El Atlético necesita los puntos para soñar con Europa, pero quiere la victoria para fastidiar la Liga al Real Madrid
El derbi madrileño llega en un momento delicado para atléticos y
madridistas. Los primeros, porque sus opciones de Champions cada vez
quedan más lejos tras perder en el campo del Levante; los segundos,
porque el `canguelo¿ es una realidad tras dilapidar seis de los diez
puntos de ventaja que llevaban al Barça. Pero un derbi madrileño está
por encima de todo esto.
Es siempre un partido caliente, apasionante,
que altera el pulso de la ciudad, la divide y hasta la enfrenta por unos
colores. Los partidos entre `indios¿ y `vikingos¿, o colchoneros y
merengues, siempre levantan pasiones y hoy más que nunca por lo que se
juegan, con el plus para los atléticos de convivir con unos antecedentes
que les provocan pesadillas y es que no saben lo que es ganar a los
madridistas en este siglo XXI.
La esperanza atlética se llama
Simeone. La afición rojiblanca se agarra al espíritu guerrero del que
fuera jugador y ahora entrenador. Su llegada al banquillo ha dotado de
energía a una plantilla que se ha transformado. Ha dejado atrás la
indolencia para encimar a los rivales, no darles tregua y morder. Ni un
metro, ni una concesión, ni un respiro: al rival ni agua.
Esa es la
filosofía del técnico que querrá que sus jugadores practiquen mejor que
nunca ante el eterno rival. Pero el principal aliciente rojiblanco no es
ganar para acercarse a Europa, es ganar para fastidiar la Liga al
odiado Real Madrid.
En la otra esquina aparece ese Madrid
imprevisible. Capaz de golear en campos tan adversos como el Reyno de
Navarra como empatar en su `reino¿ ante el Málaga y el Valencia
dejándose una ventaja inalcanzable ante el peor perseguidor posible, el
Barça.
La preocupación es patente, aunque quieran aparentar
tranquilidad. Rehusan hablar de ansiedad, como reconoció Butragueño,
pero Mourinho les deja dormir en casa por primera vez desde que llegó
sin que medie apuesta alguna. Saben que el Atlético se les da bien, pero
también que con Simeone se van a encontrar con un contrario con otro
espíritu.
Simeone pierde a tres jugadores: Miranda, Suárez y
Salvio. Además, Antonio López y Silvio siguen lesionados. Su principal
problema es el estado físico de sus dos delanteros titulares. Adrián y
Falcao no pudieron entrenarse ayer por culpa de sendos procesos
gripales, aunque el que más complicado lo tiene es el asturiano. Si
juega, lo hará muy mermado físicamente.
Su otro problema es la pareja de centrales, que suele alternarlos de dos en dos y sin Miranda sería el turno para Perea y Domínguez. Su duda es si sentar a Godín o combinarlo con uno de sus dos compañeros.
Su otro problema es la pareja de centrales, que suele alternarlos de dos en dos y sin Miranda sería el turno para Perea y Domínguez. Su duda es si sentar a Godín o combinarlo con uno de sus dos compañeros.
Mourinho tiene donde
elegir. Tiene a toda la plantilla. Sobre el papel podrá utilizar a su
teórico once titular, aunque tratándose de Mourinho... Puede sentar a
Marcelo y tirar de Coentrao como le gusta. Y arriba, Di María de titular
y los tres de siempre, aunque Kaká podría robarle el protagonismo a
Özil, e Higuaín a Benzema. Cristiano, seguro.
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