El gobierno de Brasil y la Federación Internacional de Fútbol Asociado, FIFA, se encuentran en una nueva discusión a cuenta del Mundial de 2014. Esta vez, por la petición de la FIFA de que se pueda vender cerveza en los estadios, algo que está prohibido por la legislación brasileña.
El secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, se encuentra en Brasil impulsando la Ley General de la Copa, un paquete de leyes que busca regular el evento e incluye, entre otras cosas, la amplitud de entradas a precios preferenciales y la venta de cerveza en los escenarios del Mundial.
Esta última ha generado una gran cantidad de comentarios, puesto que el país sudamericano, según un estudio de la estatal Agencia Brasil, es donde más muertes se dan en el escenario del fútbol en Latinoamérica: 42 personas murieron por incidentes entre hinchas en los últimos diez años y el promedio de muertes al año -de 4,2- ha crecido: entre 2008 y 2010 el promedio fue de 7 muertes.
El ex futbolista y actual diputado brasileño Romario dijo que la FIFA debe respetar la legislación de su país vigente durante el Mundial de Brasil 2014 y pidió que la soberanía se respete.
El Ministro de Salud brasileño, Alexandre Padilha, ha manifestado su descontento con la intención de la FIFA. A él se unieron, aunque en términos más tímidos, el Representante de la Cámara Vicente Cândido y el Ministro de Deportes Aldo Rebelo.
Padilha, que se presentó el año pasado un estudio sobre el tema ante Comisión Especial de Consumo de Alcohol en la Cámara de Representantes, argumenta que el Congreso brasileño se debe resistir a la petición de la FIFA porque sus intenciones son comerciales, dado que entre los patrocinadores del Mundial están Budweiser y Brahma.
El estudio, realizado por el ministerio, detalla el crecimiento del consumo excesivo de alcohol entre los jóvenes y las mujeres y señaló que el abuso de alcohol es el villano de la salud.
Aunque los estudios que ha presentado Padilha no se limitan al escenario del fútbol, él considera que los graves índices de consumo de alcohol en Brasil –y sobre todo de accidentes de tránsito que se derivan– se deben combatir con leyes mejores y penas más amplias.
La legislación brasileña que defienden Romario y Padilha establece un vínculo entre violencia en los estadios y alcohol. Pero, ¿es esto cierto?
Los que dicen que no
Aunque se suele pensar que la violencia en el fútbol se puede eliminar con la prohibición de la venta de alcohol en estadios, hay quienes piensan que el licor y la violencia no tienen una relación causal en el escenario futbolístico.
Uno de ellos es Steve Frosdick, profesor de la Universidad de Birmingham, especialista en seguridad de eventos y autor del libro Football Hooliganism, publicado en el 2005.
Según su estudio, fue después de la final de la FA Cup en 1924 que se fijó al alcohol como la explicación a los disturbios que se generan en las gradas de fútbol.
"A pesar de que las tasas de homicidio y riñas de bar suelen estar relacionadas con el alcohol, esto no quiere decir que se pueda afirmar los mismo en el contexto del fútbo. "
Geoff Pearson, Ph.D de la Universidad de Liverpool
En ese famoso partido entre el Bolton y el West Ham los espectadores invadieron la cancha antes de que se diera el pito inicial. El estadio de Wembley, que en ese entonces estaba diseñado para hospedar 125 mil espectadores, tuvo que recibir a 300 mil para esa final.
Tras los históricos disturbios, la policía empezó a prohibir la venta de cerveza en botellas de vidrio en los estadios.
Y 60 años después, luego de los enfrentamientos que dejaron 39 muertos en la final de la Copa de Europa entre la Juventus y el Liverpool, la primera ministra británica Margaret Thatcher prohibió del todo la venta del alcohol en estadios ingleses.
Con eso, el alcohol se volvió el antídoto para prevenir la violencia en los estadios alrededor de Europa. Sin embargo, asegura Frosdick, no existe evidencia que señale el vínculo causal entre el licor y la violencia en las canchas de fútbol.
Los ejemplos
En Escocia, donde supuestamente se encuentran los hooligans más agresivos de Europa, la violencia se ha reducido en los últimos 10 años a pesar de que todavía se permite el consumo de alcohol en el estadio.
Los Roligans, el equivalente danés de los hooligans, son reconocidos a nivel mundial por sus buenos modales y bajos índices de enfrentamientos en estadios. Otra de sus tradicionales facetas: beber en grandes cantidades.
Por otro lado, los conflictos que han protagonizado los radicales –y en ocasiones racistas– grupos Ultras, en Italia, nunca han podido ser explicados por el factor licor.
En el 2003 Brasil prohibió el alcohol y en Argentina y Colombia no se permite su venta hace décadas. En ninguno de estos países los índices de violencia se han reducido significativamente en los últimos años.
Según Frosdick, el alcohol es solo una de las innumerables variables que influyen en los conflictos del fútbol: el racismo, la xenofobia e incluso la represión que puede generar la prohibición del alcohol son solo algunas de las causas de los conflictos que se dan en este deporte.
Las campañas
Ryan Mcnight, editor de la revista deportiva FC business, habló con BBC Mundo sobre la campaña que está liderando para que las leyes se estandaricen en Inglaterra.
En los circuitos que se practican otros deportes, como el rugby o el boxeo, el consumo del alcohol es permitido. En el fútbol, en cambio, no. Y, según Mcnight, esto se debe al estereotipo del hombre agresivo que gusta del fútbol.
"Puede que hace cincuenta años pudiéramos pensar en motivos para prohibir el alcohol en la cancha", dijo Mcnight. "Pero hoy la demografía de los asistentes es diferente y los sistemas de seguridad son más sofisticados; no hay razón para prohibir la cerveza".
Además, Mcnight argumenta que permitir el alcohol traería beneficios, porque el ambiente sería más familiar, el fanático se sentiría menos restringido y los estereotipos del hooligan dejarían de aplicar para todos los aficionados del fútbol.
Los estudios
Geoff Pearson, Ph.D de la Universidad de Liverpool, dijo a BBC Mundo que el vínculo entre alcohol y violencia debe ser llevado a sus justas circunstancias: "un estadio puede ser el lugar más propicio para beber, porque hay segregación entre los bandos opuestos, cámaras de seguridad, policía y, más importante, el ambiente no es el mismo que el de un bar".
En su citado estudio sobre el tema, "On the lash", Pearson encontró que no existen pruebas científicas para probar que el alcohol produce conflictos: "a pesar de que las tasas de homicidio y riñas de bar suelen estar relacionadas con el alcohol, esto no quiere decir que se pueda afirmar los mismo en el contexto del fútbol", dijo Pearson.
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