El buscador más famoso del mundo le dedica un doodle
En 1712, la institución se encontraba en el Pasadizo de la Encarnación, entre el Alcázar y el Monasterio del mismo nombre en Madrid. Felipe V quería que sus súbditos pudieran consultar los libros que los Borbones trajeron de Francia y los ejemplares incautados de las bibliotecas de los nobles que apoyaron a Carlos de Austria.
Hasta 1836, no podían acceder las mujeres, que sólo podían visitar la biblioteca los domingos para no distraer el trabajo de los eruditos. Los hombres, en cambio, tenían que respetar unas normas en el vestuario para poder acceder. Fue en 1896, cuando la Biblioteca se instaló en su actual ubicación. Trasladar los ejemplares no fue tarea fácil, porque llegó a plantearse la posibilidad de que los soldados hicieran una cadena humana para transportar los ejemplares uno a uno y sin dañarlos. Era una tarea monumental, casi imposible y se optó por unas carretas.
Hoy, en la Biblioteca Nacional de España se acumulan dos ejemplares de cada libro, CD o DVD que se edita en España. Así se explica que sus depósitos ocupen doce plantas, donde se pueden encontrar ejemplares del siglo XV o las últimas novedades editoriales. Cada mañana se mide la humedad y la temperatura para que los libros se conserven en perfecto estado.
La tecnología ha ido penetrando en la Biblioteca, pero hay detalles que no cambian: los puestos de lectura o la madera del suelo. Hay pocas concesiones a novedades decorativas y los mejores ejemplos se pueden encontrar en las paredes o en el suelo.
La Biblioteca Nacional de España regala a cada Premio Cervantes la posibilidad de ser retratado, pero el cuadro se queda en sus salas. El último en llegar, el de Ana María Matute, Premio Cervantes 2010. En el suelo, la moqueta que impide que los tacones de las lectoras incomoden a los quienes intentan avanzar en sus investigaciones.
En los pasillos de la Biblioteca, historiadores o hispanistas que han hecho de la rutina en las salas de lectura casi una forma de vida. Un ejemplo, es el del británico J. Snow que ha dedicado su vida a estudiar la literatura medieval española. Ya no tiene que venir a la Biblioteca Nacional de España en sus vacaciones, porque la jubilación le ha permitido instalarse en Madrid y poder estudiar aquí a diario.
El germen de la Bilbioteca Nacional fue la Biblioteca Real, fundada en 1712 por el rey Felipe V con un doble objetivo: fomentar el estudio en sus súbditos y reunir las bibliotecas de los nobles emigrados que luchaban en la guerra en apoyo de Carlos de Austria. Se le asigna como sede el pasadizo que une el Real Alcázar con el Monasterio de la Encarnación.
Cuatro años más tarde, se publica el decreto fundacional de la Biblioteca Real concedido por el Rey junto con las primeras constituciones redactadas por Juan Ferreras, bibliotecario mayor.
Por Real Orden del 15 de octubre de 1716, se establece el precedente del Depósito Legal. Por esta norma, toda persona que costease la impresión de libros y papeles, ya fuese autor, impresor o editor, estaba obligado a entregar a la Biblioteca Real un ejemplar encuadernado de todo lo que imprimiese.
En 1738 se publica la "Bibliotheca Universal de la Polygraphia Española" de Cristóbal Rodríguez, dentro de la actividad editorial de la Biblioteca Real.
Mediante la resolución del 11 de mayo de 1750, se regula el plazo de ocho días para que la Biblioteca Real ejerza el derecho de tanteo sobre las tasas de librerías puestas a la venta. Mediante este derecho la Biblioteca tiene una vía para incrementar su colección, seleccionando entre las relaciones de libros que se le presentan aquellas obras que no existen entre sus fondos y, al comunicar su decisión en ese plazo, no perjudica la venta de las restantes obras que no le interesan.
Carlos III aprueba en 1761 las Constituciones redactadas por Juan de Santander, bibliotecario mayor, que modifican las de 1716. En ellas, este último pasa a ser director de la Biblioteca Real, los bibliotecarios son considerados criados de la Real Casa con los privilegios correspondientes.
Además se establecen nuevas normas de funcionamiento interno en lo referente a libros de registro, índices temáticos de los fondos... Se funda una imprenta real, a cargo del bibliotecario mayor, vinculando la labor editorial de la Biblioteca a los más destacados impresores, encuadernadores y grabadores de la época.
