MotoGP promete velocidades de hasta 360 km/h por el aumento de cilindrada y ve cómo crece la parrilla con las motos derivadas de serie
La tarde del miércoles Honda lanzaba un llamamiento a través de las
redes sociales: se buscaba paragüera. “¿Alguna chica en Catar que esté
interesada en llevarle el paraguas al campeón del mundo en la primera
carrera de 2012?”. Casey Stoner había dejado en su casa de Suiza a su
habitual acompañante en los grandes premios, su esposa Adriana, y a
Ally, su hija recién nacida.
Es toda una incógnita quién la sustituirá.
Sin embargo, la ausencia de Adriana en el paddock es el menor de los
cambios de este curso. MotoGP afronta una temporada con modificaciones
en las características técnicas de las motos y en la configuración de la
parrilla; un año de transición, donde, con suerte, aguardan pruebas más
espectaculares y con mayor igualdad.
Las máquinas vuelven a aumentar su cilindrada —los 990cc dejaron paso
a los 800cc de máxima tras la muerte de Daijiro Kato en 2003— y
alcanzan los 1.000cc; pesan siete kilos más que las del año pasado y
pueden llegar a alcanzar en recta largas velocidades que rondarán los
360km/h, una barbaridad, un exceso según algunos pilotos como Jorge
Lorenzo, que ha denunciado que no es necesario ir tan rápido para
ofrecer divertimento al público: “El espectáculo está en las curvas y un
accidente a esa velocidad podría tener consecuencias nefastas”, ha
advertido.
El espectáculo está en las curvas y un accidente a esa velocidad podría tener consecuencias nefasta" advierte Jorge Lorenzo
Estas modificaciones llegan aderezadas por otras que han ayudado a
engordar la parrilla y obligan a un cambio de mentalidad. Por vez
primera convivirán las todopoderosas motos de fábrica, las satélite
—prototipos de fábrica alquilados a equipos privados— y las llamadas CRT
—motos con motor de serie y chasis artesanal—, más baratas, más
sencillas y maleables, aunque también menos competitivas.
Si bien, hay
de todo entre las nueve CRT. Las hay que estarán a una distancia de
entre cuatro y seis segundos por vuelta de pilotos como Stoner o
Lorenzo, pero otras, como la ART del equipo Aspar, han llegado a rodar
en pretemporada en tiempos similares e incluso mejores que algunas
Ducati y Honda satélites.
Eso sí, aun en tiempos de crisis, la foto de familia incorpora tantas
caras nuevas que apenas caben en el encuadre: 21 pilotos, entre los que
figuran cuatro campeones de MotoGP —Stoner, Lorenzo, Rossi y Hayden— y
nueve en todas las categorías —además de los anteriores, Pedrosa,
Bautista, Dovizioso, Bradl y Spies (Superbikes)—. Con todo, si hay algo
que no cambia demasiado es la nómina de favoritos al título.
Descartado el nueve veces campeón, Rossi, con una Ducati que no ha
conseguido acercarse a las otras dos motos de fábrica, Honda y Yamaha
(Suzuki ya no compite), son Stoner, Lorenzo y Pedrosa los hombres que
concentran las miradas y las apuestas. Además, parece haberse esfumado
la palpable superioridad de la Honda, prácticamente inalcanzable en
2011. Aunque sin grandes cambios, de acuerdo con su filosofía
conservadora, Yamaha ha logrado ganar velocidad punta y aceleración sin
poner en peligro su gran arma: la estabilidad y el paso por curva.
De
modo que Lorenzo se ha colado este invierno, con buenos cronos y un
mejor ritmo, entre Stoner y Pedrosa.
Comprobado el éxito de Moto2, que puso en pista en 2010 motos de
600cc y cuatro tiempos, en este Mundial desaparecen las 125cc para dar
paso a Moto3. Serán motos de 250cc y cuatro tiempos, con motores con un
máximo de 12.000 revoluciones por minuto y un límite de ocho por
temporada y piloto.
Habrá cuatro fabricantes de motores y hasta 10 motos
diferentes. Tanto en Moto2 como en Moto3 son dos españoles, favoritos
al título, quienes se llevan los halagos: Marc Márquez y Maverick
Viñales.
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