domingo, 11 de marzo de 2012

Las hazañas de los monjes guerreros

Diego Valor Bravo analiza el ascenso y declive de La Orden de Alcántara

«La orde de calatrava»
D. Valor Bravo
Ed. nerea
298 páginas, 25,48 euros.



La figura del monje guerrero resulta exótica hoy

Caballeros, monjes y monarcas, hombres al  servicio de una causa, personajes dispuestos a dar la vida por el honor o la fe.  Algo casi impensable en la actualidad. A semejanza de las órdenes templarias, surgían órdenes de monjes-caballeros. Una de ellas es la Orden de Alcántara.

 Tras un minucioso trabajo documental y de investigación, el historiador Diego Valor Bravo ha compuesto este relato histórico que pone de manifiesto la importancia y trascendencia que tuvieron lasórdenes de caballería en el siglo XII. «Esta nació en un contexto histórico y en una situación de frontera entre el islam y los reinos cristianos de la Península. 

Tenía una función militar y de combate, y a la vez era una orden religiosa, lo que la transformaba en algo singular», según afirma el historiador. «Pero la Orden de Alcántara poseía la particularidad de que se enfrentaba al mismo enemigo que en Tierra Santa. 

Estos hombres no tenían la necesidad de cumplir el deber de acudir a aquella zona como imponía la Iglesia». Existen una serie de relatos del siglo XII que sitúan el origen de dicha órden en un valle situado en lo que hoy es Portugal. Según estas historias, una serie de caballeros, durante una cabalgada, se topan con un ermitaño que sirvió en tierra santa. 

Éste les convence para que se residan allí. Es entonces cuando se instaura la orden. «Esta primera fundación no fue una orden militar, sino un monasterio de la frontera. Los caballeros acudían allí a vivir en soledad», confiesa el historiador. Su declive fue inevitable. Dejó de tener sentido la existencia de una órden militar-religiosa. «Coincide curiosamente con la fundamentación del Estado moderno.

Acumuló un gran poder militar, por lo que suponía un enemigo interior para el Estado. Además, ya no había enemigo al que batir, el Islam fue derrotado. En cambio, el aspecto religioso se mantuvo, se convirtió en una orden laica». Los documentos históricos muestran cómo Fernando el Católico consiguió de la mano de la Iglesia una serie de privilegios que le darían el poder sobre estas órdenes. Se convirtió en su líder. «Fue un artificio, un truco  que se sacó el rey. Es la llamada Administración Perpetua Temporal de los Reyes», comenta el escritor.



Secretismo aparente


 

La Historia nos marca el futuro a seguir, pero en muchas ocasiones cometemos el error de darle la espalda. Para el escritor queda mucho por enseñar: «En el mundo en el que vivimos la figura del monje guerrero nos parece curiosa, da pie a malas interpretaciones, nos dejamos llevar por un aparente secretísmo ya que no lo entendemos. 

Parece que no tiene que ver con nosotros, pero he querido poner de manifiesto el ideal del estado moderno. «Cuando La Fundación San Benito de Alcántara me encargó el proyecto quise resaltar el cambio que sufrió la orden, su representación social, la función de los caballeros o su vida particular, la cual era desconocida hasta ahora. 

Existe una gran confusión. Nada se sabe de lo que fue la vida de estos hombres. Personajes que vivieron en situaciones como son la guerra, la vida y la muerte. Se jugaban el tipo todos los días».

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