El 'fracking' es un método de extracción de gas muy polémico.Repsol y el
Gobierno vasco comparecieron la semana pasada ante los municipios y el
Parlamento vasco para explicar la polémica fracturación hidráulica.La
producción de gas en Europa, según datos comunitarios, lleva en declive
desde hace varios años y se espera que se reduzca otro 35% hasta
2035."Queremos que nos cuenten toda la verdad. Necesitamos garantías de
que no van a hipotecar nuestro futuro", comenta el alcalde de una
localidad cántabra.Localizan un yacimiento de gas en Álava equivalente
al consumo de cinco años de toda España o 60 veces el consumo anual de
Euskadi.
Gasland
La reunión del pasado lunes pretendía ser aclaratoria. De un lado, el director facultativo de Repsol Investigaciones Petrolíferas, Luis Gómez; del otro, una docena de alcaldes
de poblaciones situadas en las 74.628 hectáreas -una zona denominada
Luena- concedidas por el Gobierno cántabro a la multinacional española
para explorar yacimientos de gas no convencional -aquel que no se
encuentra en bolsas, sino adherido a las rocas- mediante fracturación
hidráulica, también llamada fracking.
Un método de extracción que
durante los últimos años ha sido criticado y hasta suspendido en algunos
países por su potencial daño al medioambiente. Supone la inyección de
agua a presión mezclada con sustancias químicas para romper las rocas y
liberar el gas adherido a ellas.
Pero si la iniciativa de Repsol era tranquilizar a estos municipios, no está claro que lo lograra. Varios días después, Pablo Gómez, el alcalde de Arenas de Iguña,
no las tiene todas consigo: "Queremos que nos cuenten toda la verdad.
Necesitamos garantías de que no van a hipotecar nuestro futuro", comenta
el regidor de la localidad cántabra.
Repsol aseguró a
los alcaldes que contaban con la supervisión gubernamental, que crearían
puestos de trabajo y que las posibilidades de un incidente
medioambiental, según escuchó el alcalde de Arenas, "son como las de un
avión, sin que por ello deje de ser el medio de transporte más seguro".
A Gómez no le acabaron de convencer. Sobre todo porque esta "transparencia" de la que presumía Repsol al convocar la reunión, choca con el silencio del Ministerio de Industria
a una solicitud de información sobre el fracking y el proyecto para
Luena que realizó el propio alcalde hace 15 días. "Aquí somos
medianamente inteligentes; si actúan con este ocultismo, sospechamos",
apunta. "¿Que han frenado la fracturación hidráulica en otros países? De
eso no nos comentaron nada", comenta el regidor de este municipio de
1.900 habitantes.
Aún así, los alcaldes acudieron a la reunión
porque querían confrontar la información que ya poseían a través de
médicos oncólogos, ingenieros agrónomos, asociaciones vecinales y grupos
ecologistas.
Unos datos procedentes de Estados Unidos o del Reino
Unido, donde incluso se achaca al fracking la indución de terremotos por la inyección de agua a 5.000 atmósferas de presión para romper las rocas y liberar el gas; alertan de la contaminación de los acuíferos por componentes químicos no especificados; y estudios oficiales del estado de Colorado advierten de una cantidad liberada de metano (cercana al 4%) supuestamente mayor al límite establecido para la prospección de hidrocarburos.
A principios de marzo, las autoridades del estado de Ohio
aseguraron que la extracción de gas natural mediante fracking había
provocado un seísmo de 4 grados en la escala Richter. Y en noviembre de
2011, la compañía Cuadrilla Resources, que opera con la misma técnica en
Reino Unido, reconoció ser responsable de los temores que surgieron a
causa de sus exploraciones en la ciudad de Blackpool.
Euskadi también da explicaciones
La Administración vasca también se ha visto obligada a dar explicaciones. El Consejero de Industria vasco, Bernabé Unda, compareció el pasado martes en el Parlamento de Euskadi para detallar el proyecto 'Gran Enara';
una superficie prospectiva de 1.400 kilómetros cuadrados en la llanada
alavesa, donde se ha concedido un permiso de exploración de gas no
convencional a un consorcio formado por EVE (el Ente Vasco de Energía),
la empresa norteamericana Heyco Energy y Cambria Europe.
