- 40.000 personas acuden a las aperturas de Space y del Ushuaïa Beach Hotel
- Cada discoteca recaudará este verano más de 15 millones en entradas
Ushuaïa Ibiza Beach Hotel - Summer 2011
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=80-pFJLPTYg
Se llama Naomi, tiene 19 años y es ucraniana. Su cuerpo de modelo
flota como una aceituna sobre una colchoneta con forma de copa de
Martini. Está casi desnuda y más de 5.000 personas la rodean dibujando las curvas de una enorme piscina, mientras se agitan al ritmo cardíaco que marca un disc jokey en el escenario.
A un lado están las camas balinesas de la zona VIP, a las que puede accederse previo pago de 6.000 euros.
Entre ellas tratan de mantener el equilibrio sobre enormes tacones
espectaculares chicas enfundadas en bañadores a la nueva moda de este
verano, con capucha. Sobre las camas reposan las cocteleras cargadas de
toda clase de bebidas.
También se ven platos de fresas que los clientes
dejan caer con una cucharilla en sus copas de champagne. En otra cama se
ven platos de sushi y jamón de jabugo recién cortado. En una mesita está la carta de bebidas. La botella del champagne más caro cuesta 100.000 euros. El segundo 46.000.
En uno de estos reservado un ruso recibe un masaje de hombros, cuello
y cabeza de una joven que luce una filigrana de top que sostiene unas
alitas, todo a cambio de la voluntad, y que forma parte de las llamadas
Angel Squad, una más de las experiencias sensoriales que se ofrecen en
el Ushuaïa Beach Hotel, el mayor parque temático para adultos jamás
ideado por el hombre.
Más de 20.000 personas se pasaron el pasado fin de semana por este establecimiento
hotelero propiedad del ex ministro de José María Aznar Abel Matutes, en
lo que supone el arranque de la temporada de verano en la isla de
Ibiza.
Su piscina es su seña de identidad, y su aspecto cambiará a los largo
del año, poblándose de plataformas flotantes para gogós o simplemente
tumbando un ejército de modelos en bikini que se pasarán buena parte de
la tarde tumbadas mientras se toman un mojito de fresa.
Casi al mismo tiempo y al otro lado de la acera la discoteca Space, reconocida como el mejor club del mundo en el año 2012, pone en marcha una maquinaria
que en Ibiza devorará solo en entradas y bebidas varias decenas de
millones de euros de los bolsillos de más de un millón de ciudadanos de
las principales potencias europeas en apenas 130 días.
En Ibiza todo empieza cuando la bestia se despierta con un rugido de
reactores que atraviesa el cielo, y que luego se repite cada pocos
segundos hasta la primera semana de octubre.
Los aviones pasan tan bajo
sobre estos dos establecimientos que los clubbers saltan como si
intentaran rozar con sus dedos sus tripas de colores. Desde las
ventanillas, allá abajo y poco antes de aterrizar, lo último que ven sus
pasajeros es un reguero de vallas azules, del tamaño de un campo de
fútbol, que se retuerce como una serpiente de metal que intenta
introducirse en una nave blanca y brillante a orillas de Platja dd’en
Bossa.
Entrar en cualquiera de los cinco grandes templos del ocio nocturno
que existen en la isla costará durante toda la temporada entre 40 y 70
euros, y se calcula que cada uno de ellos será visitado por al menos
300.000 personas esta temporada, repartida en aforos de entre 2.000 y
6.000 personas, lo que supone unos ingresos mínimos solo en entradas de
más de 15 millones de euros.
La contabilidad que se lleva en el consumo
de las barras en las que se sirven las bebidas es quizá uno de los
secretos mejor guardados por los gestores de las salas, aunque uno de
sus propietarios reconoció ayer que una fiesta de apertura alcanza «sin problemas» el millón de euros.
Jeques, rusos y estadounidenses van remplazando poco a poco a
británicos, alemanes e italianos no solo en el llamado turismo VIP de
las discotecas. La debilidad de sus economías se palpa en la facturación
de cualquier barra de discoteca desde hace al menos tres años, donde
los empresarios reconocen que se ha disparado el consumo de cerveza, la
bebida alcohólica más barata que puede consumirse.
