domingo, 28 de octubre de 2012

Las matemáticas encajan como las piezas de Tetris

  • Dos emprendedores españoles ponen en marcha Smartick
  • El método online, responde y adapta los ejercicios de manera inmediata

La página de Smartick, método de matemáticas
 
La página en la que se encuentra alojado el sistema de matemáticas online Smartick.
 
 Un economista y un ingeniero industrial llevan cuatro años trabajando en un método para lograr hacer de las matemáticas un juego de niños. La clave del proyecto es la adaptabilidad.

Smartick, así se llama este método online de matemáticas, creado y financiado por españoles, y “no hay nada así en el mundo”, sentencia Javier Arroyo, fundador y socio del proyecto junto a Daniel González de Vega.

 Los fundadores de Smartick, método online de matemáticas

Sus ejercicios comienzan en el nivel más sencillo de cálculo y en función de la respuesta, avanzan en dificultad de manera inmediata, pero solo cuando el alumno logra superar cada ejercicio, “porque no tiene sentido estar trabajando semanas en algo que el alumno ya domina”. Por eso, si se producen fallos, los ejercicios vuelven a un nivel anterior antes de continuar. Javier Arroyo lo compara al juego de Tetris: ni un solo hueco puede quedarse vacío antes de pasar al siguiente nivel.

“Los resultados son claros”, señala este economista. Más de 1.000 niños, recuerda, probaron la experiencia en 33 colegios públicos y privados en el curso 2010-2011. El 94% de ellos lograron incrementar en tres meses su capacidad de cálculo, el 70% consiguió mejorar su nota en matemáticas y más de la mitad, también, en otras asignaturas.

El refuerzo inmediato y la filosofía japonesa


El sistema adopta una parte de varias filosofías. El valor de la respuesta inmediata y del refuerzo en e las investigaciones del profesor norteamericano Frederic Skinner, la visión del psicólogo Norman Crowder, sobre las distintas capacidades de cada persona y la filosofía japonesa del esfuerzo constante en pequeñas dosis diarias de 25 minutos.

“Concentración”, es la palabra en la que coinciden varios niños que han probado el método en sus casas. Nicolás, Martín, Bárbara, Pablo y Giulia han probado el método en sus casas y aseguran que les ayuda a pensar.

Pablo y Bárbara tienen 10 años, están en 4º y 5º curso de primaria. Pablo dedica todos los días dedica 15 minutos a practicar, para comparar después los resultados en clase con su mejor amigo. Bárbara cuenta como se divierte cambiando los avatares, que el programa permite escoger, y que ahora le va “mejor en todo”.

En algunos casos, como el de Nicolás, de 7 años, las matemáticas eran y siguen siendo su asignatura favorita, pero en otros como el de Giulia, las 'mates', asegura su madre Irene, han pasado de ser “un suplicio, a convertirse casi en otra afición. Mientras, Martín, de 7 años, asegura que le “ayuda mucho” en el colegio, que incluso añadiría más niveles de dificultad al programa, “hasta tres más”, añade.

Dos niveles de inteligencia


La mayor ventaja del método, explica Enma Pérez, directora del Colegio Europeo de Madrid, que lo utiliza en varias de sus clases, es que introduce la pantalla, y “todo así es como más llega a las nuevas generaciones”. La madre de Giulia, hablando del "increíble" cambio de su hija, incide en lo "maravilloso" que es que "lo quieran hacer ellos".

El funcionamiento de Smartick, cuenta Javier, uiliza dos niveles de inteligencia. El resultado del alumno en cada sesión y entre cada una de las sesiones, ya que el ejericio siguiente será distinto según se haya respondido al anterior y la sesión siguiente también dependerá de factores como el tiempo en que ha tardado en responder a cada uno, o el tipo de ejercicio en el que se han producido más errores.

El método está pensado de manera que los niños de 5 a 12 años no son los únicos que tienen acceso a cada una de las sesiones. Los padres y los tutores también tienen acceso al programa y pueden comprobar si el estudiante accede a él y cuáles van siendo los resultados.

Los resultados dependen, de la constancia, explica Javier. Él y su socio, han invertido cuatro años, 14 horas diarias de trabajo, 300.000 euros y se han jugado "el patrimonio de toda su vida trabajando". De aquí a dos o tres años, calcula, en todos los colegios se utilizarán las tabletas, como hasta ahora se habían utilizado los cuadernos y la internacionalización del proyecto "no puede esperar mucho más tiempo". Sin prisa, pero sin pausa.

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