Los otros tres implicados han quedado absueltos
La Audiencia de Sevilla considera probado que el asesino confeso asfixió a la joven con un cable y luego se deshizo del cuerpo
En un juicio previo, la justicia absolvió a El Cuco, menor en el momento de los hechos
La Audiencia de Sevilla ha condenado a 20 años de cárcel a Miguel Carcaño por la muerte de la menor Marta del Castillo hace tres años en Sevilla. El tribunal impone al asesino confeso a la pena de prisión por el crimen de la joven, cuyo cuerpo nunca ha aparecido. Los otros tres implicados han quedado absueltos. Otro tribunal de la misma Audiencia absolvió la pasada primavera a Javier García, ‘El Cuco’, que era menor cuando se cometió el crimen, del delito de asesinato y violación.
La sentencia, siguiendo la tesis de la fiscalía, considera probado que Carcaño asfixió a Marta con un cable y luego se deshizo del cuerpo. En el juicio previo a uno de los implicados, el juez de menores absolvió a El Cuco.
La fiscalía había pedido para Carcaño 52 años de cárcel por asesinato, dos delitos de violación y uno contra la integridad moral de la familia de Marta. Para Javier Delgado, hermano del principal acusado, el ministerio público pidió ocho años de prisión por amenazas, encubrimiento, y un delito contra la integridad moral. Por estos dos últimos delitos el fiscal solicitó cinco años de cárcel para Samuel Benítez y María García, la novia de Delgado. Durante el juicio, los acusados pidieron perdón a la familia, pero ninguno desveló el paradero del cadáver. Ayer mismo se pidió a la policía que indagara sobre un lugar que el abuelo de la víctima identificó como propicio para ocultar el cadáver.
El juicio estuvo marcado por la aparición de un testigo sorpresa, un taxista que aseguró haber trasladado al hermano de Carcaño la medianoche del crimen desde su bar de copas hasta el piso donde murió Marta. Este testimonio repleto de sorprendentes y minuciosos detalles sobre el traslado, comprometió seriamente la defensa de Delgado porque desacreditaba su supuesta coartada, pero también la de su novia, María García, que declaró que estuvo estudiando entre la medianoche y las 2.00 en el salón de la casa, y que Delgado llegó más tarde. García aseguró que se mantuvo ajena al crimen cometido esa noche supuestamente en dicho salón.
Mientras, la acusación contra Benítez no era tan sólida: uno de los policías declaró que no hay evidencias científicas que le sitúen en la escena del crimen, al margen de su declaración policial en la que se autoinculpó. En su último turno de palabra, Carcaño dijo al tribunal: “Pido perdón a la familia de Marta. No fue mi intención causarle tanto daño. Si supiera dónde está el cuerpo, lo diría”.
El ministerio público había pedido que los acusados paguen solidariamente al Ministerio del Interior los 616.319 euros que costó la búsqueda infructuosa del cadáver en el río Guadalquivir, un vertedero y una zanja. El fiscal también pidió una indemnización a favor de la familia de Marta: 160.000 euros para los padres y 30.000 para cada una de las dos hermanas por el daño moral derivado de la muerte de la joven.
Mientras, la condena de El Cuco se redujo a una pena de tres años de internamiento por encubrimiento e ignoró el testimonio de Carcaño como prueba clave.
Solo fue condenado por encubrimiento.
La sentencia, siguiendo la tesis de la fiscalía, considera probado que Carcaño asfixió a Marta con un cable y luego se deshizo del cuerpo. En el juicio previo a uno de los implicados, el juez de menores absolvió a El Cuco.
La fiscalía había pedido para Carcaño 52 años de cárcel por asesinato, dos delitos de violación y uno contra la integridad moral de la familia de Marta. Para Javier Delgado, hermano del principal acusado, el ministerio público pidió ocho años de prisión por amenazas, encubrimiento, y un delito contra la integridad moral. Por estos dos últimos delitos el fiscal solicitó cinco años de cárcel para Samuel Benítez y María García, la novia de Delgado. Durante el juicio, los acusados pidieron perdón a la familia, pero ninguno desveló el paradero del cadáver. Ayer mismo se pidió a la policía que indagara sobre un lugar que el abuelo de la víctima identificó como propicio para ocultar el cadáver.
El juicio estuvo marcado por la aparición de un testigo sorpresa, un taxista que aseguró haber trasladado al hermano de Carcaño la medianoche del crimen desde su bar de copas hasta el piso donde murió Marta. Este testimonio repleto de sorprendentes y minuciosos detalles sobre el traslado, comprometió seriamente la defensa de Delgado porque desacreditaba su supuesta coartada, pero también la de su novia, María García, que declaró que estuvo estudiando entre la medianoche y las 2.00 en el salón de la casa, y que Delgado llegó más tarde. García aseguró que se mantuvo ajena al crimen cometido esa noche supuestamente en dicho salón.
Mientras, la acusación contra Benítez no era tan sólida: uno de los policías declaró que no hay evidencias científicas que le sitúen en la escena del crimen, al margen de su declaración policial en la que se autoinculpó. En su último turno de palabra, Carcaño dijo al tribunal: “Pido perdón a la familia de Marta. No fue mi intención causarle tanto daño. Si supiera dónde está el cuerpo, lo diría”.
El ministerio público había pedido que los acusados paguen solidariamente al Ministerio del Interior los 616.319 euros que costó la búsqueda infructuosa del cadáver en el río Guadalquivir, un vertedero y una zanja. El fiscal también pidió una indemnización a favor de la familia de Marta: 160.000 euros para los padres y 30.000 para cada una de las dos hermanas por el daño moral derivado de la muerte de la joven.
Mientras, la condena de El Cuco se redujo a una pena de tres años de internamiento por encubrimiento e ignoró el testimonio de Carcaño como prueba clave.
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