martes, 3 de abril de 2012

Las noches salvajes de Willy Toledo


El actor, detenido por destrozar un bar como miembro de un piquete en la huelga general, se ha convertido en «adalid» de las causas perdidas y «pancartero» de la izquierda más radical


Marisa Paredes, Alberto San Juan y Javier Gutiérrez reciben a Willy Toledo a su salida del juzgado


Desde que presentó los Goya en 2003, la gala protagonizada por el «No a la guerra»,  Willy Toledo se ha convertido en el «adalid» de las causas perdidas; No hay manifestación organizada por la izquierda en la que el actor no vaya en la cabecera. Pero el 29 de marzo, el protagonista de «Crimen ferpecto» mostró su verdadera cara. 

Era media noche, sólo hacía media hora que había comenzado oficialmente la huelga general organizada por los sindicatos cuando Toledo, acompañado de unas 15 o 20 personas, asaltó el bar La colonia de San Lorenzo, en el madrileño barrio de Lavapiés. «Estaban borrachos y fumados», asegura a Rafael Contreras, el dueño del local, aún sobrecogido por los incidentes. «Dijeron que eran un piquete informativo y me increparon por tener el negocio abierto. 

También empezaron a insultar a los clientes», añade el empresario, que apenas dos horas después ya había puesto una denuncia en la comisaría de Arganzuela.

A pesar de que él les dijo que iba a cerrar ya y les suplicó que no causaran daños en el establecimiento, hicieron caso omiso a sus palabras: «Cogieron el extintor y lo abrieron disparando hacia los clientes y hacia mí hasta que lo vaciaron por completo». No contentos con eso, «tiraron sillas, mesas y empezaron a lanzar botellines de cerveza contra la barra sin preocuparse de si pasaba alguien por delante», añadió el propietario.


Durante el incidente, Willy Toledo decidió ejercer el papel de protagonista de esta «película de acción» y, según varios testigos, se dedicó a alentar a sus compañeros y destrozar el mobiliario mientras insultaban a todo el que estaba en el bar, clientes incluídos. 

En el local había unas cinco o seis personas que, asustadas, se fueron sin pagar sus consumiciones. «Menos mal que la gente que estaba sentada en la barra era pacífica y no se enzarzaron en una pelea, si no, se podría haber liado algo muy gordo, incluso podría haber heridos», relata Rafael que trató en todo momento calmar a los agresivos piquetes, mientras Toledo y sus secuaces continuaban lanzando objetos, haciendo pintadas en la fachada y golpeando las persianas.

Cuando decidieron que ya habían cumplido con su «misión» se marcharon. A los pocos minutos aparecieron unos agentes de paisano que, al ver lo que había sucedido en el local, sugirieron a Rafael que denunciara.


Denuncia del altercado


En el atestado se acusa a Willy Toledo de «agredir a los presentes» y «alentar a las masas a causar destrozos». Incluso declara que «comenzaron a hacer hogueras con los servilleteros». El propietario ya ha calculado que el importe de los desperfectos asciende a 1.000 euros. «Me parece muy bien que quisieran hacer huelga, yo lo respeto, pero que me respeten ellos a mí. 

Yo soy un trabajador, este bar lo levanté hace tres meses yo solo», se lamenta. Asimismo, quiso aclarar a este periódico que él no tiene «nada personal en contra de Willy Toledo», y que denunciaría a cualquiera que perjudicase su negocio. «En este caso ha coincidido que ha sido él, pero haría lo mismo con alguien que no fuese conocido».

 Toledo desmiente los hechos


La noticia salió a la luz rápidamente. En las redes sociales fue uno de los temas más comentados junto con lo que sucedía durante la huelga, aunque en un principio se dio la versión de que Willy Toledo había sido detenido y no denunciado.

Por su parte, el actor se preocupó de desmentir públicamente esas informaciones asegurando que él no había sido «ni detenido ni denunciado», que no había estado en ningún bar de Lavapiés y que sólo había ejercido de piquete informativo en unos estudios de televisión de las afueras de Madrid, en donde estuvo todo el día hasta que se unió a la manifestación organizada por la tarde. 


