Simão y Quaresma encarnan el peligro del Besiktas ante el Atlético
Apenas un año después de su salida forzada del Atlético, Simão regresa al Calderón con el Besiktas (19.00, Canal+). Fue traspasado en enero de 2011 a pesar de la opinión contraria de Quique Flores, entrenador rojiblanco por entonces, que nunca aceptó a Juanfran como su relevo. Puede que esta noche se midan las caras el extremo que se fue con el ahora lateral reconvertido.
La hinchada rojiblanca recuerda más a Simão por varios goles decisivos de falta que por su regularidad. Incluso alguno no olvida que llegó a brindar por la décima Copa de Europa del Madrid junto a Pepe y Marcelo. Para Simão son ya 32 años y una carrera con menos lustre de lo que se podía imaginar cuando en 1999 fichó por el Barça procedente del Sporting Lisboa. Titular indiscutible, 29 partidos y cuatro goles en el presente ejercicio, su vuelta al Manzanares es uno de los atractivos de esta noche.
Del mismo club lisboeta salió Quaresma cuando en 2004 también intentó la aventura del Camp Nou. Hay pocos equipos en Europa que puedan presumir de haber fabricado un ramillete de extremos tan selecto en las tres últimas décadas: Futre, Figo, Cristiano y Nani también salieron de la escuela del José Alvalade.
A sus 28 años, Quaresma tampoco ha alcanzado las cuotas que sus condiciones apuntaban. Como Simão, fracasó en el Barça. Si el primero rehízo su carrera en el Benfica, el segundo lo hizo en el Oporto. Hubo un momento en el que parecía que Quaresma rompería definitivamente como uno de los mejores jugadores del continente.
En el curso 07-08 llenó los ojos de los aficionados del Oporto de rabonas y de esa característica tan suya: el centro al área desde la izquierda golpeando el balón con el exterior. Al final de ese curso, muy revalorizado, Mourinho, con el que comparte representante (Jorge Mendes), se lo llevó al Inter. Con un carácter especial, Quaresma es de esos futbolistas-orquídea que necesita un ecosistema grupal a su medida para expresar todo su talento.
Su relación con Mou fue tortuosa, según reveló Quaresma en un diario luso: “En el Inter perdí la alegría, la autoestima para jugar al fútbol. Desde un principio me di cuenta de que estaba en el Inter solo porque me quería Mourinho, nadie más. Entonces, de repente, dejé de jugar. Lo admito, no estaba en buena forma. Vi los vídeos y no me reconocía. Pero si un entrenador te va a buscar para que fiches por su equipo y luego no te ayuda cuando más lo necesitas…”.
Su curso está siendo más que aceptable. Su entrenador, el también portugués Carlos Carvalhal, le ha hecho sentirse importante de nuevo. Ha recuperado su gen de encarador puro: es el segundo jugador de la Liga Europa que más faltas provoca, 25, superado por Alan, del Braga.
La hinchada rojiblanca recuerda más a Simão por varios goles decisivos de falta que por su regularidad. Incluso alguno no olvida que llegó a brindar por la décima Copa de Europa del Madrid junto a Pepe y Marcelo. Para Simão son ya 32 años y una carrera con menos lustre de lo que se podía imaginar cuando en 1999 fichó por el Barça procedente del Sporting Lisboa. Titular indiscutible, 29 partidos y cuatro goles en el presente ejercicio, su vuelta al Manzanares es uno de los atractivos de esta noche.
Del mismo club lisboeta salió Quaresma cuando en 2004 también intentó la aventura del Camp Nou. Hay pocos equipos en Europa que puedan presumir de haber fabricado un ramillete de extremos tan selecto en las tres últimas décadas: Futre, Figo, Cristiano y Nani también salieron de la escuela del José Alvalade.
A sus 28 años, Quaresma tampoco ha alcanzado las cuotas que sus condiciones apuntaban. Como Simão, fracasó en el Barça. Si el primero rehízo su carrera en el Benfica, el segundo lo hizo en el Oporto. Hubo un momento en el que parecía que Quaresma rompería definitivamente como uno de los mejores jugadores del continente.
En el curso 07-08 llenó los ojos de los aficionados del Oporto de rabonas y de esa característica tan suya: el centro al área desde la izquierda golpeando el balón con el exterior. Al final de ese curso, muy revalorizado, Mourinho, con el que comparte representante (Jorge Mendes), se lo llevó al Inter. Con un carácter especial, Quaresma es de esos futbolistas-orquídea que necesita un ecosistema grupal a su medida para expresar todo su talento.
Su relación con Mou fue tortuosa, según reveló Quaresma en un diario luso: “En el Inter perdí la alegría, la autoestima para jugar al fútbol. Desde un principio me di cuenta de que estaba en el Inter solo porque me quería Mourinho, nadie más. Entonces, de repente, dejé de jugar. Lo admito, no estaba en buena forma. Vi los vídeos y no me reconocía. Pero si un entrenador te va a buscar para que fiches por su equipo y luego no te ayuda cuando más lo necesitas…”.
Su curso está siendo más que aceptable. Su entrenador, el también portugués Carlos Carvalhal, le ha hecho sentirse importante de nuevo. Ha recuperado su gen de encarador puro: es el segundo jugador de la Liga Europa que más faltas provoca, 25, superado por Alan, del Braga.
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