Vista la obsesiva fijación y especial dedicación que Sarkozy y los
guiñoles nos brindan desde el otro lado de los Pirineos, me gustaría
dedicarles este post en el que nombraron a un expoliador de arte como
ministro de Asuntos Culturales. Como diría mi padre… poner la zorra a cuidar del gallinero.
André Malraux (1901 – 1976) fue un ensayista y novelista francés que durante los gobiernos de Charles de Gaulle
ocupó las carteras de Información (1945-1946) y Asuntos Culturales
(1959-1969).
Siendo militante del Partido Comunista Francés escribió,
entre otras obras, Los conquistadores, sobre el colonialismo francés, La condición humana (Premio Goncourt), relativa a la masacre del Partido Nacionalista Chino sobre los comunistas rebeldes en Shangai, La Esperanza,
sobre la Guerra Civil Española donde apoyó a los republicanos…
militancia que abandonaría en 1939, al sentirse traicionado, por el pacto Ribbentrop-Mólotov, firmado entre los ministros de Asuntos Exteriores de Hitler y Stalin.
En 1923, Malraux organizó, junto a su esposa y un amigo, una
expedición arqueológica a Camboya que, desde la segunda mitad del siglo
XIX y junto a Vietnam y Laos, constituían la Indochina francesa.
Interesado en el arte jemer, el destino de aquella expedición “cultural” era Banteay Srei,
un templo hindú del dios Shiva del siglo X.
El grupo de Malraux robó
varios bajorrelieves y estatuas con la intención, según la confesión del
propio Malraux, de venderlos en Europa. Cuando los
trasladaban en bueyes fueron descubiertos por las autoridades locales y
apresados.
La mujer de Malraux fue liberada y se trasladó a Francia
donde movió los correspondientes hilos para liberar a su marido.
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