viernes, 20 de enero de 2012

Mirotic, “delicatessen man”

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La primera jornada del top 16 va definiendo la nómina de grandes favoritos para estar en la Final Four. En el primer escalón, en mi opinión, se situarían el CSKA de Moscú y el Barça Regal. Los moscovitas asaltaron la cancha del Olympiakos tirando de toda su artillería. Mucho equipo el de Jonas Kazlauskas, con Krstic, Kirilenko, Siskauskas, Khryapa o Teodosic. El Barça ganó al "limogesgiano" Bennet Cantú con su habitual eficacia absolutamente exenta de brillantez (65-60). 

El juego de los de Xavier Pascual es un tostón, tanto que como no vuelva pronto Navarro, algún locutor se nos va a desplomar encima de la mesa de comentaristas. Lo mejor del partido, sin duda, la merecidísima ovación de los 4.829 espectadores que acudieron al Palau, a Gianluca Basile, caballero del basket y de la vida.

En el segundo escalón de favoritos, colocaríamos a Maccabi de Tel Aviv, Panathinaikos, Montepaschi Siena y Real Madrid. Los israelíes vencieron en Kaunas al Zalguiris con cinco de sus hombres por encima de los diez puntos. Panathinaikos arrasó al Armani en Milán.

Tristísima la imagen del equipo de Sergio Scariolo, que está naufragando tanto en la LEGA italiana como en la competición europea con una plantilla en la que están jugadores tan importantes como Omar Cook, Antonis Fotsis, Ioannis Bourousis o Drew Nicholas. Los atenienses de Obradovic, actuales campeones, sigue con un equipo sólido, que juega de memoria, pero tienen un hándicap digno de un estudio de hechicería: estamos en año par y la historia dice que el Panathinaikos nunca gana la Euroliga en año par.

Montepaschi Siena ganó al Grescrap Bilbao Basket en cuanto despertó Bo McCalebb, un base que marca diferencias en Europa. Su asociación con David Andersen es un quebradero de cabeza para cualquiera.
En el otro partido del grupo, el otro aspirante, el Real Madrid, jugó con fuego hasta el último suspiro en su visita a la cancha de Unicaja de Málaga. 

Casi podríamos decir que el equipo de Chus Mateo mereció la victoria. Con muchas bajas, incluyendo la del impagable Joel Freeland, los malagueños se apoyaron en Luka Zoric, que causó estragos en la zona madridista. Ni Tomic, ni Felipe, ni en menor medida Mirza Begic pudieron con él. Con la ayuda del siempre incisivo Valters, el Unicaja tiró por la borda su ventaja por su empeño en buscar el triple...

... por eso y porque el Real Madrid tiene un ángel llamado Nikola Mirotic. Su asociación con Sergio Rodríguez había funcionado, especialmente en el último cuarto. Difícil calibrar la importancia de Sergio en el equipo de Pablo Laso. En ataque, su creatividad desatasca muchas defensas (máximo asistente de la competición con 5'8 por partido), aunque hay algunas decisiones más que cuestionables. En defensa los contrarios le buscan una y otra vez como punto débil (sirva como ejemplo la bandeja de Valters en la penúltima jugada del partido).

¿Compensa el desequilibrio?. Difícil responder a esa pregunta. En un equipo normal me atrevería a decir que no, pero el Real Madrid de esta temporada no es un equipo normal. Los blancos se han convertido en el paradigma de la alegría del baloncesto, la gente disfruta viendo sus partidos y gente perdida para la causa te comenta por la calle que vio el partido de Alicante o el de anoche en el Martín Carpena. En ese contexto, Sergio Rodríguez ha encontrado un hueco, que lo sería más claro si el otro base del equipo estuviera más consolidado. 

Sergio Llull estuvo mal anoche, pero la confianza en él que desmuestra Pablo Laso solo puede llevar al menorquín a afianzarse en el puesto. El problema llegará cuando entremos en los momentos decisivos de la temporada (Fase Final Copa, Play Offs ACB y de Euroliga), cuando enfrente se encuentren McCalebb, Teodosic, Diamantidis, Marcelinho, Aaron Jackson... ¿Le llegará al Real Madrid con los Sergios?




Sigo pensando en que hace falta un base, incluso por encima de un cinco. El mercado ofrece bases importantes, pero pivots ogros, feos e intimidadores no abundan. Y creo sinceramente que Tomic y Begic forman una buena pareja de cincos.

Dejo para el final lo mejor de la semana, la canasta ganadora sobre la bocina de Nikola Mirotic. Su acción, pletórica de fundamentos, resume el potencial de un jugador del que deberíamos disfrutar cada segundo. El jugador español de origen montenegrino cogió un melón 3 metros por encima de su cabeza. 

Algo desequilibrado por el salto, inició una entrada a canasta marcando los pasos, izquierdo primero, segundo después; entre paso y paso, un ligero y sutil eslálom, para esquivar al defensor; la obra maestra concluía con un lanzamiento a pierna cambiada con la mano derecha. Suave, al tablero que, agradecido, abrazó al balón como si éste fuera de oro macizo. El reloj marcaba 0.5 segundos para el final. 

Una canasta ganadora que puede valer una Final Four. Lo que hubiera pagado por ver la canasta repetida en esa maravilla de la tecnología llamada cámara superlenta. ¡Ay Víctor Santamaría!. ¡Cuánto pagaríamos los aficionados del basket para que dejaras de realizar partidos de fútbol y te vinieras a nuestro deporte!

Fernando Ruiz

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