En 1783 se presentan al monarca los nuevos punzones y matrices que contribuirán a renovar las artes gráficas. La Biblioteca Real ofrecía a los impresores los tipos y el papel para sus publicaciones.
Diez años más tarde, se crea la Imprenta Real, y a ella se traslada la actividad editorial realizada hasta esos momentos en la Biblioteca Real.
En 1808, tras las abdicaciones de Bayona, José Bonaparte ocupa el trono español y se desencadena la Guerra de la Independencia contra la invasión de las fuerzas napoleónicas.
Debido a las obras de ampliación de la plaza frente al Palacio Real, en 1809 se debe trasladar la Biblioteca Real al Convento de los Trinitarios Calzados de la calle Atocha de Madrid.
Tras la vuelta de Fernando VII en 1814, se disuelven las Cortes de Cádiz.
En 1819 se produce un nuevo traslado de la Biblioteca Real debido a las reclamaciones realizadas por los Trinitarios Calzados desde la vuelta de Fernando VII. En mayo se inicia el traslado y en octubre ya se abre al público en su nueva sede, el Palacio donde celebraba sus sesiones el Consejo del Almirantazgo.
Siete años después, la institución se muda de nuevo a una casa que perteneció al Marqués de Alcañices, cerca de su primitiva ubicación, en la actual calle de Arrieta, esquina a la calle de la Bola.
En 1836 la Biblioteca Real cambia su denominación por Biblioteca Nacional de España y pasa a depender del Gobierno. Un año después, se crean las Comisiones científicas y artísticas provinciales para seleccionar las obras que, procedentes de los conventos suprimidos, debían depositarse en las bibliotecas y museos, o ser subastadas. Por esta vía se depositan en la Biblioteca Nacional de España unos 70.000 volúmenes procedentes de los conventos madrileños afectados por la desamortización.
Veinte años más tarde, se crea la Escuela Diplomática, donde se formaría el personal que cubriría las vacantes en los archivos y bibliotecas públicas donde se conservasen manuscritos.
La aprobación del Reglamento de la Biblioteca Nacional se produce un año después. En el texto, entre otras medidas, se establece la convocatoria y posterior publicación de las obras ganadoras de los Premios Bibliográficos que anualmente convocaría la Biblioteca Nacional de España.
El 21 de abril de 1866, la Reina colocó la primera piedra del Palacio de Museos, Archivo y Biblioteca Nacionales situado en el Paseo de Recoletos, futura sede de la Biblioteca Nacional de España. El proyecto fue realizado por el arquitecto Francisco Jareño Alarcón.
El Museo Arqueológico Nacional se crea en 1867, y en él se integran los objetos arqueológicos y numismáticos que existían en la Biblioteca Nacional de España desde su fundación.
Tras el estallido de la revolución con la que se inicia la monarquía constitucional de Amadeo de Saboya y, tras su fracaso, la I República, Manuel Ruiz Zorrilla, por decreto de 1 de enero, dispuso la incautación de los archivos, bibliotecas y colecciones de arte en poder de catedrales, cabildos, monasterios y órdenes militares, medio por el cual ingresaron en la Biblioteca Nacional de España obras muy valiosas procedentes de las catedrales de Ávila y Toledo.
Debido a la lentitud de las obras del nuevo edificio, un año después se empezó la construcción de un nuevo depósito de libros en el jardín del edificio que ocupaba la Biblioteca en la calle de Arrieta.
En 1884, Antonio Ruiz de Salces sustituye a Jareño en la dirección de las obras de construcción del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional de España.
La construcción del edificio del Paseo de Recoletos que debía ser sede de la Exposición Iberoamericana conmemorativa del IV Centenario del Descubrimiento de América terminó en 1892.
Un año después, se realiza la distribución del nuevo edificio destinado a archivo, biblioteca y museo. Se inicia el traslado de los fondos de la Biblioteca Nacional de España al depósito de hierro de siete pisos que se había construido en este edificio.
El 16de marzo de 1896 se abre al público la Biblioteca Nacional de España en su nueva sede.
Ocupa la planta principal del edificio con 35 salas y un gran Salón de Lectura con capacidad para 320 lectores.
Un real decreto promulgado ese año insiste en la obligatoriedad de entregar un ejemplar de toda obra impresa en España a la Biblioteca Nacional de España.
Tras la instauración de la II República Española, se crea el Patronato de Misiones Pedagógicas para difundir la cultura y la Junta de Intercambio y Adquisición de Publicaciones para las bibliotecas públicas para modernizar las colecciones bibliográficas de las bibliotecas públicas del Estado.
