Diego y Özil celebran un gol con el Werder Bremen.
- Los dos hombres más creativos del derbi coincidieron en el Bremen
- Pronto conectaron y dieron al equipo a un título de Copa y a una final de UEFA
Un día, cansados de esperarle, impacientes porque aquel chico de
origen turco nacido en Gelsenkirchen no firmaba, los dirigentes del
Schalke 04 optaron por malvenderlo para al menos recuperar parte del
dinero invertido en su formación.
El talento nacido en casa había debutado en la Bundesliga en 2006 con 17 años y poco después lo hizo en la Liga de Campeones. En 2008, un año antes de que finalizara su contrato con el conjunto renano, el jugador se negó a renovar, probablemente por diferencias económicas, y el Schalke lo puso en venta.
El Werder Bremen se llevó al hoy mediapunta titular del Real Madrid y la selección alemana por 4,3 millones de euros. Así fue como Mesut Özil, que aún no era el 'Mago de Oz', solo el 'Buho', conoció a Diego. Hoy, cuatro años después, la magia de ambos vuelve a cruzarse, esta vez en bandos opuestos, enemigos eternos, en un derbi de Madrid.
Diego, la materia gris de aquel Santos en el que coincidió con Robinho o Elano, había llegado a Bremen en el verano de 2006 procedente del Oporto, su primera aventura fuera de Brasil, donde pronto descubrió que el fútbol en Europa es otra cosa. El conjunto portugués lo vendió por seis millones de euros dos años después de ficharlo.
El centrocampista brasileño se asentó en Alemania al disfrutar de la continuidad que no le ofreció el Oporto y de sus botas nacieron muchos de los goles que condujeron al equipo a la final de la Copa de la UEFA en 2009, ante el Shakhtar Donetsk. Sancionado, Diego no pudo hacer nada por evitar el 2-1 final ante el equipo ucraniano.
Para entonces, el Bremen tenía el negocio cerrado con la Juventus para su traspaso por 24,5 millones. Antes de marcharse, tuvo tiempo para asistir a Özil en la jugada del gol que supuso la sexta Copa para el club en la final ante el Bayer Leverkusen.
El Bremen, que se había resistido a vender a Diego al Real Madrid un año antes, entendió que Özil había madurado lo suficiente al lado del brasileño y a la temporada siguiente sí aceptó dejarlo marchar a Italia. Adquirido por seis millones y vendido por casi 25, y con la posición bien cubierta por Özil, no había razones para retenerlo. El '10' blanco no defraudó. Al año siguiente, con 20 años, anotó diez goles y repartió 30 asistencias. Ya era 'el nuevo Diego'.
El Bremen acabó tercero en el campeonato y repitió la final de la Copa, que perdió contra el Bayern. Así se ganó una plaza en el Mundial de Sudáfrica, donde se presentó al mundo junto con la prometedora Alemania de Löw. Así se ganó la atención de Mourinho y el Real Madrid para añadir a un equipo potentísimo la imaginación y la fantasía que tanto abunda en el Barcelona.
Diego y Özil ya se saludaron en el Bernabéu. Hoy volverán a hacerlo. Después, el primero tratará de advertirle que sigue siendo su maestro y el segundo, al contrario, que el alumno ya le ha superado.
El talento nacido en casa había debutado en la Bundesliga en 2006 con 17 años y poco después lo hizo en la Liga de Campeones. En 2008, un año antes de que finalizara su contrato con el conjunto renano, el jugador se negó a renovar, probablemente por diferencias económicas, y el Schalke lo puso en venta.
El Werder Bremen se llevó al hoy mediapunta titular del Real Madrid y la selección alemana por 4,3 millones de euros. Así fue como Mesut Özil, que aún no era el 'Mago de Oz', solo el 'Buho', conoció a Diego. Hoy, cuatro años después, la magia de ambos vuelve a cruzarse, esta vez en bandos opuestos, enemigos eternos, en un derbi de Madrid.
Diego, la materia gris de aquel Santos en el que coincidió con Robinho o Elano, había llegado a Bremen en el verano de 2006 procedente del Oporto, su primera aventura fuera de Brasil, donde pronto descubrió que el fútbol en Europa es otra cosa. El conjunto portugués lo vendió por seis millones de euros dos años después de ficharlo.
El centrocampista brasileño se asentó en Alemania al disfrutar de la continuidad que no le ofreció el Oporto y de sus botas nacieron muchos de los goles que condujeron al equipo a la final de la Copa de la UEFA en 2009, ante el Shakhtar Donetsk. Sancionado, Diego no pudo hacer nada por evitar el 2-1 final ante el equipo ucraniano.
Para entonces, el Bremen tenía el negocio cerrado con la Juventus para su traspaso por 24,5 millones. Antes de marcharse, tuvo tiempo para asistir a Özil en la jugada del gol que supuso la sexta Copa para el club en la final ante el Bayer Leverkusen.
El Bremen, que se había resistido a vender a Diego al Real Madrid un año antes, entendió que Özil había madurado lo suficiente al lado del brasileño y a la temporada siguiente sí aceptó dejarlo marchar a Italia. Adquirido por seis millones y vendido por casi 25, y con la posición bien cubierta por Özil, no había razones para retenerlo. El '10' blanco no defraudó. Al año siguiente, con 20 años, anotó diez goles y repartió 30 asistencias. Ya era 'el nuevo Diego'.
El Bremen acabó tercero en el campeonato y repitió la final de la Copa, que perdió contra el Bayern. Así se ganó una plaza en el Mundial de Sudáfrica, donde se presentó al mundo junto con la prometedora Alemania de Löw. Así se ganó la atención de Mourinho y el Real Madrid para añadir a un equipo potentísimo la imaginación y la fantasía que tanto abunda en el Barcelona.
Diego y Özil ya se saludaron en el Bernabéu. Hoy volverán a hacerlo. Después, el primero tratará de advertirle que sigue siendo su maestro y el segundo, al contrario, que el alumno ya le ha superado.
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