El lehendakari Patxi López publicitó
el hallazgo de gas no convencional en tierra vasca, a finales de
2011, en uno de los campos de extracción que Heyco Energy posee en
Dallas (Estados Unidos). Y se ofrecieron más cifras: 185.000 millones de
metros cúbicos de gas natural (el consumo de gas en Euskadi en 60
años) que estarían valorados en 30.000 millones de euros. Pero se evitó
en todo momento pronunciar la palabra maldita: fracking.
Tras la
comparecencia en el Parlamento vasco, el viceconsejero Xabier Garmendia
aseguró que los riesgos asociados a la exploración "son irrelevantes".
Una visión que no comparte, por ejemplo, José Ignacio Santidrián, cirujano oncológico del Hospital de Cruces
de Bilbao, que ha presentado alegaciones al proyecto Gran Enara: "La
prospección a través de fracking produce afecciones respiratorias e
incluso aparición de tumores", comenta Santidrián.
Su estudio no
puede ser más alarmante. Habla de movilización de materiales
radiactivos, de cáncer de pulmón causado por el radón y detalla una
tabla de sustancias químicas que se pretenden usar en el sondeo de
Enara. "Al menos seis de ellos producirán efectos carcinógenos, otros seis son mutágenos, quince afectan a la piel o al sistema respiratorio...", expone Santidrián en su documento.
Informe negativo de la UE
"Las palabras de Garmendia nos parecen una tomadura de pelo, sobre todo conociendo lo que ha pasado en EE UU y lo que dice el Parlamento Europeo",
comenta por su parte Josué Bilbao, miembro de la Asamblea contra la
Fractura Hidráulica. El documento comunitario que señala Bilbao
("Impactos de la extracción del gas no convencional en el medioambiente y
en la salud humana") se emitió en junio de 2011 en base a los 40 años
de experiencia con el fracking en Estados Unidos.
El estudio comunitario, pese a no ser vinculante a los Estados Miembros de la UE, alerta de consumo de amplios terrenos, cambios paisajísticos, sustancias radioactivas y contaminación de acuíferos.
"Es bien conocido que puede provocar terremotos", reconoce el informe. Y
no solo seísmos. En el estado de Colorado, en Estados Unidos, los
investigadores del Colorado School of Public Health han encontrado en el
aire cercano a los pozos de fracking unos niveles preocupantes de
hicrocarburos como benzeno, etilbenzeno y tolueno.
En su apartado de conclusiones, el Parlamento Europeo instaba a que los países de la UE incorporaran a su legislación enmiendas específicas sobre la fracturación hidráulica.
La Comisión de Energía encargó a la firma Philippe & Partners un
informe sobre la situación legal de estas prospecciones en Europa. Pero
aquel despacho de abogados, en su informe del 8 de noviembre, concluyó
que no era necesario introducir normativa específica para el fracking.
En Francia, Bulgaria, Países Bajos e Irlanda del Norte
se ha establecido una "moratoria" hasta tener más información sobre los
riesgos de esta técnica de extracción de gas. Un método que se ha
desarrollado en Estados Unidos desde hace 40 años y que el propio
presidente Barack Obama se encargó de alentar en su último mensaje a la
nación bajo la premisa de la creación de 600.00 trabajos potenciales.
Alivio de la dependencia energética
La producción de gas en Europa, según datos comunitarios, lleva en declive desde hace varios años y se espera que se reduzca otro 35% hasta 2035.
Sin embargo, la demanda energética aumenta cada año. "La dependencia
exterior de los hidrocarburos en España es del 99,8%. Tenemos que
asumirlo. Y si gobiernos autonómicos como el de Euskadi han aprobado
estos proyectos de exploración de gas no convencional, es porque pesarán
más los pros que los contras", comentan fuentes de Repsol.
La compañía,
aparte de la concesión de Luena, también participa al 40% en un consorcio liderado por Gas Natural en dos zonas más: Bezana y Bigüenzo, ambas con una extensión aproximada de 90.000 hectáreas al norte de Castilla y León y al sur de Cantabria.