Se inicia entonces una época de reformas en la Biblioteca Nacional de España bajo la dirección de Miguel Artigas. Se reorganiza el Salón de Lectura al que se dota de una importante colección de obras de consulta; se crea la Sala General destinada a estudiantes, obreros y lectores populares que, debido a la afluencia masiva de lectores, deberá trasladarse en 1932 a una sala de mayor capacidad en la planta baja del edificio, con entrada directa desde el jardín, que inauguró el presidente de la República Alcalá Zamora.
Un año después, se establece que la dirección de la Biblioteca Nacional de España debía ser desempeñada por un miembro del Cuerpo facultativo.
En 1935, se celebra en Madrid el II Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía en cuya sesión inaugural José Ortega y Gasset pronunció su famosa conferencia "Misión del bibliotecario". Ese mismo año, el Ministerio de Instrucción Pública crea el Instituto del Libro Español.
Durante la Guerra Civil, se reunieron en la Biblioteca Nacional de España cerca de 500.000 volúmenes procedentes de la actividad de la Junta de Incautación, designada para salvar de su destrucción las obras de arte y libros conservados en centros religiosos, palacios o casas particulares.
El Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico y la Dirección General de Archivos y Bibliotecas se crearon en 1938 y 1939, respectivamente.
En 1940 se reglamenta el servicio de préstamo distinguiendo entre el préstamo directo al lector, del que queda excluida la Biblioteca Nacional de España, y el interbibliotecario.
Posteriormente, se publica la segunda edición de las "Instrucciones para la redacción del catálogo alfabético de autores y obras anónimas en las bibliotecas públicas del Estado", se crean la Hemeroteca Nacional -que se abre al público en 1949-, el Servicio Nacional de Lectura y el Servicio Nacional de Información Documental y Bibliográfica.
En 1953 se inaugura la nueva sede del Archivo Histórico Nacional que hasta esta fecha compartía el edificio de Recoletos con el Museo Arqueológico y la Biblioteca Nacional de España. La Comisión Nacional de Planificación y Coordinación Bibliográfica se crea dos años después.
En 1970 se crea el Instituto Bibliográfico Hispánico en el que se integrarían otros servicios ya existentes como el Servicio Nacional de Información Documental y Bibliográfica, el Depósito Legal y la Comisión Nacional de Planificación y Coordinación Bibliográfica.
Google continúa de esta manera rindiendo homenaje a instituciones o personajes históricos, hace una semana lo hizo con Heinrich Rudolf Hertz, publicando un doodle con un dibujo del edificio que hoy alberga la Biblioteca Nacional de España.
En 2009, Google utilizó el código morse para escribir las letras de su nombre en el logo de su portal, como homenaje a Samuel Morse, creador del código telegráfico bautizado con su apellido.
El buscador acostumbra a celebrar los aniversarios de personajes importantes de la historia del cine, la música o de la ciencia. En 2011, por ejemplo, el buscador homenajeó con uno de sus 'doodles' a la bailaria Marta Graham, al ilustrador británico Roger Hargreaves o al ornitólogo John James Audubon.
Google comenzó en 1998 a modificar su logo en ocasiones especiales como aniversarios u homenajes.
Se considera que el doodle más famoso es el depac-man, lanzado el 21 de mayo de 2010, en celebración al 30º aniversario del juego de video.Hoy tiene su propia página web.
El buscador más usado del planeta comenzó a modificar su logo hace catorce años, desde entonces decenas de artistas y aniversarios han sido homenajeados, los más famosos el de Chaplin, el cantante británico Freddy Mercury, el juego de video Pac-Man, entre otros.
Todo comenzó en 1998, cuando los cofundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, decidieron usar el logo del buscador para anunciar que se iban de vacaciones. La publicación tuvo tal éxito que en el año 2000 pidieron a Deniss Hwang que diseñara un doodle para el día de la Bastilla. Lo que lo convirtió en el jefe de los doodlers.
Este equipo de diseñadores está compuesto por cinco personas que se dedican a tiempo completo a investigar y decidir cual es el doodle que será visto en todo el mundo. Uno de sus éxitos más recordados es el de la guitarra de Google (homenaje a Les Paul), tres meses de trabajo tomó su diseño y consiguió que a nivel mundial se perdieran 5,35 millones de horas productivas tratando de tocar alguna melodía.
