Los gitanos hemos cambiado más en los últimos 25 años que en los 500 anteriores"(Juan David Santiago educador social) .
Loshàsa*1
Parece consustancial con la naturaleza humana etiquetar
al diferente, revistiendo nuestro diccionario interno de prejuicios y
recelos con el fin de protegernos. Pero también está en nuestra voluntad
y compromiso el poder de vencerlos, conociendo, entendiendo e
integrando cada identidad en nuestra propia realidad.
El pueblo gitano
ha vivido, y padecido, este doble mecanismo mental de los seres humanos;
pero además son parte y todo de un pueblo con Historia: los rromà.
La mayoría de las investigaciones localizan el origen de
esta comunidad, quizás más allá del siglo XI, en Punjab y Sinth, dos
regiones situadas entre India y Pakistán.
Las invasiones de otros grupos
humanos fuerzan su espíritu itinerante, que ha provocado que desde los
siglos XIII y XIV (primeros éxodos documentados) los conjuntos de rromà
se extendiesen y asentaran por todo el mundo, sobre todo, en Europa (de
los 12 millones, 10 viven en este continente).
Dependiendo de la zona
geográfica que ocupasen, de sus costumbres y de la variante lingüística
de romanò que hablaran, se fueron configurando las grandes agrupaciones
rromà que han sobrevivido hasta hoy: calé, lovari, sinti, kalderash y
manouche. Y es que ésta es una comunidad muy diversificada, sin
territorio propio; aunque reclamen Romanestán como nación.
Uno de esos ramales llegó a España a comienzos del siglo
XV: los calé. Al principio la convivencia era buena y los locales vivían
embelesados con sus historias de lugares remotos; pero la situación
cambió con la llegada al trono de los Reyes Católicos y su política: un
Dios, una Corona, un solo pueblo. y una única cultura hispana.
Desde
entonces la persecución y discriminación de los rromà, prohibiendo y
castigando sus costumbres, vestimentas, signos o su lengua tanto en
España como en el resto de Europa, ha sido una realidad, llegando, en la
mitad del siglo XX al intento de exterminio en los campos nazis.
Una
realidad que con el trabajo común de muchos calés y payos ha ido
transformándose paulatinamente, aunque en los lugares en los que se
asientan sigan estando en minoría y, a veces, nos sigamos mirando con
desconfianza.
No obstante, en este tiempo, como nos recordaba Juan
David Santiago, también se han derribado barreras a favor del diálogo y
el entendimiento y por dejar que la riqueza de la interculturalidad
inunde nuestra vida. Es muy importante saber quienes somos, de ahí el
reconocimiento cultural: no se trata de decir que 800.000 gitanos viven
en España, sino que 800.000 españoles son gitanos.
Las claves para la equiparación han sido, y deben seguir
siendo, la educación, el crecimiento en el área de la convivencia y la
participación social del pueblo gitano; que tomemos parte,
conjuntamente, en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas
dirigidas a los gitanos.
Es importante la participación individual, pero
también la colectiva a través del movimiento asociativo y la
participación política. Reivindicar también la heterogeneidad del pueblo
gitano, que, como todo colectivo, no es un grupo compacto.
A veces, la
imagen social que se tiene de los gitanos es la de una persona marginal
pero hay gitanos que te atienden en Hacienda, que son profesores, etc.
Cada vez más se está dando una incorporación activa y en igualdad de
condiciones a la sociedad.
El 8 de abril de 1971 en el primer Congreso Mundial Romá/
gitano se instituyó el Día Internacional del Pueblo Gitano, y se
oficializó el himno y la bandera de la comunidad que hoy, el
Ayuntamiento de Irun coloca como muestra de apoyo para continuar
construyendo un futuro común. Porque como dicta un proverbio gitano
"detrás de la mala suerte viene siempre la buena". Naìs*2.
*1: Con mucho gusto (en romanò)
*2: Gracias (en romanò)
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