lunes, 2 de abril de 2012

Así se descubrió la Titanoboa, la serpiente de 12 metros

El Museo de Historia Natural del Smithsonian de Washington dedica una exposición y un documental a la serpiente más grande del mundo, la Titanoboa. El descubrimiento de sus restos en una mina de carbón de Colombia fue fruto de años de trabajo y una sorpresa para los científicos. 

 


En el año 2005, mientras visitaba la mina de carbón de Cerrejón en busca de fósiles, el estudiante colombiano Edwin Cadena encontró la vértebra de lo que parecía un cocodrilo. Meses después, el hueso llegó hasta la Universidad de Florida dentro de una caja etiquetada como "huesos de cocodrilo" y alguien se dio cuenta de que algo no cuadraba. 

Comparando meticulosamente el hueso, Alex Hastings y otros miembros de su equipo se quedaron petrificados: aquella vértebra pertenecía a una serpiente de un tamaño descomunal y desconocido hasta entonces.

Interesados por el descubrimiento, los científicos revisaron los centenares de fósiles etiquetados y guardados junto a los restos de tortugas gigantes y cocodrilos encontrados en la mina colombiana de Cerrejón, el mayor yacimiento de fósiles del mundo. El resultado fue el hallazgo de más de un centenar de vértebras de serpiente confundidas entre los restos de unas 28 especies.

"Tuvimos los restos de algunas serpientes durante años", asegura el paleontólogo Jonathan Bloch. "Mi única excusa para no reconocerlos es que había cogido restos de serpientes antes. Me dije: 'esto no puede ser la vértebra de una serpiente'. Es como si alguien me mostrara el cráneo de un ratón del tamaño de un rinoceronte y me dijera 'esto es un ratón'. Le diría que eso es imposible".

La investigación sobre el reptil, coordinada durante cinco años por el Instituto de Investigación Tropical del Smithsonian y el Museo de Historia Natural de Florida, fue publicada en la revista Nature y anunciada como el hallazgo de una nueva especie: la Titanoboa, una serpiente de más de una tonelada y medía unos catorce metros que vivió hace 58 millones de años en las selvas de Colombia.

Los investigadores han encontrado restos que indican que unas sesenta titanoboas vivieron en la zona y se alimentaba de tortugas gigantes y de cocodrilos, a los que atrapaba y devoraba con cierta facilidad. Para comprender el tamaño de semejante animal, sus descubridores hacen una comparación: su peso equivale al de diez jugadores de lucha libre y su longitud a la de un autobús escolar de Estados Unidos.

"Es la serpiente más grande que ha existido, de la familia de las boas, vivía en lagos y mataba a sus víctimas estrangulándolas y comiéndolas enteras", relató uno de los coordinadores de la investigación, Carlos Jaramillo, colombiano afincado en Estados Unidos.

Los restos del cráneo de la serpiente y de su mandíbula sugieren que la cabeza tendría alrededor de 60 centímetros, pero que sus fauces se podían abrir con más de un metro y medio de amplitud. Pero, ¿cómo alcanzó semejante tamaño? Los investigadores creen que se debió a la temperatura de la zona pantanosa en la que vivieron las serpientes. 

El equipo de Cerrejón publicó en 2009 que el ambiente tenía un alto contenido en dióxido de carbono y que la temperatura media pudo estar entre 30 y 33 grados centígrados. En su opinión, este calor pudo facilitar el aumento de tamaño, pero otros científicos consideran que no hay pruebas suficientes.

Para conmemorar el descubrimiento, el Museo de Historia Natural del Smithsonian de Washington ha recreado la serpiente más grande del mundo, la Titanoboa, con una réplica a tamaño real en una exposición y una reproducción virtual en un documental, ambientado en la selva tropical en la que vivió hace 58 millones de años. El documental de dos horas recrea la vida y el entorno de este reptil de récord que vivió en el actual departamento de La Guajira, en Colombia.

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