Pero los doodles no son sólo mundiales, también existen diseños locales, que se publican exclusivamente en los países que celebran algún acontecimiento, tal es el caso de fiestas patrias o elecciones nacionales.
Hasta 1836, no podían acceder las mujeres, que sólo podían visitar la biblioteca los domingos para no distraer el trabajo de los eruditos. Los hombres, en cambio, tenían que respetar unas normas en el vestuario para poder acceder. Fue en 1896, cuando la Biblioteca se instaló en su actual ubicación. Trasladar los ejemplares no fue tarea fácil, porque llegó a plantearse la posibilidad de que los soldados hicieran una cadena humana para transportar los ejemplares uno a uno y sin dañarlos. Era una tarea monumental, casi imposible y se optó por unas carretas.
Hoy, en la Biblioteca Nacional de España se acumulan dos ejemplares de cada libro, CD o DVD que se edita en España. Así se explica que sus depósitos ocupen doce plantas, donde se pueden encontrar ejemplares del siglo XV o las últimas novedades editoriales. Cada mañana se mide la humedad y la temperatura para que los libros se conserven en perfecto estado.
La tecnología ha ido penetrando en la Biblioteca, pero hay detalles que no cambian: los puestos de lectura o la madera del suelo. Hay pocas concesiones a novedades decorativas y los mejores ejemplos se pueden encontrar en las paredes o en el suelo.
La Biblioteca Nacional de España regala a cada Premio Cervantes la posibilidad de ser retratado, pero el cuadro se queda en sus salas. El último en llegar, el de Ana María Matute, Premio Cervantes 2010. En el suelo, la moqueta que impide que los tacones de las lectoras incomoden a los quienes intentan avanzar en sus investigaciones.
En los pasillos de la Biblioteca, historiadores o hispanistas que han hecho de la rutina en las salas de lectura casi una forma de vida. Un ejemplo, es el del británico J. Snow que ha dedicado su vida a estudiar la literatura medieval española. Ya no tiene que venir a la Biblioteca Nacional de España en sus vacaciones, porque la jubilación le ha permitido instalarse en Madrid y poder estudiar aquí a diario.
La Biblioteca Real
El germen de la Bilbioteca Nacional fue la Biblioteca Real, fundada en 1712 por el rey Felipe V con un doble objetivo: fomentar el estudio en sus súbditos y reunir las bibliotecas de los nobles emigrados que luchaban en la guerra en apoyo de Carlos de Austria. Se le asigna como sede el pasadizo que une el Real Alcázar con el Monasterio de la Encarnación.
Cuatro años más tarde, se publica el decreto fundacional de la Biblioteca Real concedido por el Rey junto con las primeras constituciones redactadas por Juan Ferreras, bibliotecario mayor.
Por Real Orden del 15 de octubre de 1716, se establece el precedente del Depósito Legal. Por esta norma, toda persona que costease la impresión de libros y papeles, ya fuese autor, impresor o editor, estaba obligado a entregar a la Biblioteca Real un ejemplar encuadernado de todo lo que imprimiese.
En 1738 se publica la "Bibliotheca Universal de la Polygraphia Española" de Cristóbal Rodríguez, dentro de la actividad editorial de la Biblioteca Real.
Mediante la resolución del 11 de mayo de 1750, se regula el plazo de ocho días para que la Biblioteca Real ejerza el derecho de tanteo sobre las tasas de librerías puestas a la venta. Mediante este derecho la Biblioteca tiene una vía para incrementar su colección, seleccionando entre las relaciones de libros que se le presentan aquellas obras que no existen entre sus fondos y, al comunicar su decisión en ese plazo, no perjudica la venta de las restantes obras que no le interesan.
Carlos III aprueba en 1761 las Constituciones redactadas por Juan de Santander, bibliotecario mayor, que modifican las de 1716. En ellas, este último pasa a ser director de la Biblioteca Real, los bibliotecarios son considerados criados de la Real Casa con los privilegios correspondientes.
Además se establecen nuevas normas de funcionamiento interno en lo referente a libros de registro, índices temáticos de los fondos... Se funda una imprenta real, a cargo del bibliotecario mayor, vinculando la labor editorial de la Biblioteca a los más destacados impresores, encuadernadores y grabadores de la época.
En 1783 se presentan al monarca los nuevos punzones y matrices que contribuirán a renovar las artes gráficas. La Biblioteca Real ofrecía a los impresores los tipos y el papel para sus publicaciones.
Diez años más tarde, se crea la Imprenta Real, y a ella se traslada la actividad editorial realizada hasta esos momentos en la Biblioteca Real.
