Se disputó el pasado miércoles la final de la Europa League. En los diarios del día siguiente, me llamó la atención Radamel Falcao, jugador decisivo el la final, con sus dos goles. En concreto su camiseta, con un lema bien visible:
Believe. And you’ll see the glory of God
(Cree. Y verás la gloria de Dios)
Miro el calendario. Pues sí, estamos en 2012, aunque parezca mentira.
Y aún ‘funcionan’ estas cosas. ¿A qué se refiere Falcao con este lema?
¿A caso Dios le ayudó a ganar la copa? ¿No son lo suficientemente
creyentes los del equipo rival, el Athletic de Bilbao, para que les
ayude a ellos? ¿Hay, acaso, que invertir en montar capillas en los
vestuarios en vez de gastar en jugadores y cuidar la cantera?
Falcao es cristiano evangélico. Siendo jugador del River Plate sufrió
una grave lesión de rodilla que le tuvo largo tiempo apartado de los
terrenos de juego. Va por ahí el lema. Según cuenta él mismo, tocó fondo
y reflexionó lo que le llevó a encontrarse con Jesús a través del
contacto con cristianos evangélicos. ¿Significa eso que, en vez de
ponerse en manos de unos buenos doctores y fisios, hay que encomendarse a
Dios para salir de las lesiones?
Nunca entenderé este tipo de cosas. En un juego como el
fútbol, que te ayude Dios significa que éste está perjudicando al rival.
¿Ayuda al que reza con más fervor? No olvidemos, además, que estamos
hablando de fútbol donde, salvo excepciones, las clasificaciones finales
se pueden hacer de acuerdo a los presupuestos de los equipos. ¿Entra
Dios es eso?
Por no hablar de que, en este caso, el Atlético de Madrid celebra sus
títulos en la fuente de Neptuno. Neptuno, un dios pagano. ¿Le gustará
eso al Dios de Falcao? En el otro lado, el Athletic, que ofrece sus
logros a la virgen de Begoña. Se ve que no tiene la suficiente fuerza.
Absurdo total.
Vivimos en una sociedad que sobrevalora a los deportistas. Son los
ídolos de los chicos y chicas. Que nunca se nos olvide que sólo son
deportistas.
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