El miedo de Basso obliga al Liquigas a defender la ‘maglia’ rosa de su rival Purito Rodríguez
Hamletiano, Purito duda. Ah, las dudas del poder. “Ah, las etapas de montaña”, dice el líder del Giro, “¿partir o quedar a rueda, o tal vez luchar solo para aguantar?”.Habla del sábado, del interminable, y dicen que lluvioso y frío ascenso a los 2.000 metros de Cervinia, porque las dudas que le asaltaban, a él y a su equipo, el ruso Katusha, antes de la etapa del jueves -¿defender la maglia rosa aún a costa de diezmar el equipo o dar libertad a cualquier fuga, subastarla?-, se quedaron en monólogo interior, sin efectos teatrales más que por virtud del engaño, la mentira. “No, ni lo intentes, vamos a defender el liderato, no vamos a permitir fugas de ciclistas cercanos”, dice Visconti, situado a dos minutos en la general, que le respondió el ciclista español cuando le pidió permiso para fugarse. “Me fie del líder y aprendí una lección, que no debo fiarme de nadie”, dijo el siciliano del Movistar al final de una etapa en la que el Katusha permitió una escapada que incluía a Casar y Santaromita, dos que estaban a cuatro minutos y en la que triunfó Lars Ytting Bak, el bien llamado danés, un gigante de 32 años, especialista en fugas, aunque no en victorias.
En el podio de Sestri Levante, mar azul al sur de Génova, sol radiante, Purito sonreía bajo sus espectaculares gafas espejadas de patilla rosa al recibir un día más, el tercero, la maglia rosa de líder que finalmente conservó, pero no gracias al trabajo de su Katusha, que aplicó finalmente la libertad de carrera, sino al esfuerzo del rival Liquigas, al que Ivan Basso, temeroso de los insidiosos descensos finales hacia el mar, ordenó poner orden y control en la etapa para bajar en cabeza sin riesgos .
“Pero los del Katusha hemos trabajado durísimo para mantener controlada la fuga y al ver que nadie echaba una mano hemos decidido soltarla”, dijo Purito. “Y no esperábamos que el Liquigas fuera tan generoso, pero nos hemos aprovechado de su trabajo”.
Clasificación de la general
1. Joaquim Rodríguez (ESP/Katusha)
2. Ryder Hesjedal (CAN/Garmin) a 17
3. Sandy Casar (FRA/Francaise) a 26
4. Paolo Tiralongo (ITA/Astana) a 32
5. Ivan Santaromita (ITA/BMC) a 49
6. Roman Kreuziger (CZE/Astana) a 52
7. Benat Intxausti (ESP/Movistar) m.t
8. Ivan Basso (ITA/Liquigas) a 57
9. Damiano Caruso (ITA/Liquigas) a 1:02
10. Dario Cataldo (ITA/Omega Pharma) a 1:03.
Era la cabeza del costarricense del Movistar Andrey Amador, de sangre rusa por parte de madre, la señora Bikkazakova, aquel corredor que corrió todo el Tour con el tobillo roto, que se mostró fuerte en la fuga –“por culpa de Purito le tuvimos que meter a él en la fuga en vez de a mí”, lloró Visconti-, pero al que, pese a tanto meditarlo, faltó astucia en los últimos 2.000 metros, la que le sobró a Bak, autor de un contrapié de manual.
Ni Visconti ni, seguramente, Amador habrían tenido, sin embargo, derecho a hablar o pensar, ni Purito, su amigo, a dudar, si el viernes pasado no se hubiera caído en una fuga su compañero Pablo Lastras, que se rompió cuatro costillas y una clavícula. “Ay, esta etapa la tenía marcada, claro que sí”, dice, desde su casa de San Martín de Valdeiglesias (Madrid), el corredor del Movistar. “Ese es mi terreno”.
El año pasado Lastras fue justamente uno de los fugados de una etapa similar, aquella ganada por Vicioso en la que se mató Weylandt. “Bueno, por lo menos ahora ya puedo respirar y tengo apetito”, dice el madrileño, de 36 años. “Porque he pasado cinco días muy malos.
Y como a mi edad me cuesta más descuidarme que cuidarme, volveré más fuerte y fresco para la Vuelta y el Lombardía, y si puede ser el Mundial”.
Joaquim Rodríguez celebra con champán su posición en la clasficación general..
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