En 1808, tras las abdicaciones de Bayona, José Bonaparte ocupa el trono español y se desencadena la Guerra de la Independencia contra la invasión de las fuerzas napoleónicas.
Debido a las obras de ampliación de la plaza frente al Palacio Real, en 1809 se debe trasladar la Biblioteca Real al Convento de los Trinitarios Calzados de la calle Atocha de Madrid.
Tras la vuelta de Fernando VII en 1814, se disuelven las Cortes de Cádiz.
En 1819 se produce un nuevo traslado de la Biblioteca Real debido a las reclamaciones realizadas por los Trinitarios Calzados desde la vuelta de Fernando VII. En mayo se inicia el traslado y en octubre ya se abre al público en su nueva sede, el Palacio donde celebraba sus sesiones el Consejo del Almirantazgo.
Siete años después, la institución se muda de nuevo a una casa que perteneció al Marqués de Alcañices, cerca de su primitiva ubicación, en la actual calle de Arrieta, esquina a la calle de la Bola.
Biblioteca Nacional de España
En 1836 la Biblioteca Real cambia su denominación por Biblioteca Nacional de España y pasa a depender del Gobierno. Un año después, se crean las Comisiones científicas y artísticas provinciales para seleccionar las obras que, procedentes de los conventos suprimidos, debían depositarse en las bibliotecas y museos, o ser subastadas. Por esta vía se depositan en la Biblioteca Nacional de España unos 70.000 volúmenes procedentes de los conventos madrileños afectados por la desamortización.
Veinte años más tarde, se crea la Escuela Diplomática, donde se formaría el personal que cubriría las vacantes en los archivos y bibliotecas públicas donde se conservasen manuscritos.
La aprobación del Reglamento de la Biblioteca Nacional se produce un año después. En el texto, entre otras medidas, se establece la convocatoria y posterior publicación de las obras ganadoras de los Premios Bibliográficos que anualmente convocaría la Biblioteca Nacional de España.
El 21 de abril de 1866, la Reina colocó la primera piedra del Palacio de Museos, Archivo y Biblioteca Nacionales situado en el Paseo de Recoletos, futura sede de la Biblioteca Nacional de España. El proyecto fue realizado por el arquitecto Francisco Jareño Alarcón.
El Museo Arqueológico Nacional se crea en 1867, y en él se integran los objetos arqueológicos y numismáticos que existían en la Biblioteca Nacional de España desde su fundación.
Tras el estallido de la revolución con la que se inicia la monarquía constitucional de Amadeo de Saboya y, tras su fracaso, la I República, Manuel Ruiz Zorrilla, por decreto de 1 de enero, dispuso la incautación de los archivos, bibliotecas y colecciones de arte en poder de catedrales, cabildos, monasterios y órdenes militares, medio por el cual ingresaron en la Biblioteca Nacional de España obras muy valiosas procedentes de las catedrales de Ávila y Toledo.
Debido a la lentitud de las obras del nuevo edificio, un año después se empezó la construcción de un nuevo depósito de libros en el jardín del edificio que ocupaba la Biblioteca en la calle de Arrieta.
En 1884, Antonio Ruiz de Salces sustituye a Jareño en la dirección de las obras de construcción del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional de España.
La construcción del edificio del Paseo de Recoletos que debía ser sede de la Exposición Iberoamericana conmemorativa del IV Centenario del Descubrimiento de América terminó en 1892.
Un año después, se realiza la distribución del nuevo edificio destinado a archivo, biblioteca y museo. Se inicia el traslado de los fondos de la Biblioteca Nacional de España al depósito de hierro de siete pisos que se había construido en este edificio.
El 16de marzo de 1896 se abre al público la Biblioteca Nacional de España en su nueva sede.
Ocupa la planta principal del edificio con 35 salas y un gran Salón de Lectura con capacidad para 320 lectores.
Un real decreto promulgado ese año insiste en la obligatoriedad de entregar un ejemplar de toda obra impresa en España a la Biblioteca Nacional de España.
En 1930 se crea el Patronato de la Biblioteca Nacional.
Tras la instauración de la II República Española, se crea el Patronato de Misiones Pedagógicas para difundir la cultura y la Junta de Intercambio y Adquisición de Publicaciones para las bibliotecas públicas para modernizar las colecciones bibliográficas de las bibliotecas públicas del Estado.
