sábado, 17 de marzo de 2012

Hamilton, para empezar


McLaren logra la pole en Australia en un desastre de Ferrari y un declive de Red Bull


Hamilton durante la clasificación de Australia


Siempre hay más alicientes en el enigma de la nuevo que en la repetición del placer conocido. Levantó el telón de la Fórmula 1 y decretó la tendencia que se venía atisbando. Los teloneros toman la palabra y la pasarela se ha despejado. La vida plácida se ha terminado para Sebastian Vettel en los sábados de grandes premios. No logró la pole, una noticia en sí misma después de su apabullante y aburrido gobierno del año pasado. 

El galardón fue para Lewis Hamilton en una escalafón sorpredente y variopinto entre los diez primeros. Button y el francés Grosjean (Lotus) le acompañarán en la salida. El primer examen del año fue un desastre para Ferrari: Alonso se salió de la pista y partirá duodécimo y Massa, casi siempre la medida real del potencial del coche, terminó decimosexto. 

En la primera clasificación del año, Grosjean tercero, Maldonado octavo, Hulkenberg noveno, Michael Schumacher cerca de conseguir la pole y Vettel en modo declaración negativa: "Los McLaren están fuera de nuestro alcance". Entre esta refrescante variedad de contenidos y el desplome de Ferrari se escribe la cita de Melbourne, la ciudad del buen rollo y sus habitantes deportistas.

Si la Fórmula 1 ha enganchado en España como un deporte potable, consistente y perdurable, los aficionados están de enhorabuena porque la temporada promete amenidad y contrastes. Si la Fórmula 1 se ha convertido en España en una procesión de feligreses a favor o en contra de Alonso, el curso no tiene sentido para nadie. Probablemente en la gama de grises se encuentre la llave del asunto.

Alonso perdió pie en la Q2, la segunda tanda eliminatoria. Según confesó él mismo, tocó la hierba con la rueda delantera y su Ferrari patinó por la pista hasta la arena. Circulaba exprimiendo al máximo un coche lento —"tenemos quince kilómetros por hora menos que los demás"—, afirmación que tuvo sentido a la vista de los acontecimientos. Ferrari nunca estuvo en posición de discutir por las primeras posiciones. 

Massa suele ofrecer datos elocuentes respecto a la calidad del monoplaza. Casi se queda cortado en la Q1 (primera ronda) y acabó el 16 en la Q2. Traducción: un desastre.

La impresión fatídica que salpicaban las tablas de tiempo encontró refrendo en las palabras de Alonso, que salió mosqueado del coche y con el comisario que se acercó a su posición porque entendió podía haberle empujado. "No hay más de donde sacar", sentenció. "Será complicado adelantar y más nosotros".

Dos frases que marcan otro curso que arranca muy torcido para la escudería del cavallino rampante. 

Massa se quejó de falta de equilibrio en el monoplaza. Mala pinta tiene el asunto. El pesimismo de Pat Fry —"nos descartamos para el podio en Australia"— parecía más realismo que otra cosa. Ferrari no ocupaba posiciones tan retrasadas en una clasificación desde hace dos años. "Esperemos que no gane siempre el mismo en estas carreras", buscó consuelo Alonso.

Red Bull ya no se pasea


El mismo podría ser Lewis Hamilton. O tal vez Jenson Button. En cualquier caso, un McLaren. El equipo inglés ha montado un dispositivo potente en su coche sin escalón en el morro. Y confirmó su condición de candidato con un doblete saludable que elimina la custodia permanente de Vettel con las poles.

Fue McLaren, aunque pudo ser Mercedes. 

A Nico Rosberg le pudo la presión con el estrellato a las puertas. Cometió un par de errores en su aproximación a la pole y no capturó esa pieza. Michael Schumacher, cuarto por detrás del sorpredente Grosjean, no pudo igualar la vuelta supersónica de Hamilton a falta de tres minutos para la conclusión. Pero el equipo alemán se deshace de su funda de telonero y apunta directo a la Liga de Campeones.

La prohibición del gas de los escapes ha surtido efecto en términos de igualdad. Red Bull ya no se pasea en las clasificaciones con Vettel fumando y con el codo en la ventanilla. Esa limitación técnica parece haber anulado el vigor de los coches energéticos. 

Vettel sufrió en la conducción con varios contravolantes y se vio a un coche que ya no va por las vías del tren. El año pasado, el Red Bull no tenía velocidad punta en las rectas, pero era una tanqueta en las curvas. Eso parece haberse acabado a tenor de lo visto en Melbourne. La sexta posición del campeón del mundo augura un Mundial con emoción.

 
El otro descalabro del día llegó por el equipo español HRT. Como el año pasado bajo la denominación de Hispania, el equipo está fuera de carrera. Ni De la Rosa ni Karthikeyan superaron el tiempo mínimo exigido (1.32:214) para competir en el gran premio australiano. Demasiado lentos. Traza natural si se tiene en cuenta que fueron los primeros kilómetros de ambos pilotos a los mandos de su recién estrenado coche.
 
 Dificultades y muchas para De la Rosa: "No podemos conducir sin dirección asistida. Estamos donde esperábamos a estas alturas del año, pero lo bueno es que sabemos donde tenemos que mejorar".
 

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