El alicantino vuelve a remontar y llega a octavos pese al dolor en una muñeca. - Djokovic solo cede dos juegos ante Mahut
El alicantino David Ferrer en el Abierto de Australia
Se huele la lluvia en Melbourne, y David Ferrer aguanta un chaparrón sobre la pista. Es una jornada de nubes en el cielo y en el Abierto de Australia, donde el número cinco mundial arranca 0-4 ante el argentino Juan Ignacio Chela. El Torino pega duro.
El alicantino tuerce el gesto: remonta (7-5, 6-2 y 6-1) como en segunda ronda, dolido en la muñeca derecha, donde tiene un quiste sinovial, un bulto al que le dicen ganglión, que le tiene dolorido. "Ya lo tuvo hace años", confirma Javier Piles, su técnico; "y ahora se le ha reproducido". "Se disuelve con masajes dolorosos, y al tiempo se puede volver a concentrar. En cualquier caso, estoy contento de cómo resuelve David los problemas. Está valiente y se regula muy bien, controla el umbral de pulsaciones, el corazón, para ver la jugada".
Los problemas del semifinalista de 2011 van más allá de los contrarios. Está el viento, incómodo elemento que obliga a competir entre un revolotear continuo de camisetas y pelotas. Está la muñeca, que obligó al número cinco a suspender su calentamiento del viernes. Y están los rivales, veteranos peliagudos como Chela, que vendió carísima su morena piel a los 32 años.
"Hace tres años, seguro que hubiera sido diferente. Cada año voy mejorando, por suerte", reconoció el alicantino, mudo en un encuentro que hace tiempo le hubiera visto roto en gritos. "Empecé un poco parado, nervioso, con muchas dudas, pero acabé ganando el primer set y luego fue más fácil y tuve mejores sensaciones tenísticas. Venía nervioso al partido y en el inicio no lo supe gestionar".
De remontada en remontada, Ferrer ya está en los octavos, ronda que alcanza por séptimo grande seguido y en la que le espera el francés Richard Gasquet. En esa parada se enfrentarán el domingo Feliciano López y Rafael Nadal, que ya se entrena sin esparadrapos que protejan su rodilla derecha, que aún así tiene previsto competir con un vendaje, y que aprovecha la tarde del sábado para tenderse en una camilla y recuperar pacientemente su musculatura a través de las manos de Rafaeal Maymó, su fisioterapeuta personal, y de Julián Casanova, el de la Federación española.
Nada de eso necesita el serbio Novak Djokovic, que ya está también en la cuarta ronda. Nunca en su carrera perdió tan pocos juegos (10) el número uno mundial para llegar hasta este punto. Nunca compitió tan libre de preocupaciones, ni con una sonrisa tan amplia. El viernes, ante el francés Mahut, hasta tuvo tiempo de celebraciones. "Feliz cumpleaños, espero que disfrutes esta noche", le dijo a su contrario sobre la pista. Su regalo: dos míseros juegos (6-0, 6-1 y 6-1).
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