Se inicia entonces una época de reformas en la Biblioteca Nacional de España bajo la dirección de Miguel Artigas. Se reorganiza el Salón de Lectura al que se dota de una importante colección de obras de consulta; se crea la Sala General destinada a estudiantes, obreros y lectores populares que, debido a la afluencia masiva de lectores, deberá trasladarse en 1932 a una sala de mayor capacidad en la planta baja del edificio, con entrada directa desde el jardín, que inauguró el presidente de la República Alcalá Zamora.
Un año después, se establece que la dirección de la Biblioteca Nacional de España debía ser desempeñada por un miembro del Cuerpo facultativo.
En 1935, se celebra en Madrid el II Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía en cuya sesión inaugural José Ortega y Gasset pronunció su famosa conferencia "Misión del bibliotecario". Ese mismo año, el Ministerio de Instrucción Pública crea el Instituto del Libro Español.
Durante la Guerra Civil, se reunieron en la Biblioteca Nacional de España cerca de 500.000 volúmenes procedentes de la actividad de la Junta de Incautación, designada para salvar de su destrucción las obras de arte y libros conservados en centros religiosos, palacios o casas particulares.
El Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico y la Dirección General de Archivos y Bibliotecas se crearon en 1938 y 1939, respectivamente.
En 1940 se reglamenta el servicio de préstamo distinguiendo entre el préstamo directo al lector, del que queda excluida la Biblioteca Nacional de España, y el interbibliotecario.
Posteriormente, se publica la segunda edición de las "Instrucciones para la redacción del catálogo alfabético de autores y obras anónimas en las bibliotecas públicas del Estado", se crean la Hemeroteca Nacional -que se abre al público en 1949-, el Servicio Nacional de Lectura y el Servicio Nacional de Información Documental y Bibliográfica.
En 1953 se inaugura la nueva sede del Archivo Histórico Nacional que hasta esta fecha compartía el edificio de Recoletos con el Museo Arqueológico y la Biblioteca Nacional de España. La Comisión Nacional de Planificación y Coordinación Bibliográfica se crea dos años después.
En 1970 se crea el Instituto Bibliográfico Hispánico en el que se integrarían otros servicios ya existentes como el Servicio Nacional de Información Documental y Bibliográfica, el Depósito Legal y la Comisión Nacional de Planificación y Coordinación Bibliográfica.
El doodle de Google
Google continúa de esta manera rindiendo homenaje a instituciones o personajes históricos, hace una semana lo hizo con Heinrich Rudolf Hertz, publicando un doodle con un dibujo del edificio que hoy alberga la Biblioteca Nacional de España.
En 2009, Google utilizó el código morse para escribir las letras de su nombre en el logo de su portal, como homenaje a Samuel Morse, creador del código telegráfico bautizado con su apellido.
El buscador acostumbra a celebrar los aniversarios de personajes importantes de la historia del cine, la música o de la ciencia. En 2011, por ejemplo, el buscador homenajeó con uno de sus 'doodles' a la bailaria Marta Graham, al ilustrador británico Roger Hargreaves o al ornitólogo John James Audubon.
Google comenzó en 1998 a modificar su logo en ocasiones especiales como aniversarios u homenajes.
Se considera que el doodle más famoso es el depac-man, lanzado el 21 de mayo de 2010, en celebración al 30º aniversario del juego de video.Hoy tiene su propia página web.
El buscador más usado del planeta comenzó a modificar su logo hace catorce años, desde entonces decenas de artistas y aniversarios han sido homenajeados, los más famosos el de Chaplin, el cantante británico Freddy Mercury, el juego de video Pac-Man, entre otros.
Todo comenzó en 1998, cuando los cofundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, decidieron usar el logo del buscador para anunciar que se iban de vacaciones. La publicación tuvo tal éxito que en el año 2000 pidieron a Deniss Hwang que diseñara un doodle para el día de la Bastilla. Lo que lo convirtió en el jefe de los doodlers.
Este equipo de diseñadores está compuesto por cinco personas que se dedican a tiempo completo a investigar y decidir cual es el doodle que será visto en todo el mundo. Uno de sus éxitos más recordados es el de la guitarra de Google (homenaje a Les Paul), tres meses de trabajo tomó su diseño y consiguió que a nivel mundial se perdieran 5,35 millones de horas productivas tratando de tocar alguna melodía.
Pero los doodles no son sólo mundiales, también existen diseños locales, que se publican exclusivamente en los países que celebran algún acontecimiento, tal es el caso de fiestas patrias o elecciones nacionales.
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