lunes, 30 de enero de 2012

SAHEL._ 1 millón de niños pueden morir de hambre en primavera


Actuar ahora puede evitar una catástrofe


Un millón de niños pueden sufrir desnutrición severa, el estadio más cercano a la muerte. Más de 10 millones de personas están agotando sus reservas de alimentos. Se estiman 2,6 millones de casos de desnutrición aguda. Estas son las previsiones para los próximos meses en Níger, Malí, Mauritania, Burkina Faso y Chad. Todos los indicadores de los sistemas de alerta temprana están en rojo: déficit de pastos y de cosechas, precios de los cereales entre un 60% y un 85% más altos que en los últimos 5 años, miles de familias agotando sus reservas de alimentos antes de marzo.

Comienza una carrera contra el reloj: Acción contra el Hambre ha puesto ya en marcha un programa para mitigar los efectos de la crisis y hace un llamamiento a la comunidad internacional, especialmente los donantes internacionales, a actuar antes de de que sea demasiado tarde

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Esta es, otra vez, una crisis anunciada. Los sistemas de alerta que siguen el registro pluviométrico, el estado de las cosechas la biomasa disponible para pastos y los precios de los alimentos en los mercados locales, entre otros, no se equivocan: este año el hunger gap (periodo entre dos cosechas) que habitualmente se produce en la región entre julio y octubre va a adelantarse a marzo.

Esto quiere decir que entre 5 y 7 millones de familias habrán agotado sus reservas de alimentos y sus mecanismos de supervivencia antes de la próxima cosecha, en octubre. "Aunque la cosecha de 2011 no ha sido catastrófica, después de la sequía de 2005 no ha habido dos años seguidos de cosechas óptimas. Muchos de los hogares más vulnerables están todavía extremadamente debilitados por la situación de hace seis años y no tienen posibilidades de afrontar el menor choque", explica desde Dakar Patricia Hoorelbeke, representante de Acción contra el Hambre en África Occidental.

Niños menores de cinco años y embarazadas, los más vulnerables


Esta crisis, que afecta ya a más de 10 millones de personas, recaerá especialmente sobre los niños menores de cinco años, madres embarazadas y madres en periodo de lactancia. Su situación nutricional, ya extremadamente degradada en la región, corre el riesgo de empeorar en los próximos meses si no se actúa a tiempo. Muchas personas han reducido ya el número de comidas diarias.

Cosechas, mercados, remesas y una agricultura familiar de subsistencia, están en la base del problema. Los países de Sahel están entre los más pobres del mundo y a la cola del índice de desarrollo humano. Todos los años se produce un periodo crítico, conocido como hunger gap, entre julio y octubre, cuando se han agotado las reservas de la primera cosecha y aún no se ha recogido la segunda. Este año, el hunger gap empezará mucho antes, en marzo.

"No es solo el déficit de lluvias, cultivos y pastos. La imposibilidad de los agricultores de subsistencia de almacenar sus productos les obliga a venderlos a precios irrisorios tras la cosecha y a tener que comprarlos meses después pagando hasta cuatro veces más

A esto se unen factores comerciales de exportación y reexportación marcadas por el cambio de divisas, como es el caso de los cereales comprados a Níger por Nigeria y luego reexportados. Además este año, unos 200.000 emigrantes en Libia y Costa de Marfil han dejado de enviar remesas y han tenido que volver a sus hogares. 

Finalmente hay que añadir los recientes episodios de violencia en Nigeria y el cierre de fronteras", explica Rafael de Prado, responsable geográfico de Acción contra el Hambre para África.

Las diferencias con Cuerno de África son todavía grandes: no se trata de una hambruna y las bolsas de desnutrición están mucho menos dispersas en la región de Sahel, pero no se puede perder tiempo.

Las intervenciones que den a los afectados capacidad para acceder al mercado, las transferencias monetarias, los programas de dinero por trabajo o la distribución de raciones de protección a familias con niños con desnutrición aguda, pueden reducir enormemente el alcance de la crisis. "Es inaceptable saber lo que va a pasar y esperar hasta que se declare la emergencia o esto salga en los medios para actuar. Actuar ahora no solo va a salvar muchas más vidas, va a costar también mucho menos dinero que un despliegue de emergencia", asegura el Director General de la ONG, Olivier Longué.

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