"Dar cera, pulir cera"
La Patada de la Grulla en versión Atari
Es innegable. Todos aquellos que nacimos a finales de los 70 y principios de los 80 quisimos alguna vez ser Daniel LaRusso. Su letal Patada de la Grulla fue uno de los gestos más repetidos en los patios de colegio, probablemente junto a la Catapulta Infernal de los gemelos Derrick.
Siempre nos fascinó que, con aquella cara de niño, fuese capaz de quedarse con la chica y vencer a los malvados rivales que parecían doblarle la edad, haciendo gala de un envidiable fair play. Ralph Macchio le puso rostro, cuerpo y voz en tres largometrajes a uno de los iconos de los 80 por excelencia. Lamentablemente, nunca supo arrancarse del kimono la etiqueta de Karate Kid, lo que le condenó a un encasillamiento perpetuo.
Pero vayamos por partes, porque sí hubo vida para Macchio antes de ser reclutado por el Sr. Miyagi. De hecho, en 1980 alcanzó cierta popularidad al participar en la última temporada de la serie 'Con ocho basta', e incluso llegó a trabajar a las órdenes de Francis Ford Coppola en 'Rebeldes' (1983), donde compartía rodaje y pandilla con Matt Dillon o Patrick Swayze entre otros.
Un año después se puso por primera vez la cinta en la cabeza para protagonizar la primera parte de 'Karate Kid' (John G. Avildsen, 1984), y nunca más se la pudo quitar. Encarnó a LaRusso, siempre con éxito, en dos películas más, pero cualquier intento de reinvención interpretativa acabó condenado al fracaso.
Completamente olvidables son sus trabajos dramáticos en 'Profesores de hoy' (Arthur Hiller, 1984) y 'Cruce de caminos' (Walter Hill, 1986) y el asomo de resurrección que supuso 'Mi primo Vinny' (Jonathan Lynn, 1992) acabó en agua de borrajas.
Probablemente Macchio es víctima del pacto fáustico que alguna vez entabló con Mefistófeles. El actor de origen italiano se aseguró la fórmula de la eterna juventud: rozando la treintena seguía encarnando al adolescente karateka, y viendo su imagen a día de hoy, cuesta creer que ya ha superado la cincuentena.
Pero a cambio, el Diablo le condenó a repetir los gestos de todos los juguetes rotos: parodiarse a sí mismo en series de televisión ('El séquito','De locos'), participar en la versión USA de 'Mira quien baila', y contemplar como el hijo de Will Smith reinventa al personaje que le dio la fama. Bueno, en realidad ese mal trago tan solo le ha tocado vivirlo a él.
Pero no todo han sido espinas en esta larga travesía por el desierto. Su papel en la exitosa serie de la ABC 'Ugly Betty' ('Betty la fea' a la americana) le devolvió parte de la fama perdida, y su carrera teatral le ha reportado cierto prestigio (muy aclamada fue su actuación en la obra 'How to succeed in business').
Además, la cadena de televisión VH1 le incluyó no hace mucho en el Top 100 de las mejores estrellas infantiles del cine. Eso sí, en el puesto 80. Así que será mejor recordar que el año pasado quedó cuarto en su edición de 'Dancing with the Stars', marcándose bailes tan decentes como el que podéis ver en el siguiente video.
http://www.youtube.com/watch?gl=ES&feature=player_embedded&v=4QBVRH_l4yU
Probablemente, las enseñanzas de Pat Morita tengan mucho que ver.
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