Pero
el argumento de la multinacional española sobre la dependencia
energética lo rebate la UE. En el estudio del Parlamento Europeo se
explica que "las fuentes de gas no convencionalson demasiado pequeñas para influir en la tendencia"
de disposición de hidrocarburos en Europa. Repsol confirma a
20minutos.es que hace un año pidieron permiso para explorar el subsuelo
en Jaén y Córdoba mediante fracking, pero los estudios previos
determinaron que la concentración de gas no convencional era demasiado
pequeña para rentabilizar una explotación.
"¿Cómo no van a ver aspectos positivos en Repsol, siempre que les de dinero?", se pregunta Javier Chicote, ingeniero agrónomo, auditor ambiental y vecino de Palacios de la Sierra,
una localidad burgalesa afectada por el área de prospección. "Los
peligros del fracking son de gran magnitud: contamina acuíferos, expulsa
metano a la atmósfera, usa más de 500 productos químicos -algunos
cancerígenos y radiactivos-... no nos interesa el enriquecimiento de una multinacional a costa de destruir la riqueza medioambiental y la salud", afirma Chicote, quien también es responsable de la Coordinadora Montes Vecinales.
En España aún no existen pozos de fracturación hidráulica en funcionamiento. El proyecto más avanzado es Gran Enara,
que sin embargo no ha comenzado la extracción porque el período de
maduración de una explotación de gas no convencional dura
aproximadamente seis años. Y solo a partir del tercero puede comenzar el
sondeo en un punto específico.
El resto de los proyectos permanece en fase de "campaña sísmica". En el caso particular de Arquetu, un área de 24.876 hectáreas otorgada por el Gobierno cántabro en abril de 2011 a BNK Petroleum
-compañía norteamericana con amplia experiencia en fracking que opera
en España con su filial Trofagas- consiste en la apertura de cuatro
pozos de entre 1.000 y 2.000 metros de profundidad. Un proyecto que
actualmente está en suspensión cautelar por el recurso que presentó la Mancomunicad de Saja-Nansa el pasado 8 de agosto.
La
exploración de Repsol en Luena -un área que ocupa el sur de Cantabria y
el extremo noroeste de Burgos- se realizará en el tercer o cuarto año
(2014/2015) transcurrido desde que en enero de 2011 se le concediese la
titularidad del área. Cada trabajo posterior (incluida la extracción)
requerirá un permiso extra por parte de Industria y una declaración de impacto ambiental que, hasta la fecha, no ha sido necesaria.
Sin declaración ambiental
"Esa es precisamente nuestra pregunta: ¿por qué no se ha hecho una Declaración de impacto ambiental?", se lamenta Julio Barea, responsable de la campaña de Energía y Residuos de Greenpeace España. 20minutos.es
intentó contactar con Medio Ambiente para conocer los requisitos
medioambientales de la explotaciones mediante fractura hidráulica, sin
obtener respuesta.
"¿Qué sentido tendría hacer ahora un estudio ambiental si no conocemos el área específica donde están los recursos?",
alegan desde Repsol. La empresa argumenta que ahora solo van a hacer
una "biopsia" al subsuelo, un sondeo de 300 metros de profundidad para
analizar la cantidad de gas y la rentabilidad de la explotación. "¡Pero
es que una prospección mediante fracking genera los mismos problemas que
la explotación!", protesta Barea. "El mismo pozo que se crea para el sondeo, se reutiliza después para la extracción. La exploración es una extracción a menor escala", añade Javier Chicote.
La
información que en esta primera fase han facilitado empresas como
Repsol, Gas Natural o Trofagás solo es una memoria denominada "Medidas de Protección Medioambiental y Plan de Reestructuración"
que, a diferencia de las Declaraciones de Impacto Ambiental, no
requieren de una exposición pública para escuchar alegaciones al
proyecto. "Este documento es una mera declaración de intenciones",
afirma Josué Bilbao.
Lo que es indudable, es que si la exploración
muestra grandes cantidades de gas pegado a las rocas del subsuelo, la
Administración tendrá que tomar una decisión sobre la explotación de
estos yacimientos de gas no convencional. Y la única forma de sacar este
gas a la superficie... es con el temido fracking.
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