serbio Troicki y que hasta ahora era el que se atrevía con un perfil más agresivo, acaba de recortar la suya en un centímetro (de 71 a 70). Eso es lo que medían en Nueva Zelanda. Eso es como cambiar la carrocería de un bólido de la fórmula 1: más que una decisión estética, una transformación arriesgada. ¿Tanto importa un centímetro?
También le ayuda al saque y con la derecha. Es perjudicial para volear y defenderse porque es más difícil dominarla. Hay que tener mucho brazo para levantar una raqueta así durante tres horas de partido. Como él la usa desde los 16 o 17 años, ya es la prolongación de su brazo. Te cambia el tenis".
Si Ferrer sigue la tradición de Michael Chang (1,75 metros) o Albert Costa (1,80) dos bajitos campeones de torneos del Grand Slam gracias a sus largas raquetas, Ferrero explota la longitud de una herramienta que exige la máxima coordinación y técnica. A mayor distancia con la pelota, mayores dificultades para controlarla. A mayor palanca, más fuerza. Se ve todos los fines de semana en los clubes familiares: es mucho más fácil jugar al pádel que al tenis.
"A nivel de inercia de la punta de la raqueta, ese centímetro es muy importante", explica Antonio Martínez Cascales, mentor del exnúmero uno; "la palanca es más larga y se nota. Juan Carlos la ha acortado en un centímetro por la muñeca derecha, que se operó. En algún momento tras la operación le costaba calentar la articulación... Con el cambio ya no tiene ninguna molestia. Ojalá lo hubiera hecho antes".
La medida estándar, según Xavi Segura, encordador del equipo español, son los 68,5 centímetros que bordea la raqueta del suizo Roger Federer (68,6), próximo rival en Melbourne del alemán Beck. Rafael Nadal (68,5), que ayer se entrenó con unos esparadrapos en la rodilla derecha, competirá frente al alemán Haas con una reforzada por los tres gramos de peso extra que ha añadido en su cabeza.
En el tenis deciden los detalles. Ululó el viento en la mañana. Machado, negro como un tizón, empezó a golpear pelotas con extrema virulencia. Uno tras otro volvieron sus tiros con más pólvora y peor mala uva. Los enviaba Ferrer, un pequeño al que un centímetro más en la raqueta convierte en un gigante.
Primera ronda: Hombres: A. Murray (R. U.)-R. Harrison (EE UU): 4-6, 6-3, 6-4 y 6-2. M. Granollers-J. Levine (EE UU): 6-0, 7-6, 5-7, 5-7 y 6-3. P. Andújar-I. Kunitsyn (Rus.): 6-1, 7-6 y 6-0. Mujeres: S. Cirstea (Rum.)-S. Stosur (Aus.): 7-6 y 6-3. Hoy: Hombres: N. Almagro-G. Dimitrov (Bul.). Mujeres: A. Garrigues-O. Govortsova (Bie.).
Djokovic, rey del 6-0
El italiano Paolo Lorenzi aprovechó un despiste de Novak Djokovic para romperle el servicio y colocarse con 2-1 y saque. Fue como convocar un huracán. No volvió a ganar un juego. Lorenzi encajó un 17-0 hasta despedirse por 2-6, 0-6 y 0-6. Entró en el panteón de víctimas del serbio, terrorífico cuando coge la directa.
En 2011, Nole propinó 13 veces un 6-0 a sus contrarios, la segunda mejor marca del siglo XXI, a cinco del mejor registro (18, de Federer en 2006). En su primer partido oficial de 2012, el número uno sumó los dos primeros 6-0 del curso, dos donuts.
"Me llevó un par de juegos encontrar el ritmo correcto", contó el serbio, como si el resultado hubiera dependido de la burocracia más que de su talento.
El día fue dramático para el tenis australiano. Samantha Stosur, la estrella local, protagonizó el desastre. Tras ganar el Abierto de Estados Unidos, perdió en la primera ronda por 6-7 y 3-6 contra la rumana Cirstea.
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