La morosidad de los clubes de fútbol asciende a 752 millones de euros
El Gobierno acuerda un plan para saldar cuentas y acallar las acusaciones de favoritismo
Los clubes de fútbol españoles son la envidia del mundo. Pero no solo
por su juego, sus títulos o sus deslumbrantes fichajes. También por sus
deudas astronómicas y la comprensión de la que disfrutan por las
distintas Administraciones para eludir sus obligaciones tributarias.
Solo a la Hacienda pública le deben 752 millones de euros, una cifra que
ha ido creciendo año a año, y que no impide que los equipos realicen
traspasos millonarios o paguen fichas estratosféricas a sus jugadores.
Y no solo le deben al fisco. La deuda acumulada de los equipos de
Primera División al conjunto de acreedores supera los 3.500 millones de
euros. Para paliar la situación, que roza lo insostenible, el Gobierno, a
través del Consejo Superior de Deportes (CSD), presenta este miércoles un plan para reducir, hasta eliminarla en 2020, la deuda de los clubes con Hacienda.
Mientras que los contribuyentes ordinarios ante cualquier
incumplimiento tributario son sometidos a un procedimiento fulminante y
eficaz —con pago de intereses, sanción y embargo de urgencia en el peor
de los casos—, los clubes pueden convivir con esa morosidad gracias a
continuos aplazamientos de la deuda y planes especiales de saneamiento.
El CSD y la Agencia Tributaria sostienen que no hay ningún trato de
favor y que convenios similares se firman con otras empresas en
dificultades. Pero esta teoría plantea incógnitas a colectivos como los
técnicos de Hacienda, que cuestionan que se apliquen convenios sobre
previsiones nada creíbles de ingresos basados en aspectos tan aleatorios
como la marcha en las competiciones o que se clasifiquen para jugar en
Europa. “Hay una condescendencia hacia los clubes.
Para obtener un
aplazamiento a cualquier empresa se le pide que sus activos sean reales y
que tengan una viabilidad futura. Los clubes presentan garantías como
ingresos a costa de campeonatos que aún no se han celebrado”, dice el
secretario general del Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), José María Mollinedo.
Apuntando a esa teoría del favoritismo figura el hecho de que hasta
al propio Ministerio de Hacienda, que ha hecho de la persecución del
fraude de algunos famosos casos ejemplarizantes, esconde casi de manera
vergonzante la deuda y los pleitos del fútbol. Tuvo que ser una pregunta
parlamentaria de Izquierda Unida el pasado mes de marzo en el Congreso
la que destapara que la deuda total ascendía a 752 millones de los que
490 correspondían a Primera División, 184,1 a Segunda y 78,1 al resto de
categorías.
Era la primera vez desde abril de 2008 que se hacía pública
esa cifra (607 millones, también gracias a una pregunta parlamentaria),
que desde entonces ha crecido un 25%. “Tan culpables son los clubes
como Hacienda para haber llegado a esta situación”, se lamenta un
directivo de un equipo.
La Liga de Fútbol Profesional (LFP)
no facilita los datos individuales por clubes. Así que para conocer los
detalles hay que esperar a la información que estos dan en sus juntas
generales de accionistas o en su memoria de cuentas, aunque no siempre
son fiables. De los grandes clubes los que han causado un mayor agujero a
las arcas públicas son el Atlético de Madrid y el Deportivo de La
Coruña.
Los rojiblancos debían, a 30 de junio de 2011, a Hacienda 215
millones, según los últimos datos oficiales que constan en la memoria de
la temporada pasada. Una cifra que resulta escandalosa si se tiene en
cuenta que el club ingresó por traspasos 85 millones de euros (45 de
ellos por el Kun Agüero) y remuneró a su plantilla con 53 millones. Aún
así, la entidad de Miguel Ángel Gil Marín, principal accionista,
reconoce una deuda actual de 155 millones, lo que significaría que parte
del dinero de esas ventas habría ido a parar a Hacienda.
