Víctor Valdés, Piqué, Puyol, Busquets, Xavi, Iniesta, Cesc, Thiago, Pedro, Cuenca, Messi… El Barcelona es una prolongación constante de La Masía, su maravillosa escuela de futbolistas. Guardiola no
se cansa de mirar hacia abajo, le da igual el tamaño del desafío.
Siempre encuentra un conejo que sacarse de la chistera de su cantera.
El
último, Tello,
un extremo supersónico todavía con ficha del filial, pero que ya es un
fijo del primer equipo. Incluso de titular. Incluso con el mismo peso
últimamente o más que teóricos intocables como el chileno Alexis o
el campeón del mundo Pedrito. El domingo, en plena y desesperada
persecución por el liderato, Pep le hizo jugar de inicio ante el Athletic.
Y el chaval, 20 años, tampoco se encogió esta vez. Fue decisivo,
provocó el penalti del 2-0, en el que además de comportarse con el
desparpajo de un juvenil para tirarle a Javi Martínez
su especialidad (parada, amago hacia dentro por la derecha y arranque a
todo pastilla en vertical por el lado izquierdo) resolvió con la
astucia veterana de un viejo zorro (se paró en seco para que el defensor
lo arrollara sin remedio, sin tiempo a frenarse).
Ya lleva nueve
partidos en la Liga BBVA con el Barça, tres goles de nueve remates y
unas cuantas víctimas de su regate favorito en largo. También dos
participaciones y dos tantos en la Liga de Campeones y, eso sí, una
bronca monumental de Messi por jugársela por su cuenta en vez de pasarle
el balón. Tello, de momento, no se arruga. Pep confía y confía. Es su
último descubrimiento.
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