domingo, 22 de enero de 2012

La cultura china despide el año del conejo y recibe con alegría el del dragón

  • Este lunes comienza el Año del Dragón, símbolo de prosperidad
  • Aunque también trae temor, los astrólogos vaticinan que no será conflictivo



Actores y bailarines participan en la danza del dragón durante la celebración del Año Nuevo chino en un parque en Pekín (China). La cultura china se despide este domingo (22 de enero) del Año del Conejo e inicia el lunes, el Año del Dragón.



La cultura china se despide este domingo del Año del Conejo e inicia este lunes, el Año del Dragón, el más esperado y temido de los 12 animales que forman su calendario lunar, ocasión que reúne a la mayoría de las familias en la fiesta más celebrada en Oriente.

En los días previos, los chinos siguieron la costumbre de limpiar sus casas de suciedad y "malos espíritus" y decorarlas con adornos alusivos al animal que honrarán durante todo el año, y que en 2012 será el dragón, símbolo de la figura del emperador que inspira mucho respeto a los chinos.

Se dice que los nacidos bajo este signo son personas de mucha energía, coraje, entusiastas e innovadores: famosos dragones son Beethoven, Bill Gates, Paul McCartney o el "dragón de las artes marciales" Bruce Lee.


Un buen año para hacer reformas, progresos y cambios



Según los astrólogos orientales, el año del dragón no será tan conflictivo como 2011, y, en cambio, será una buena época para hacer reformas, progresos y cambios.

Será beneficioso para el medio ambiente, porque está compuesto de agua y tierra. Es un año recomendable para casarse y tener hijos, o para iniciar cualquier actividad nueva, ya que el dragón siempre trae suerte y felicidad, según los chinos.

Un año para casarse y tener hijos e iniciar cualquier actividad nueva

Sin embargo, por esa misma composición de agua y tierra, los adivinos también predicen que en él habrá desastres naturales, como terremotos e inundaciones.

Fiesta llena de rituales


Algunos de los peores terremotos han sido precisamente en años del dragón, como el de Alaska de 1964 o el que en 1976 causó la muerte de 250.000 personas en la ciudad china de Tangshan.

Por todo ello los chinos, que muchas veces se autodenominan "herederos del dragón", esperan el nuevo año con una mezcla de ilusión pero también con cautela.

La ilusión se une a la cautela

Como cada año, la fiesta más importante en China origina el desplazamiento de cientos de millones de chinos que acostumbran a reunirse con su familia: desde el 8 de enero hasta el 16 de febrero, se calcula que en el país habrá más de 3.160 millones de desplazamientos.

La fiesta está rodeada de muchos rituales, especialmente en la mesa, donde se recibe el año con una cena que suele ser un banquete de mariscos, jiaozi (raviolis, que representan los buenos deseos), y yuanxiao (bolas dulces de masa de arroz rellenas con sésamo, nueces o frijoles, que simbolizan la reunión familiar).

El día del Año Nuevo da comienzo a dos semanas de festejos (la llamada Fiesta de la Primavera), que terminarán con el Festival de las Linternas, celebración con cantos, bailes y espectáculos de faroles que este año cae el 6 de febrero.

Presión para los jóvenes que no han encontrado novia


No todos disfrutan plenamente de la fiesta: es el caso de muchos jóvenes que regresan a sus casas en otras provincias y que van a sufrir la presión de sus padres por no haber encontrado todavía marido o esposa.

El matrimonio es uno de los temas centrales de las comidas festivas, y según cuentan los medios, está de moda "alquilar" novios o pareja para llevarlos a la casa familiar.


El fenómeno es ya tan popular en China que muchas páginas de internet ofrecen falsos novios para las fiestas como premio por ciertas compras o participación en promociones.

La tercera edad va a sentir los efectos de la cambiante sociedad china y así muchos ancianos, que antes eran el centro de las fiestas familiares, viven ahora solos en casa o en asilos.

También son muchos los hijos de padres inmigrantes que pasan estas fechas con sus abuelos y no con sus progenitores, que emigraron a la ciudad o a otro país y no pueden reunirse con ellos.

Pasa por ejemplo en pueblos rurales como Guantou, donde más de 40.000 de sus habitantes emigraron al extranjero, por lo que más de 2.000 familias están formadas sólo por niños pequeños y sus abuelos.

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