Atlético y Athletic, con estilos contrapuestos y necesidad de consolidar sus proyectos, garantizan la gloria europea al fútbol español
Frustrada la final de la 'Champions' para el Madrid y el
Barça, al menos la gloria será para el fútbol español en la segunda
competición continental. El título de la Liga Europa, pintado de
rojiblanco antes de disputarse, está asegurado para un representante de
la clase media del mejor campeonato del mundo.
Para el Atlético o el
Athletic. Alejados en la Liga a casi medio centenar de puntos de los dos
colosos del fútbol mundial, la antigua UEFA queda en manos de dos
equipos que ya han dado el golpe con su presencia en la final pero que
precisan de este gran título para coronar sus brillantes trayectorias y
consolidar sus proyectos.
Aún tienen ambos otros objetivos, la clasificación para
la Liga de Campeones el Atlético y la Copa del Rey el Athletic, pero
esta final de la Liga Europa es la más trascendental en la historia de
los 'leones', 35 años después de la que perdieron ante la Juventus, y un
premio inesperado para los 'colchoneros', que en 2010 ya conquistaron
el trofeo y acuden con un plus de experiencia ante los novatos.
La
quinta final española en este torneo se presenta muy abierta, sin un
favorito claro, entre dos conjuntos de estilos contrapuestos que
prometen una batalla plena de intensidad, una de la virtudes de las que
presumen los equipos de Simeone y Bielsa.
Desde la llegada de Simeone, el Atlético han firmado un
pleno de victorias (ocho) para enlazar 11 triunfos consecutivos y
situarse a uno de superar el récord continental que comparte con el
Barça y el Ajax. Un reto más para este imprevisible 'Atleti' que ha
mostrado su mejor cara en Europa relanzado por el carácter de su técnico
y los goles de Falcao y Adrián.
Con Bielsa, el Athletic también ha dado
un importante salto de calidad y ya maravilló con sus exhibiciones de
fútbol frente al Manchester antes de sus lecciones de eficacia frente al
Schalke y el Sporting de Portugal.
En una cita de tanta relevancia para
un Athletic convencido de que el fútbol les debe una, la motivación y
la ilusión juegan a favor del joven bloque bilbaíno. El oficio, del
Atlético de Madrid, que ha jugado ya seis finales europeas y ha ganado
tres, aunque ninguno de los campeones de hace dos años en Hamburgo ante
el Fulham sea titular en Bucarest.
Toque y contraataque
«Las finales hay que jugarlas con la tranquilidad del
veterano y la ilusión del juvenil». La sentencia es de Radamel Falcao,
el hombre que la temporada pasada dio el título al Oporto en otro duelo
fratricida, en aquel caso portugués, y que está a un solo gol de
convertirse de nuevo en el 'pichichi' de la Liga Europa. Con 10 tantos,
está empatado con Huntelaar, con tres más que la otra referencia
ofensiva del Athletic: Fernando Llorente.
Ellos son las principales
preocupaciones de Bielsa y Simeone, los delanteros a anular en un choque
de altura en el que es de esperar que el Athletic no cambie su
filosofía de fútbol ofensivo y que el Atlético, aunque pudiera
sorprender, es previsible que prefiera aguantar y explotar su
contragolpe.
Esta es una de las armas letales de los rojiblancos, que
con Simeone han recuperado la garra y la presión. El Athletic siempre ha
presumido de casta y de acoso al rival, pero con Bielsa se ha unido al
balón y, aunque también es temible a la contra, de él se debe valer para
intentar el asalto al trono y a la élite europea.
A priori, será un duelo que opondrá el toque al
contraataque, el fútbol valiente del Athletic al presuntamente
controlador, pendiente de los espacios, del Atlético. Si los rojiblancos
decidiesen jugar de tú a tú e irse a por la victoria, como hicieron en
la ida de las semifinales en el Calderón ante el Valencia, el Estadio
Nacional de la capital rumana pudiera asistir a una batalla enorme.
En
esta ocasión, sin embargo, ya no habrá vuelta y, dado que Bielsa y los
suyos han demostrado que no tienen miedo a atacar, el Atlético se ha
preparado para contener y contragolpear. La ansiedad que suele atenazar a
quienes sientes urgencias históricas, el nerviosismo y el cansancio
también pueden marcar esta batalla.
Ambos han llegado con las pilas en
la reserva, agotados al partido definitivo, en otra jornada única para
un país que soñaba con una final de la Copa de Europa y deberá
conformarse con el segundo escalón, aunque este año es de mucho nivel.
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