Lujo y excentricidades
El Ushuaïa Beach Club se alimenta de las excepciones. En las mesas de
los reservados los movimientos de cadera de las clientes VIP se
producen haciendo tambalear sobre la mesa botellas de Vodka de 3.200
euros. Space, por ejemplo, trabajó este invierno en la introducción de
una nueva delicatessen con la que acompañar sus conocidas brochetas de
fruta y agradar al cliente de sus zonas VIP: las minitarrinas de caviar.
Pasar una noche en pareja el nuevo establecimiento del Grupo Matutes
puede rozar en agosto los 2.000 euros en el caso de la suite
presidencial de 104 metros cuadrados, que ni siquiera disfrutó Paris
Hilton en su última visita a la isla, ya que se alojó en una habitación
de una escala inferior.
El lujo obsceno chorrea una vez más en todas y cada una de sus 236 habitaciones,
dotadas de excentricidades como la cromoterapia, que permite cambiar el
color de la luz de la sala o del cabezal de la cama según el estado de
ánimo del cliente; la aromaterapia, con todo un menú de esencias; un kit
sexual con preservativos, lubricantes y hasta un pequeño vibrador; y
hasta una bombona de oxígeno.
Alguna de las habitaciones dispone incluso de su propia sala con
equipo de sonido y mesa de mezclas para contratar sesiones privadas con
un Dj y montarse una fiesta alternativa al latido que desde el escenario
de la piscina se proyecta no sólo por el hotel, sino en muchos metros a
la redonda. La música ocupa un papel tan importante en la filosofía de
este establecimiento que hasta la piscina privada de los clientes
dispone de altavoces subacuáticos que emiten sesiones de Djs
alternativas que solo pueden ser escuchadas por aquellos que tengan la
cabeza debajo del agua.
El 'privilego' de pinchar en Ibiza rebaja el caché
David Guetta, quizá el Dj más importante del mundo en estos
momentos, no ha dudado en fichar por Ushuaïa para sus fiestas de piscina
de los lunes. Su caché fuera de la isla puede alcanzar los
120.000 euros, o la caja de la noche, resultado de una sencilla
multiplicación de unas 5.000 personas a 70 euros la entrada.
Curiosamente, el caché de los Djs más importantes del mundo se rebaja cuando trabajan en la isla de Ibiza,
ya que de no hacerlo perderían inmediatamente su status. De hecho,
muchos de ellos viajan con equipos de fotografía y vídeo que elaboran
los contenidos con los que luego se promocionarán al resto del mundo. El
invento de las fiestas al aire libre en la piscina de un hotel ha
tenido tanto éxito que este mismo verano, en la zona de San Antonio,
verá la luz un proyecto similar al de Matutes a manos de empresarios
británicos.
Pero el beneficio que genera el fenómeno de las discotecas no se
queda ahí. Al igual que otros grupos como Pachá, Space ya se ha
expandido a países como Egipto, Brasil y Dubai. Además de tener, al
igual que Ushuaïa, cuatro tiendas de souvenirs con su propia oferta
discográfica, repartidos en toda la isla.
Si Pachá, por ejemplo, ha
sabido explotar la impresión de dos cerezas en casi cualquier objeto
imaginable, el fenómeno Ushuaïa tiene entre sus señas de identidad los animales gigantes que hay repartidos por todo el hotel,
como pueden ser hormigas de medio metro e incluso un cocodrilo dorado
de cuatro metros, por los que se han empezado a interesar algunos de sus
acaudalados clientes y cuyas réplicas, como obras de arte, pueden
encargarse en sus tiendas por varias decenas de miles de euros.
Ushuaïa también ha apostado por la hostelería, montando el mejor
restaurante japonés de la isla, en el que los comensales pueden sentirse
como en Japón gracias, por ejemplo, a hologramas de geishas en plena
ceremonia del té que se proyectan al lado de los comensales.
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