miércoles, 18 de enero de 2012

La vida en la ruleta._ Nadal, Feliciano y Falla, verdugo de Fish, avanzan


Nadal, Feliciano y Falla, verdugo de Fish, avanzan a tercera ronda en tres partidos llenos de cambios.- Federer, clasificado sin jugar 

 

Nadal celebra un punto

Rafa Nadal celebra un punto ante Tommy Haas.


En Melbourne, tres partidos en la ruleta rusa, inestables y llenos de vuelcos.

Así avanza Feliciano López (7-5, 7-6 y 6-2 al italiano Cipolla) hasta la tercera ronda del Abierto de Australia: podría decirse que su paso es seguro, pero perdió una ventaja de 5-2 en la primera manga, y en seis sets ganados en dos partidos ya ha apurado tres tie-breaks, que son tres citas con el diablo.

Así continúa Rafael Nadal (6-4, 6-3 y 6-4 al alemán Haas): podría decirse que es Thor con raqueta, que suma 78 ganadores en el torneo y que su nueva herramienta es un martillo, pero resulta que tuvo bola de break para 6-1 en la primera manga, que al poco se enfrentó a una que le hubiera dado el 5-5 a su contrario, y que marchó break abajo en la tercera. 

Así, atado a los vaivenes del encuentro, también pasa a tercera ronda Alejandro Falla: derribó (7-6, 6-3 y 7-6) al estadounidense Fish, el número ocho, pero lo hizo entre calambres, atendido por el fisio y criticado por su contrario, que le dijo más que palabras durante un cambio de lado, y que vio en sus dolores una trampa para confundirle, como si su derrota no se escribiera con los tremendos derechazos del colombiano.


¿Cómo explicar tantos cambios, tantas alternativas, en tres partidos resueltos en tres mangas?


En Melbourne, la pelota echa chispas. Esto es pista dura. Esto es el cemento calentado por el tremendo sol de Australia. Un manotazo gana el punto. Un saquetazo da ventaja. Argumentos tan sencillos propician guiones complejos: los cambios de marcador son constantes y exigen que la cabeza vaya donde aún no llega el cuerpo. El primer grande del año se compite sin que casi haya habido pretemporada y cuando 2012 solo ha descontado dos semanas. 

Faltos de rodaje, los tenistas se cuecen bajo el sol y los marcadores se mecen al ritmo de sus desánimos. Faltos de partidos, sus armaduras se resienten: el alemán Beck se retiró con problemas en la espalda, lo que clasificó sin jugar al suizo Roger Federer para tercera ronda. Y faltos de entrenamientos, hasta los mejores, Nadal entre ellos, penan para imponer con continuidad los cambios que quieren imprimir a su juego.

"En los siete primeros juegos estuve fantástico, cometí un gran error con 5-2...y con 5-4 y bola de break en contra tuve la suerte de lograr dos aces. El camino es el de esos primeros siete juegos", dijo el número dos mundial.

El mallorquín es un tenista en transformación. Busca ser más concreto, cerrar antes los puntos, no entrar siempre en un diálogo con el contrario. Sin embargo, tras años de largos debates con sus rivales, a veces pierde el hilo y vuelve a terreno conocido. Le pasó ante Haas, un tenista estimable, con 33 años el de más edad del torneo. 

Le pasará, probablemente, en tercera ronda, a donde ha llegado en los últimos 24 grandes que ha jugado, contra el vencedor del Lacko-Young. "Son cambios, y todo cambio cuesta", razonó el campeón de diez grandes tras competir de nuevo con la rodilla derecha protegida por un vendaje. "Está mucho mejor. Estoy feliz. Puedo jugar sin problemas", se despidió. Nadal ha encontrado el camino. Ahora tiene que andarlo.

También parece haberlo hallado Nicolás Almagro, que firmó una victoria espectacular ante el búlgaro Gregori Dimitrov por 4-6, 6-3, 6-7(4), 6-4 y 6-0, después de tres horas y media de juego. "Ha sido un duelo de Grand Slam de verdad. Estos son los partidos que te hacen crecer", señaló el murciano, ya en la tercera ronda del torneo.


Interminable Isner

 

El ruido del público es tan ensordecedor que el argentino David Nalbandian no logra que nadie le escuche. El estadounidense John Isner, su contrario, acaba de disparar un segundo saque más que dudoso. El duelo se estira ya más de cuatro horas, apura la quinta manga (8-8) y acaba de vivir un momento decisivo: con toda probabilidad, Isner ha fallado ese saque en pelota de break que habría dejado al Gringo sacando por el partido. 

El juez de silla, sin embargo, no escucha la reclamación del argentino, que pide la revisión del Ojo de Halcón tras pensárselo un mundo. Se inician tensos minutos de discusión ("¿cuánto tiempo tengo para pedirlo?, ¿cuánto?", pregunta Nalbandian) que no cambian nada. Isner salva ese juego. Al siguiente, hace suyo el partido por 4-6, 6-3, 2-6, 7-6 y 10-8 tras 4h41m. Una barbaridad. Nada para un maratoniano como él, que se enfrentará en tercera ronda a Feliciano López.

"David es un competidor increíble", dijo el estadounidense, quien coprotagonizó con el francés Mahut el partido más largo de la historia del tenis en Wimbledon 2010 (11h5m divididos durante tres días de encuentro). "He tenido suerte", continuó el gigante. "El partido de Wimbledon siempre será el más difícil. Aquí tuve calambres en la pierna derecha, pero el sol bajó y con él también lo hizo la temperatura".

Nalbandian acabó desesperado. Desaprovechó cinco bolas de break (¡cinco!) en la manga definitiva. Gano seis peloteos más que su rival. El punto que cerró el partido, y que perdió, fue siempre suyo. Movió la pelota a su antojo... y se encontró con Isner, un tenista especializado en partidos maratonianos.

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