El equipo coruñés, pese a estar en Segunda División, reconoció ante
sus accionistas una deuda con el fisco de 34 millones, aunque en
realidad esa cifra podría ser casi tres veces superior (92 millones)
porque el club no presenta sus cuentas en el Registro Mercantil desde
2006. Le siguen como incumplidores Zaragoza (33 millones), Valladolid
(33), Betis (35), Osasuna (27,9), Espanyol (23,6), Sevilla (18),
Mallorca (17) y Celta (17).
Los mejores pagadores son el Real Madrid, que se apresuró a sacar
pecho cuando saltó el escándalo aclarando que no debe nada a Hacienda,
el Athletic de Bilbao, Getafe, Villareal y Sporting. En cuanto al Barça,
en sus últimas cuentas figura una deuda de 48 millones, aunque el club
ha filtrado a algunos medios que ya ha sido satisfecha. Los azulgranas
son lo que más dinero dedican a pagar a su plantilla: 257 millones de
euros.
Ramsés Pérez, vicepresidente de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado,
sostiene que no hay ningún favoritismo en el trato que se da a los
equipos de fútbol. “Negociamos con los clubes de la misma forma que con
cualquier otra empresa con problemas económicos. Ya sé que la gente
dice, bueno, ‘¿y por qué nos les embargan?’.
Y lo hacemos. Pero tenemos
que tener un equilibrio para no ahogar la capacidad de generar ingresos
de los equipos. Y acordamos aplazamientos de pago. Y eso no quiere decir
que se condone la deuda, que tienen que satisfacer con sus
correspondientes intereses de demora”.
Desde el otro lado de la mesa, el directivo asegura que la mayoría de
los clubes van cumpliendo el convenio acordado, que varía mucho en
obligaciones y plazos en función del club, pero que “algunos tienen
deudas verdaderamente insoportables”.
La LFP es la interlocutora principal de Hacienda, ya que gestiona los
ingresos que reciben los clubes en concepto de quinielas y traspasos.
Cuando se registra, por ejemplo, la venta de un jugador, la LFP es la
encargada de inscribir al jugador y de informar a Hacienda para que se
retengan los ingresos pactados en el convenio particular que esta ha
alcanzado con el club para sufragar su deuda. Pero los clubes no siempre
dan información fidedigna o esconden los traspasos a través de
sociedades intermedias y fondos de inversión para eludir los pagos.
Tanto la LFP como el CSD insisten en que la deuda es un problema que
se concentra en unos pocos clubes y que el 85% de ella está negociada o
aplazada, con sus correspondientes garantías. Otra parte importante, que
no cifran, está sujeta a discusión porque el club en cuestión y
Hacienda no se ponen de acuerdo sobre, por ejemplo, la retención que se
hace a un jugador y llegan a los tribunales.
A pesar de ello, tanto los clubes como el Gobierno son conscientes
del problema que supone esta deuda, no solo porque crece sin freno sino
porque afecta a la imagen de los equipos, más aún en un entorno de
crisis como el actual. Eso sin contar el agravio comparativo que se da
entre los clubes que se endeudan hasta el infinito y los que prefieren
no fichar por todo lo alto para no lastrar sus cuentas y luego sufren
por ello en el campo de juego.
Por eso la LFP, siguiendo los pasos de la UEFA, aprobó unas normas de
control financiero de los equipos el verano pasado y por eso resolver
la deuda con Hacienda se ha convertido en una prioridad para el
secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, un hombre del
fútbol, desde su llegada al cargo hace tres meses. De ese empeño, y de
lo preocupante de la crisis económica que vive el fútbol español —que va
mucho más allá de Hacienda—, viene el acuerdo que se presenta este
miércoles.
Desde el CSD no quieren adelantar los principios fundamentales de
este plan, pero sí quieren destacar que prevé “sanciones muy duras” para
aquellos clubes que no cumplan lo acordado, según fuentes del
organismo.