Sus palabras fueron respaldadas por el Sindicato de Actores, que llegó a emitir un comunicado de Prensa para aclarar lo sucedido. Sin embargo, las primeras versiones de la noticia se corroboraron  al final de la jornada. Sobre las once de la noche del jueves, cuando todavía no habían pasado ni 24 horas desde los destrozos del bar de Lavapiés, la Policía se desplazó hasta el domicilio del actor y lo arrestó. 

Willy Toledo pasó la noche en dependencias de la Brigada Provincial de Información de la Comisaría de Moratalaz, en Madrid, y el viernes por la mañana prestó declaración ante el Juzgado de Instrucción número 4 de Plaza de Castilla, cuyo titular, Marcelino Sexmero, tuvo ayer trabajo tomando declaración a 15 personas, entre ellas el actor. A Toledo se le atribuían, al menos, los delitos de atentado y resistencia contra la autoridad.


«Alfombra roja» en los juzgados de plaza de Castilla


La Policía fue a su casa de Carabanchel sobre las 23 horas del 29 de marzo y allí le encontró. Se lo llevaron detenido y, tras pasar una noche en los calabozos de la comisaría de Moratalaz, por la mañana le trasladaron a la sede judicial.

 Tras declarar ante el juez de guardia en Plaza de Castilla por los destrozos causados en el bar de Lavapiés, Willy Toledo quedó en libertad provisional sin fianza y sin medidas cautelares, aunque a la espera de juicio por delito contra los trabajadores, daños y atentado contra la autoridad. 

A su salida de los juzgados de Plaza de Castilla, Toledo fue recibido por sus compañeros de profesión como si fuera un ídolo de masas. En la puerta le esperaban, entre otros, Marisa Paredes, Juan Diego Botto, Alberto San Juan y Javier Gutiérrez, que le abrazaron y aplaudieron. 

Estos actores también suelen ser cabezas visibles en multitud de manifestaciones y protestas. Pero en su última «hazaña», no le acompañaba ningún otro artista «de la ceja» conocido. Sin embargo, el defensor de los «débiles» y las «causas injustas» no dudó, en el inicio de la huelga general, en arremeter contra el dueño de un pequeño bar de Lavapiés. 

El propietario, de nacionalidad peruana, asegura en la denuncia que el grupo de 15 o 20 personas que entraron en su bar cuando él trataba de cerrarlo le insultó: «Eres un empresario de mierda», «O cierras o te vamos a dar», le espetaron. Hicieron pintadas, rompieron la vajilla, utilizaron el extintor contra los clientes y hasta quemaron servilleteros, según la denuncia.

 
EL PIJOFLAUTA DE «BEVERLY URGEL»

 
Cuando no está en ninguna manifestación, Willy Toledo se refugia en su casa de «La colonia del Tercio», en Carabanchel. Un barrio humilde al que también llaman irónicamente «Beverly Urgel», ya que hay varios personajes famosos que viven en esa zona.

 Las viviendas son de dos plantas, cada una mide unos 60 metros cuadrados aproximadamente, tienen un patio privado y están valoradas en unos 300.000 euros. Es habitual verle por los bares del vecindario, comprando tabaco o charlando con amigos en el parque del Merino. 

Los que viven cerca aseguran que hace «mucha vida de barrio», incluso presentó su libro «Razones para la rebeldía» en la Casa del Barrio de Carabanchel. Su padre, José Toledo, fue uno de los médicos pioneros en cirugía torácica en España y los vecinos del barrio de Alonso Martínez, donde vivían, describen a su madre como una mujer «muy elegante». 

Además, Willy Toledo estudió en el Colegio Estilo, situado en El Viso, una de las zonas más elitistas de Madrid, donde se imparte un sistema educativo inspirado en la Institución Libre de Enseñanza, en el que se hace un seguimiento individual a cada alumno y donde no se utilizan libros de texto. Numerosos intelectuales, artistas y escritores matriculan a sus hijos en este colegio.

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