- La pensión de los nuevos jubilados supera el salario más frecuente en el mercado laboral.
- La diferencia entre ser mileurista y la prestación media por paro es de 150 euros mensuales.
Un grupo de jubilados en la playa de la Concha de San Sebastián.
Y es cierto que a veces la estadística puede inducir a conclusiones erróneas; tan cierto como que en otras ocasiones revela tendencias sorprendentes que de no mediar su intervención se habrían ignorado.
He aquí un caso que avala esta segunda afirmación. Resulta que en la España de hoy una persona que se jubila tiene garantizada una nómina más alta que el salario más frecuente en el mercado de trabajo.
Es una realidad estadística. Según los datos de la Encuesta de Estructura Salarial presentados recientemente por el INE, el sueldo bruto anual más común en el mercado de trabajo es de 16.489,96 euros, mientras que la nómina anual media de los nuevos jubilados se sitúa en el entorno de los 18.200 euros (1.300 euros mensuales en 14 pagas), según las últimas cifras del Ministerio de Empleo.
Los datos de esa encuesta del INE hacen referencia al año 2010, pero la actualización trimestral de la información salarial disponible que hace Estadística indica que entre 2010 y este año los sueldos en España no sólo no han crecido sino que incluso han caído cerca de un 1%, lo que hace ambas cifras perfectamente comparables.
¿Significa esta sorprendente revelación que es más rentable jubilarse que seguir trabajando? La respuesta es no. La estadística del INE también revela que los trabajadores mayores de 65 años que continúan trabajando son el segmento de población con una retribución más elevada con unos 27.000 euros, un 23% por encima de la media y un 48% más que la nómina que tendrían como jubilados.
Esos 16.500 euros brutos anuales que constituyen el salario más frecuente en España, implican un sueldo neto en el entorno de los 1.000 euros, una vez detraídas las cotizaciones sociales y las retenciones por IRPF, y apuntan otro de los posibles problemas que puede estar atravesando el mercado laboral.
Y es que, según los datos oficiales del Ministerio de Empleo, la prestación media que percibe un desempleado está en 845 euros mensuales, lo que sitúa en cerca de 150 euros al mes el incentivo que los parados españoles tienen para reengancharse al mercado laboral. El incentivo más frecuente desde el punto de vista estadístico, se entiende.
Pero los salarios bajos constituyen sólo una de las caras de la moneda para explicar ese curioso fenómeno de que los nuevos jubilados ganen más que los trabajadores que consiguen un empleo con el sueldo más frecuente en el mercado de trabajo español.
La otra cara remite a la eventual generosidad del sistema público de pensiones.
Si acudimos a las fuentes oficiales nos encontramos con un informe interno del Ministerio de Trabajo que concluye que la tasa de sustitución de la primera pensión respecto del último salario en España se situaba en 2006 en el 97%, en la banda más generosa de todos los países de la UE.
De hecho, sólo Grecia, Hungría y Luxemburgo retribuían más generosamente a sus pensionistas. En otros países, el deterioro que sufren las percepciones de los trabajadores en el recorrido desde el último salario a la pensión es muy superior: Alemania (63%), Francia (80%), Italia (89%) o Suecia (67%).
Eso sí, este panorama puede variar en las próximas semanas. El Gobierno presentará antes de final de año una propuesta de reforma de las pensiones a la Comisión del Pacto de Toledo con el objetivo de garantizar su sostenibilidad en el largo plazo. Y eso suele ser sinónimo de ajustes.
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