Fuentes conocedoras del acuerdo apuntan a que la clave está en los
futuros derechos de televisión. Los clubes pignorarán parte de esos
derechos, o lo que es lo mismo los dejarán en prenda, ante la LFP para
poder competir, de tal forma que si no cumplen con sus compromisos con
Hacienda esta podrá reclamarlos. La idea es que se empiece a aplicar en
la temporada 2014/2015.
No es la primera vez que el Gobierno sale al rescate de los clubes de
fútbol, incapaces de pagar sus deudas con la Administración. En 1985 y
1990 se recurrió a un porcentaje de la recaudación de las quinielas para
que los clubes pudieran ir liquidando su deuda, recuerda Gregorio
Martín, autor de Lo que el fútbol se llevó.
Hacienda y Fútbol, una
asignatura pendiente. En la actualidad la LFP gestiona el 10% de esa
recaudación, que lleva un par de años a la baja por la crisis, y está
obligada a destinar un tercio de esa cantidad (unos 10 millones de euros
cada año) a cumplir con los compromisos del último plan de saneamiento.
Otra manera de escapar de las garras de Hacienda es acogerse al
concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos) que permitía hasta
el momento eludir la sanción de descenso de categoría por impago a los
acreedores prevista por la ley. Para evitar esta vía de escape, el
Congreso ha aprobado recientemente una reforma de la Ley Concursal de
forma que, a partir de julio de 2012, los clubes en situación concursal
podrán descender si no atienden sus deudas.
Ahora bien, los legisladores, tal vez porque también tienen sus
equipos del alma o pensando en los de los electores, introdujeron una
cláusula para evitar la retroactividad de esta medida. Es decir, que los
clubes que actualmente están en suspensión de pagos podrán estar
tranquilos porque no se les aplicará la norma. En España 22 equipos se
han acogido a la Ley Concursal. Solo en 2011 se declararon en concurso
cuatro equipos de Primera División (Rayo, Racing, Zaragoza y Betis).
Para atajar el problema, y puesto que la mayoría de los clubes son
sociedades anónimas, bastaría derivar la responsabilidad hacia los
administradores, aunque para ello es preciso ahora declarar fallido al
club, es decir, que no tenga ningún bien embargable. Pero instar a un
club a declarar concurso de acreedores no siempre es la mejor solución
para cobrar porque se pueden plantear quitas del 85% y retrasar el cobro
de las cantidades durante varios años o, más comúnmente, renunciar a
cobrar gran parte de lo debido.
Por eso, la nueva ley general tributaria cambia ese requisito para
hacer más responsables a los administradores, como apunta Ramsés Pérez.
“Sin embargo, lo más efectivo sería que hubiera una ley que traspasara
del ámbito privado —la LFP y la Federación— al ámbito público las
sanciones contra los clubes morosos y que dejara claro que los que no
paguen desciendan o desaparezcan”.
La situación española no tiene parangón con la del resto de Europa. Y
de hecho, ya se han alzado voces como la del presidente del Bayern
Múnich, Uli Hoeness, que criticó duramente la impunidad del fútbol
español: “Para mí es el colmo, es impensable. Pagamos cientos de
millones de euros a España para que salgan de la mierda y luego los
clubes se eximen de pagar la deuda. Esto no puede ser así”, dijo poco
después de conocerse la deuda con Hacienda.
Mientras los clubes españoles se refuerzan con fichajes estelares y copan las finales de la Champions
y la Liga Europa (antigua UEFA), pese a su deuda descomunal, equipos
como el Rangers, un histórico escocés abocado a la quiebra, ha visto
como le quitaban 10 puntos y ha tenido que rebajar el salario de sus
jugadores un 75%.
Las grandes estrellas que juegan en España son trabajadores
multimillonarios de empresas casi todas en ruina. Juegan en la mejor
Liga del mundo, pero también la más morosa. En ese campeonato, siempre
cantan el alirón.
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