La era Tito Vilanova ha arrancado esta misma semana tras el triunfo del Barça en la Copa del Rey. Las primeras diferencias respecto a Pep Guardiola son más que notorias. ¿En qué se diferencian ambos?
Aunque todavía no es oficial porque no ha firmado su contrato,
esta semana ha arrancado la era Tito Vilanova como entrenador del Barcelona. Desde el primer día, las diferencias con Guardiola son más que evidentes.
Contrato por dos temporadas. Primera e importante diferencia
respecto a su sucesor. Mientras Pep iba año a año renovando su
compromiso, Tito quiere, de entrada, un contrato por dos temporadas para
asentar más su proyecto.
Sin Manel Estiarte como hombre de confianza en la directiva. La
mano derecha de Pep Guardiola fuera del banquillo y del terreno de
juego fue durante estos años el célebre exjugador de waterpolo. Con la
marcha de Pep, también lo ha hecho Estiarte de su cargo directivo.
Quieren vender canteranos. Se habla de la posible salida de Cristian Tello o Isaac Cuenca, con posible destino al Atlético de Madrid. Estos dos futbolistas han sido la bandera de Guardiola esta temporada, dejando en la suplencia a hombres como Pedro o el propio Alexis Sánchez.
Y fichar defensas a golpe de talonario. El Barça necesita defensas. Thiago Silva para el eje de la zaga y un lateral izquierdo que supla a Eric Abidal. Barta, Muniesa o Montoya parecen no ser suficientes para cubrir esos puestos.
Tito sí concede entrevistas. Otra de las grandes diferencias.
Tito solía conceder alguna entrevista esporádica en televisiones y
radios. Después de su enfermedad no volvió a hablar en ningún medio.
Pero al menos lo ha hecho, no como Guardiola estas cuatro temporadas.
Menos locuaz que Guardiola en las ruedas de prensa. Lo que
pierden los periodistas que siguen de cerca la información del Barça o
cualquier espectador en sus televisiones son los discursos y las ruedas
de prensa estelares de Pep. Tito habla mucho menos que su antecesor.
Traje y corbata vs chandal. Guardiola siempre vistió con un
impecable traje durante estos cuatro años. Tito, en cambio, siempre con
chándal a su lado en el banquillo. Tal vez el nuevo se ponga el traje. O
no.
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