Cáritas quiere entrar en El Gallinero tras la visita de Rouco Varela al poblado
Los voluntarios reclaman su ayuda para construir una escuela infantil
Monseñor caminaba por las callejuelas de tierra del poblado chabolista de El Gallinero. Iba hablando con los niños, interesándose por las familias de rumanos gitanos que malviven en casuchas de materiales endebles. Ataviado con la casulla verde, Antonio María Rouco Varela se desplazó a orillas de la autovía de Valencia tras recorrer la Cañada Real y oficiar una misa en la parroquia de Santo Domingo de la Calzada, en la explanada donde se ve en primera línea el trapicheo y consumo de droga.
El arzobispo de Madrid hizo algunas preguntas, quiso saber de la fe de los menores (unos 140, según las últimas estimaciones). Sufrió quizá una pequeña decepción, según comentaron después los asistentes y los moradores del poblado.
De aquella visita, comunicada apenas un par de días antes y realizada en secreto el pasado octubre, surgió un compromiso: Cáritas asumirá proyectos en El Gallinero. Lo confirmaba ayer una portavoz de la organización en Madrid, que asegura que “se está estudiando” una intervención con los menores y sus familias, con apoyo escolar y talleres para solventar las “necesidades más inmediatas del poblado”. A decir de los voluntarios que trabajan sobre el terreno, esas necesidades pasan por el último proyecto que quieren poner en pie junto al puente por el que pasa el tren: una escuela infantil.
Es un proyecto que barajan desde hace meses y para el que tienen ubicación y planos. Prevén una casa de niños para menores de tres años, una escuela para alfabetizar a las madres y una casa de baños. “Necesitamos unos 300 metros cuadrados”, calcula Paz Núñez, profesora de la Escuela de Arquitectura de la UAH e impulsora de la iniciativa.
Lo han previsto en unos terrenos que pertenecen a Adif (dependiente de Fomento) y que están fuera de la Junta de Compensación de Valdecarros, una agrupación de 200 propietarios del terreno. Su denuncia por “ocupación ilegal” de la parcela provocó el martes el derribo de seis chabolas del poblado. La entrada de policías y excavadoras ha dejado conmocionados a los habitantes del poblado y a los voluntarios, que creen que es un paso atrás en su pelea para que los niños de El Gallinero lleven una vida lo más normal posible.
La arquitecta Núñez comió el domingo con el arzobispo de Madrid y hablaron del asunto de la escuela infantil. Cuenta que ella le solicitó que dejara a los habitantes participar en la construcción de los tres edificios que han diseñado con palés (móviles y reutilizables).
El plazo previsto para levantarlos es de dos meses. “Le pedí que implicara a los vecinos, si no se involucran no tendrá éxito”, replica como máxima. Y dice que le arrancó el compromiso de contactar con Cáritas esta misma semana. Mientras, puede que la escuela se quede pequeña, lamenta un voluntario. En los últimos 10 días han nacido ocho niños más en el poblado.
El arzobispo de Madrid hizo algunas preguntas, quiso saber de la fe de los menores (unos 140, según las últimas estimaciones). Sufrió quizá una pequeña decepción, según comentaron después los asistentes y los moradores del poblado.
—¿Sabéis quien es el niño Jesús?- preguntó a los chavales.
—Sí, el hijo de la Lucía— respondió uno de ellos. Cuentan que quedó contrariado: “Estos niños no tienen catequesis”. Desde entonces los voluntarios recuerdan a los chicos siempre que pueden que, ante una pregunta como esa, deben responder algo así como que es la segunda persona de la Santísima Trinidad para no quedar en falta.
De aquella visita, comunicada apenas un par de días antes y realizada en secreto el pasado octubre, surgió un compromiso: Cáritas asumirá proyectos en El Gallinero. Lo confirmaba ayer una portavoz de la organización en Madrid, que asegura que “se está estudiando” una intervención con los menores y sus familias, con apoyo escolar y talleres para solventar las “necesidades más inmediatas del poblado”. A decir de los voluntarios que trabajan sobre el terreno, esas necesidades pasan por el último proyecto que quieren poner en pie junto al puente por el que pasa el tren: una escuela infantil.
Es un proyecto que barajan desde hace meses y para el que tienen ubicación y planos. Prevén una casa de niños para menores de tres años, una escuela para alfabetizar a las madres y una casa de baños. “Necesitamos unos 300 metros cuadrados”, calcula Paz Núñez, profesora de la Escuela de Arquitectura de la UAH e impulsora de la iniciativa.
Lo han previsto en unos terrenos que pertenecen a Adif (dependiente de Fomento) y que están fuera de la Junta de Compensación de Valdecarros, una agrupación de 200 propietarios del terreno. Su denuncia por “ocupación ilegal” de la parcela provocó el martes el derribo de seis chabolas del poblado. La entrada de policías y excavadoras ha dejado conmocionados a los habitantes del poblado y a los voluntarios, que creen que es un paso atrás en su pelea para que los niños de El Gallinero lleven una vida lo más normal posible.
La arquitecta Núñez comió el domingo con el arzobispo de Madrid y hablaron del asunto de la escuela infantil. Cuenta que ella le solicitó que dejara a los habitantes participar en la construcción de los tres edificios que han diseñado con palés (móviles y reutilizables).
El plazo previsto para levantarlos es de dos meses. “Le pedí que implicara a los vecinos, si no se involucran no tendrá éxito”, replica como máxima. Y dice que le arrancó el compromiso de contactar con Cáritas esta misma semana. Mientras, puede que la escuela se quede pequeña, lamenta un voluntario. En los últimos 10 días han nacido ocho niños más en el poblado.
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